Por Margarita Gómez Carrasco

Dice el proverbio: «Las grandes obras las sueñan los genios locos, las ejecutan los luchadores natos y las disfrutan los felices cuerdos», tres requisitos esenciales para elegir a Jorge Sturla, creador del vaporetto argentino. Hoy, en El Gran Otro, nos reunimos con él para hablar de arte y de turismo cultural.

¿Cómo empezó Sturla Viajes?

Sturla fue fundada el 1 de mayo de 1947 por mis abuelos y tíos abuelos. Estábamos en el Delta, segunda elección de isla después del Paraná de las Palmas, en la década de 1940. El Delta era un lugar que florecía de gente por las oportunidades que le daba a los inmigrantes. En aquella época vivían cincuenta mil personas estables y hoy viven solo doce mil. Mis abuelos tenían una panadería y decidieron fundar Sturla y Cía., que era una empresa de lanchas de madera que transportaba pasajeros y hacia un recorrido como la línea 60, pero, en vez de terrestre, el recorrido era por el río. Durante cuarenta y tres años, la familia mantuvo esa línea regular de pasajeros. Con el tiempo, siguieron trabajando mis abuelos, mis tíos abuelos y mi padre. Recién en el año 1989, se vendió esa línea regular. Quedaron tan solo con dos embarcaciones, y empezaron a hacer turismo. Ahí fue cuando yo empecé a trabajar en Sturla Viajes. A mí siempre me gustó la lancha, además, soy tripulante y capitán, puedo navegar.

¿Cuál fue el detonante que marcó tu rumbo como empresario?

La frase que yo tengo de mi padre: «Vos tenés que saber

todo lo que un empleado tuyo pueda hacer en tu empresa». Esto fue una especie de «refundación» de la empresa, ya que teníamos solo dos lanchas de madera en el puerto del Tigre y solo hacíamos paseos de una hora. Entonces, mi puntapié fue «no esperemos al pasajero, vamos a buscarlo». Así fue como empezamos a buscar gente que quisiera subirse a las lanchas en escuelas, centros de jubilados, etc. El primer concepto de marketing que utilicé fue llamar a la empresa Sturla-Empresa de navegación, ya que sonaba mucho más fuerte y la gente no sabía en qué consistían nuestros transportes. Gracias a esto, la empresa fue creciendo y pudimos sumar las embarcaciones. Hasta el día de la fecha, tenemos trece. Somos la única empresa que une la ciudad de Buenos Aires con el conurbano norte. Esto nos llevó a ser líderes en turismo. Nuestro servicio principal se llama Pro Urbana y consiste en transportar gente que trabaja en el Tigre y aledaños. A las 8 a. m., toman una de nuestras embarcaciones con todas las comodidades (calefacción, café, Wi-Fi, diario del día) y los llevamos de vuelta una vez finalizada la jornada. Este servicio vale $ 35 y es innovador ya que en la Argentina no existía este mecanismo.

¿Cuál fue tu innovación en la empresa?

Nuestro nuevo proyecto consiste en

transportar pasajeros desde Puerto Madero hasta Quilmes. Esto es ambicioso ya que a los argentinos nos enseñaron a vivir de espalda al río, pensando que el río es para arrojar desechos, pero no es para vivirlo y aprovecharlo. Por este motivo es que también hacemos paseos por la ciudad en barco y poder disfrutar una panorámica, que la gente lo empiece a conocer.

¿Diversificarán el negocio?

Nuestro negocio principal es el transporte de pasajeros, todos los demás servicios, como el bus turístico de la ciudad de Tigre, son tercerizados. Queremos estar a la vanguardia de los servicios y comodidades. Actualmente, sumamos un servicio en Tigre llamado «La isla del descanso», que son unos jardines, con un botánico, flores y mucho arte. Otro de nuestros grandes servicios es que somos la empresa de turismo numero uno con entradas vendidas a Temaikèn. Por año, llevamos a veinticinco mil chicos a este parque. Todas estas grandes ideas fueron mías y de mi padre. Esta empresa fue sumando de a poco los servicios y comodidades que hoy en día brindamos. Apuntamos mucho al turismo internacional.

¿Proyectos nuevos?

Sí, claro. A partir del 2 de septiembre de este año, duplicaremos el servicio diario ya que uno se completó.

Para más información de Sturla Viajes, visite http://www.sturlaviajes.com.ar.