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31 octubre, 2018

Como el encuentro fortuito de una bolsa de cemento y una almohadilla cervical

Como el encuentro fortuito de una bolsa de cemento y una almohadilla cervical
Por Luciana Garcia Belbey

 

El Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires –MALBA– presenta en la sala 1 la exhibición Nubes de paso, del artista argentino radicado en Brasil Pablo Accinelli, con curaduría de Florencia Cherñajovsky. En ella se reúne una serie de obras objetuales e instalaciones configuradas con ingenio a partir de diversos ready mades. Los elementos de uso cotidiano presentados en las distintas instalaciones son muy familiares para cualquiera que los observe, pero el modo en que están emplazados provoca una muy fuerte sensación de extrañamiento. A su vez, estos utensilios son de la más variada naturaleza y cumplían originariamente las más diversas funciones. Dentro de este particular repertorio encontramos desde cartones para manzanas, un conjunto de paraguas, hasta candados y cajas de whisky.

Al bajar las escaleras para ingresar a la muestra, si miramos hacia arriba, vemos las nubes pasar a través de las estructuras vidriadas del museo. Si miramos hacia abajo a lo lejos divisamos la primera de las instalaciones de la muestra: un perímetro cuadrangular (casi perfecto) formado por cinco bolsas de cemento por lado. En cada lado descansa una pequeña almohadilla cervical de color azul. Esta yuxtaposición de realidades inconexas nos hace pensar en la colisión de sentidos que se genera al reflexionar sobre la función y materialidad de cada uno de los elementos que la componen, su dureza y suavidad, su peso y levedad respectivamente. Un objeto es creado para el descanso, el otro, un material de construcción. En cierto sentido esta pieza funciona a modo de prólogo, el resto del recorrido depara sensaciones y reflexiones similares.

La minuciosa puesta en escena se logra a través del empleo de recursos y estrategias propios del lenguaje del arte minimal y post minimal. La serialidad y los módulos de ordenamiento de intervalos predecibles funcionan como sintaxis que generan un orden al interior de cada pieza, a la vez que dan cohesión al conjunto y lo convierten en una especie de sistema en donde todo se conecta entre sí. Asimismo, la presencia de la retícula, que, al igual que los objetos que ordena, también tiene status de ready made, ya que es el modo propio de organizar y exhibir mercancías, y que redunda en la asociación con el mundo de la producción en serie y el consumo masivo. Por último, la alternancia y la repetición de elementos aportan ritmo, que se evidencia, por ejemplo, en las cinco cadenas formadas con clips que cuelgan del techo y rozan el piso. Cada una de ellas tiene un candado con su llave insertado a distintas alturas y, al mirar a todas desde lejos, nuestros ojos van saltando de candado en candado, que es el elemento de irrupción.

Por otro lado, en toda la muestra opera una especie de lógica binaria, ya que la mayoría de las piezas se presentan de a pares, pero, a su vez, juegan con la idea de lo no idéntico. A modo de eje de simetría axial, en el centro de la pared se imponen dos estructuras cuadrangulares en espejo que contienen el abecedario que actúa, además, en una dimensión visual. A la mayoría de las letras les falta alguna parte, lo que nos invita a jugar, al poder leer a pesar de la falta. Además, ese vacío genera espacios diagonales en blanco que forman diseños y patrones, propios de la abstracción geométrica. A partir de este centro, se presentan naipes, azules y rojos, a cada lado respectivamente, contenidos en pequeños escaparates reticulares; dos pares de plumeros amurados a la pared con sujetadores iguales pero con distinta cantidad de ellos; dos cilindros con barandas de escalera idénticos, con agua en su interior dialogan con dos estructuras cúbicas no idénticas entre sí. En estas se repite el contenido de cemento y agua, pero en una se acompaña con un tacho de basura circular, en la otra dos pequeñas tapitas y un caño de desagüe en el lateral.

Directamente sobre el piso encontramos un tablero de ajedrez, cuyos contendientes son candados y clips de oficina que por su morfología y estructura se asocia con la instalación de vasitos configurados a modo de grilla, en cuyos intersticios de nuevo aparecen cartas. Por último, un fratacho de madera con diseños de compás en su parte plana nos remite inevitablemente a las bolsas de cemento de la primera obra. De esta manera, nos encontramos permanentemente creando conexiones entre las piezas aquí exhibidas y como en un juego para niños, nos damos a la tarea de descubrir asociaciones y diferencias. Como afirma Simón Marchan Fiz: “El arte objetual alcanza su plenitud en sus posibilidades imaginativas y asociativas, libres de imposiciones, en el preciso momento en que el fragmento, objeto u objetos desencadenan toda una gama de procesos de acción de nuevos significados y sentidos en el marco de su banalidad aparente”[1]. En Nubes de paso estos encuentros fortuitos entre elementos tan dispares, nos permite reflexionar sobre nuestra propia cotidianeidad y el uso que le damos a ciertos objetos que nos rodean.

 

Ficha Técnica:
Pablo Accinelli. Nubes de paso
Curadora: Florencia Cherñajovsky
Sala 1, nivel -1 | Hasta el 12.11.18
De jueves a lunes de 12:00 a 20:00 hs
Miércoles de 12:00 a 21:00 hs.
Martes, cerrado.

[1] Marchán Fiz, Simón; Del arte objetual al arte del concepto, Madrid, Akal, 1986, p. 168