«La lectura en voz alta en la educación primaria, una forma de escuchar a través del imaginario, para después hacer posible la palabra en el infante»
Por: Enrique Bonilla Navarro (Mexico)
Actualmente, México, es uno de los países en el cual la educación está muy por debajo de los niveles esperados; donde las matemáticas y el español, materias básicas para el desarrollo del pensamiento analítico y lingüístico en los alumnos, carecen de una vasta comprensión y aprovechamiento en la educación primaria y secundaria. Esto debido a que ambas materias son presentadas ante el alumno como formas tradicionales y obligatorias que forman parte de la enseñanza; dejando a un lado el deseo por aprender y la individualidad de los pupilos. Por lo tanto, la lectura y las matemáticas son vistas como algo no deseable en la formación del alumno.
En la actualidad existen diversos programas, proyectos e iniciativas para promover la lectura en la población infantil a nivel internacional, tanto en países en desarrollo como en vías de desarrollo. Programas oficiales que cuentan con estrategias de abordaje de la lectura, talleres y bibliotecas dirigidas al público infantil. Sin duda, uno de los puntos más trascendentales, es que son programas que buscan ir más allá de la institución escolar para lograr la sostenibilidad de la lectura por medio de grupos de voluntarios; una vez que los cimientos son consolidados por el ciclo del programa. Es entonces, donde el trabajo comunitario, el gusto por la lectura y el deseo de compartir y mostrar la lectura de una manera lúdica y atractiva en estos grupos de infantes, se hace presente a través de lectores voluntarios que gustan de leer en voz alta ante un público infantil. Son lectores que sin duda ofrecen una hora a la semana para crear ese puente entre el goce de la lectura y el imaginario. Básicamente, los lectores se organizan en grupo, y plácidamente comparten su gusto por la lectura a través de la labor comunitaria dentro de escuelas de educación pública primaria. Por lo tanto, se propone que el abordaje y la promoción de la lectura por medio de lectores voluntarios que leen en voz alta ante un grupo alcanza beneficios en el aprovechamiento académico de los alumnos; y a la vez suministra la oportunidad de generar hábitos de lectura y pretensión de hacerlo por voluntad y deseo propio, más que por imposición de la educación tradicional.
En primera instancia, se observa que la lectura abre las puertas al lenguaje, al discernimiento y al conocimiento a través de la palabra. Crea hábitos reflexivos, de análisis, recrea y hace gozar. La lectura abre la posibilidad de descubrir y navegar en el imaginario, sí, mediante esa palabra hablada, que entre cuentos, fábulas, relatos y narrativas; ya sean de amor, terror, ficción, suspenso o leyenda; funciona como un detonante en la psique que permite al efebo cruzar esa línea entre lo imaginario y lo real de su existencia, para, quizás, después, dejar de escuchar y hacer oír su palabra.
La lectura en el infante estimula el pensamiento, la adquisición y comprensión del lenguaje; un niño que lee, será un adulto que piensa. Sí, en primera instancia pensará, interrogándose sobre lo leído o escuchado en el texto, permitiéndose situarse en una palabra o una acción en particular, y, claro, en su reacción o respuesta; así también hasta llegar a esa identificación y gusto por aquel personaje representado en esa historia que puede salvar, cuestionar, resolver y hasta salir victorioso de situaciones amenazantes y conflictivas. Es la lectura en voz alta, una base para actuar y responder ante situaciones que en la vida del infante se presentan. Sin embargo, no sólo es una lectura en voz alta, aburrida y de corrido; sino una lectura que a través de la palabra hablada, el lector impregna en el texto una emoción representada a través del volumen, respiración y tonos de voz en la que los personajes son leídos, hablados y representados para ser vividos e imaginados por los pequeños lectores que escuchan y viven consigo esas historias que los hacen moverse, imaginar, sentir y actuar.
La relación que se establece entre lector que lee en voz alta y grupo de infantes que escucha esa lectura con goce, curiosidad y atención, es similar a la relación que se establece entre analista y paciente durante el análisis; ya que la lectura en voz alta también genera un vínculo; sí, en primera instancia, un vínculo por el placer de la lectura. Además, se observa, que la clínica se funda a través de la escucha para hacer surgir a la palabra, y la lectura en voz alta se lee para ser escuchada. Así también, las sesiones de lectura en voz alta, al igual que los encuentros entre paciente y analista durante el análisis, son de manera semanal; donde el lector y los escuchas se encuentran con una lectura nueva y con una duración de 50 minutos. Así mismo, vemos, que en el análisis, el analista ocupa ese lugar simbólico que el paciente le otorga, donde éste se mantiene para hacer posible surgir la palabra plena del paciente; para guiar la cura; donde trasladándolo a la lectura en voz alta ante un grupo, el analista vendría siendo el grupo, sí, el grupo que escucha el texto; y el texto viene siendo el paciente que a través la palabra escrita, pero hablada en voz alta por el lector deja fluir el imaginario, el síntoma de la gramática; y, finalmente, el lector, es ése puente que hace posible que esa palabra vacía en el imaginario del texto, abra la posibilidad de que al termino del discurso leído, simbolice una parte de lo escuchado, de aquello que, quizás, logró trastocar algo de lo inconciente en el infante; y no precisamente en una cura, como en el análisis, pero sí en un goce y amor por la lectura.
Principalmente, para promover la lectura en voz alta en grupos de infantes y adolescentes es importante alejarla del esquema autoritario y obligatorio donde la educación se forja. El lector viene siendo distante a cualquier figura de autoridad y amo que somete al aprendizaje, al contrario, para ser lector que lee en voz alta sólo basta saber leer, gozar por la lectura y tenerle amor, ya que la promoción de la lectura debe ir más allá de un incentivo capital. Se requiere de constancia, esfuerzo y voluntad. El perfil del lector no requiere preparación formal, edad, sexo, o estatus socioeconómico, sencillamente requiere pasión por la lectura.
¿Qué pasa durante la sesión de lectura?
Pasan muchas cosas, el grupo escucha atento, espera ansiosamente la llegada del día y la hora de la sesión de lectura en voz alta, y si existe una estrecha relación con el lector, es aún más esperada esa hora, esa lectura para el grupo. Llega el lector, presenta el libro, menciona al autor, hace una sinopsis del cuento y quizás cuestiona un poco sobre el contenido de lo que se va a leer y de lo que el grupo va a escuchar. Después empieza la lectura, que el grupo había esperado, el lector se deja fluir por las palabras y lee ante el grupo, evocando las voces y sentimientos plasmados por los personajes, el grupo escucha atento, quizás interrumpe para hacer oír su palabra, el grupo se ríe con frases del cuento, se emociona y sigue la lectura de la A a la Z; finalmente, cuando la lectura se acaba los niños comentan que fue lo que más les gustó, y quizás haya algunos que refieren su discurso a situaciones relevantes para ellos. La sesión termina con peticiones de géneros en particular y esperas ansiosas para la siguiente sesión.
En adición, la promoción de la lectura es un beneficio para el aprendizaje de la escritura, puesto que abre las puertas a ésta; principalmente, mejorando una buena ortografía y proporcionando la posibilidad de contar con un amplio, diverso y vasto lenguaje para expresarse al escribir. Porque no hay escritores que no escriban para ser leídos, ni lectores que lean sin deseo alguno de escribir para ser leídos. Básicamente, la lectura y la escritura van de la mano, y ambos proporcionan un entendimiento de la lengua y habla, en tiempos, conjugaciones y formas; pudiendo el infante ser capaz de trasladar y representar ideas concretas y abstractas a través de la palabra escrita y hablada.
En México, existen grupos de lectores que de manera autónoma se organizan y formalizan ante el sistema educativo su participación como lectores voluntarios para ingresar al sistema educativo, como grupo independiente y sin lucro alguno. Son grupos que de manera establecida llevan a cabo un programa de promoción de la lectura que busca ser reconocido por los infantes y aceptado y apoyado de manera oficial por la escuela.
Finalmente, se invita a papás, mamás, abuelitos, abuelitas, tíos, tías, hermanos, hermanas, primos, primas, vecinos, amigos, etc. a iniciar o formar parte de un grupo de lectores voluntarios de alguna escuela primaria durante un ciclo escolar; con la finalidad de fomentar la lectura entre los niños de primaria y llevarlas a cabo de manera semanal. No importa la formación académica ni la profesión, sólo basta con saber leer.
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