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13 noviembre, 2018

La escena joven porteña

La escena joven porteña
Entrevista a Santiago Gasquet y Rafael Equivocado, directores de Espacio Piedras.
Por Guadalupe Creche


Piedras es un espacio dedicado al arte contemporáneo dirigido por los artistas Santiago Gasquet y Rafael Equivocado. Ubicado en el barrio de Once en un histórico palacio de principios del siglo XX en una zona de
caótica oferta comercial habitada por grandes corrientes migratorias que contagian con su ritmo y color al cuarto piso en el que también viven.

¿De dónde viene Piedras?

Piedras comenzó siendo una prueba, una instancia de un solo día. Nos ofrecieron un lugar para hacer «algo» y nosotros pensamos que ese «algo» podía ser una muestra.

Se trataba de un local desocupado que había funcionado como la galería de arte de su dueña, una señora con residencia en Montevideo, con vidriera a la calle en Piedras 182.

En aquel momento la forma de sostén económico de muchos espacios auto gestivos era un método desgastante pero eficaz: una barra con venta de alcohol para generar plata que costee el evento y que deje un porcentaje al espacio, y este fue el modo de financiamiento durante el primer año.

¿Cómo fue la primera experiencia?

Hicimos la primera fecha en mayo de 2014 coincidiendo con Arteba. Una muestra de más de 15 artistxs en la planta alta y una fiesta en el sótano en la que tocó Voley*.

Las primeras ediciones duraban un solo día. Una vez al mes las llamadas fiestas «discoteca», y cada mes o mes y medio una muestra de arte que también era con fiesta. Sucedieron así PIEDRAS VOL I., II., y III., muestras en las que invitaban a artistas que les gustaban, algo muy del vínculo y del circuito del arte, regirse por la afinidad. Las intenciones giraban en torno a acercar artistas de mediana carrera, artistas reconocidos y artistas desconocidos o que no se dedicaran al arte. Pasaron por ahí Delia Cancela, Ana Gallardo, los artistas de Mundo Dios y otrxs menos conocidos.


¿Qué sucedía en ese momento en el circuito de espacios independientes?
¿Cómo fue que Piedras pasó de ser una muestra a ser un proyecto de arte?

Sucedió todo tan rápido que lo fuimos pensando en el camino. Habían cerrado espacios como Forest, las Sin Futuro habían dejado de hacer fiestas, Isla Flotante Ya no existía Belleza y Felicidad. Había bajado la efervescencia del Patio del Liceo. Fue una aparición oportuna porque no había lugares de encuentro que fuesen gestionados por artistas.

¿Cómo invitaban a lxs artistas? ¿Había dinero de por medio?

Desde el principio les propusimos pensar en hacer algo que no fuera lo que estaban acostumbrados a hacer, quizás una obra que al verla no se sepa inmediatamente de quién es, una prueba o un ensayo. No teníamos intención comercial y mucho menos dinero. No se nos pasaba por la cabeza vender una obra. No funcionábamos como vendedores ni éramos un nexo, no nos vinculábamos con coleccionistas. Nosotros hacíamos desfiles, fiestas, propiciábamos el encuentro para vjs, djs, poetas y músicos.

La escena local colmada por el auge de salones, becas, programas de formación de artistas y demás ideas de la profesionalización que contribuyeron a la burocratización del arte, encontraba a Piedras en un hábitat doméstico y vincular que siguiendo esta corriente a fines de ese mismo año armó su carpeta y se presentó a Arteba 2015.

¿Cómo fue esta primera participación? ¿Esto los perfiló como galería?

No teníamos la intención de aplicar, pero a Santi le ofrecieron participar y en cuanto nos pusimos a trabajar en ello nos dimos cuenta que preferíamos hacerlo nosotros para nosotros. Pero no nos convertimos en galería, aunque en la feria vendimos obras. Continuamos con el proyecto ya sin el espacio físico y sin casa. La cosa no estaba fácil y tuvimos que enfrentar un juicio a causa de las fiestas que hacíamos. La dueña falleció de muerte súbita y nosotros decidimos que buscaríamos un lugar en el que pudiéramos vivir y trabajar a la vez.

¿Cómo definirían Piedras hoy?

Como un espacio de intercambios y proyectos dirigido por artistas. Nuestra pata de galería es importante y la hacemos con seriedad y absoluta conciencia. Nosotros nos estamos definiendo aún. Desde nuestro statement, nuestras intenciones y nuestra historia reciente. Cada vez que trabajamos con una persona nueva también nos redefinimos y eso aporta una mirada que contagia al resto. Redefinirse implica estar alerta al deseo y ser permeables. Este año tuvimos una seguidilla de incorporaciones que de algo hablan: Liv Schulman, Clara Esborraz y Carla Grunauer.

¿Cómo se llevan con la situación comercial de las obras?

En las muestras muy difícilmente vendemos. No pensamos las exposiciones en relación a la venta. Conservan esa situación arriesgada que traemos desde el inicio. A la venta de obra la hacemos con otro trabajo paralelo que escapa de lo que hacemos para las exposiciones.

¿Qué pasa con los espacios ahora?

Sentimos que hay un foco en espacios como el nuestro que incluyen lo doméstico, la auto gestión, que se corren del lugar dominante y poderoso. La crítica, lxs curadores y el coleccionismo miran estos espacios. Hay algo sucediendo que es una otra escena.

* Voley. Banda musical integrada por lxs artistxs visuales Mariano Ullúa, Ernesto Ballesteros, Nahuel Aguero y Mariana Pellejero.