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Lo desierto

Por Nadia Paz

Lo desierto
Contemplaciones de un espacio cargado de historia

Cuando miramos nuestro suelo, ¿Pensamos en su pasado? Es la pregunta que se hace Pablo Cabado a través de su investigación en la Patagonia Argentina, que concluyó con una muestra fotográfica en Fola y la edición de un libro.

La vorágine del mundo contemporáneo muchas veces hace olvidarnos que nuestro paso por la Tierra no sólo es transitorio sino que el suelo que habitamos tiene una historia propia, una que es mucho más larga y compleja de lo que solemos imaginar. Las fotografías de Pablo Cabado que forman parte de su muestra individual «Desierto», expuestas en Fola (Fototeca Latinoamericana – Salas 2 y 3 – Godoy Cruz 2626), nos recuerdan aquella inmensidad. Nos trasladan a los inicios de la vida, de una que no es nuestra, para poner a prueba el propio presente.

Detrás de las imágenes, hay historia. Detrás de la historia, investigación. En el año 2008, una noticia llamó la atención del artista. Un peón de campo llamado Aurelio Hernández, quien estaba en la búsqueda de una oveja (una de sus actividades habituales de su trabajo), tropieza con un objeto gigante que se asomaba debajo de la tierra. Se trataba de un fémur gigante. Aurelio le cuenta a sus patrones Alba y Oscar Mayo, dueños de la estancia de 12.800 hectáreas ubicada en el Paraje El Sombrero, a 200 kilómetros de Trelew, Provincia de Chubut, acerca del hallazgo, lo que resulta ser la punta del iceberg de un hecho histórico. A raíz de la noticia, Científicos del Museo Paleontológico de Trelew comienzan una prolongada exploración en el lugar, realizando excavaciones y habitando por largo tiempo ese suelo de meseta casi desértico, alejado de toda civilización humana. Como resultado de las investigaciones, debajo de esa tierra, encontraron uno de los yacimientos fósiles más grandes de la historia y junto a él, se produce el hallazgo del dinosaurio herbívoro más grande del mundo, de alrededor de 70 toneladas de peso, que habitó la Patagonia hace 100 millones de años, en el período Cretácico Tardío.

 

Esta noticia, impacta al artista, quien decide emprender viaje, cámara en mano, hacia esas tierras para registrar el paisaje entre los años 2014 y 2017. Si bien se trata de suelos desérticos, la impronta del autor quedó reflejada en las reproducciones. Pablo Cabado, asistió reiteradas veces al lugar para realizar las tomas fotográficas, que fueron hechas en una cámara analógica que funciona a través de placas individuales de 8 x 10 pulgadas. Todo el material fue tomado en blanco y negro, en días nublados, lo que enriqueció la versatilidad de los valores en la escala de grises de cada imagen, volviéndola única y distintiva.

Además de las imágenes exhibidas, el proyecto se compone de la edición de un libro fotográfico de gran formato (Desierto. Principio y Fin) editado por la editorial Fotogramas, que incluye textos del historiador Diego Castelfranco y el diseño de Ricardo Báez.

Pablo Cabado reflexiona acerca del prolongado tiempo de vida que tiene la Tierra que habitamos y sobre la ínfima parte que el hombre ocupa en esa inacabada extensión. «Si ahora los hombres reinan la Tierra, aunque bien pueda cuestionárselo, lo que resulta seguro es la extraordinaria brevedad de ese reinado», afirma Diego Castelfranco.

Para Cabado, ese paisaje que al parecer se encuentra desolado desde los orígenes, esconde sobre su suelo otra realidad, que ya no forma parte de la actual pero que no por ello, no ha existido anteriormente. En términos antropológicos, su trabajo nos corre de la mirada antropocéntrica que se caracteriza por observar todo aquello que nos rodea en relación a la medida de los seres humanos, y abre una nueva puerta hacia el universo.

Si bien los niveles de desarrollo alcanzados por el hombre parecen provenir de larga data, lo cierto es que su presencia en este mundo tan sólo representa unos cuantos parpadeos en la historia del cosmos. «Algunos autores grafican la historia del universo, inaprehensible, traduciéndola al equivalente de un año solar. En este calendario cósmico, que se inició con el Big Bang hace unos 13.978 millones de años, toda la historia de los humanos modernos se concentra apenas en los últimos ocho minutos del último día. La historia escrita de la humanidad ocupa un espacio aún muchísimo más pequeño: los quince segundos finales del 31 de diciembre», afirma Castelfranco en el libro.

En este sentido, los paisajes fotográficos de Cabado van al encuentro con el vacío. No solamente en el desierto del ambiente representado sino con la soledad a la que se enfrenta el espectador cuando los observa. Una soledad que va mucho más allá de la desolación, la aridez y el aislamiento del terreno en sí mismo. Aquí se trata de una soledad más profunda que tiene que ver con la imposibilidad de entendimiento sobre los orígenes del universo, sobre una conciencia que no alcanza, sobre un desierto que habita en nuestro cuerpo desde que tenemos uso de razón y que nos acompañará toda la vida. Ubicar nuestra pequeñez como raza en la inmensidad del universo y comparar nuestro tamaño con el de los dinosaurios, antiguos habitantes de la Tierra, puede ser una invitación a reflexionar sobre la historia pasada para valorar el presente y preservar el futuro más próximo.

La muestra estará abierta hasta el 7 de marzo y puede visitarse de jueves a martes de 12 a 20 hs, en las salas 2 y 3 de FOLA (Fototeca Latinoamericana – Godoy Cruz 2626, Palermo, CABA).