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15 mayo, 2014

ARTEBA 2014, Gachi Prieto Gallery – Stand E 36

La presentación de Gachi Prieto Gallery para ArteBA 2014  implica una articulación de obras  de alto valor estético y densidad crítica de los artistas argentinos Silvia Rivas, Andres Waissman, Viviana Zargón, Carolina Magnin, Maxi Rossini, Simón Altkorn, Daniel Martinez, Valeria Conte Mac Donell,y Lucia Herlitzka.

El proyecto de exhibición abre interrogantes sobre los códigos de representación e interpretación de las obras, apelando a una reflexión sobre el contexto de producción. Como eje principal trabajamos el concepto de fragilidad, vinculado sobre todo a la experiencia de la memoria. Las obras de estos artistas problematizan la idea de construcción identitaria a través de un intenso trabajo de tramas. Tramas que van desde lo puramente formal a lo conceptual y funcionan como huellas de gestos que trascienden el soporte: son imágenes que  atraviesan el papel, la tela, el metal, la resina, el vidrio y dan cuenta de forma simbólica del entramado histórico que finalmente es el que determina la construcción de la memoria. El objetivo es generar en el espectador asociaciones vivenciales concretas que conduzcan a la reflexión sobre la necesidad humana de control y su confrontación con lo inevitable.

SOBRE LOS ARTISTAS Y SU OBRA:

La ambigüedad, la doble naturaleza de las cosas, la coexistencia de opuestos y los umbrales lábiles que los separan, aparecen como constantes en la obra de Silvia Rivas. En los últimos años, el video, su sintaxis visual, le permitió hacer foco conceptual en la insistencia y el impedimento, a través de video-instalaciones, como Zumbido en la cual un par de manos interactúan con un enjambre. Acciones que van del propósito al sinsentido donde la exasperación y
 la ironía son los ejes por los cuales se desarrolla la acción. Otras veces el zumbido de una sola mosca funciona (se presiente) como una amenaza en la quietud y limpieza (blancura, pureza) de una escena que es sencillamente una naturaleza muerta. El guión se cierra con dibujos –a escalas diferentes– que muestran recorridos y dinámicas, expresiones de ritmo y velocidad: trayectos obsesivos que como un trabajo maníaco constituyen una representación gráfica de infinitos circuitos invisibles.

Andres Waissman. Su obra constituye una búsqueda filosófica y política, además de plástica: un verdadero pensamiento en imágenes que toma como punto de partida el expresionismo, para indagar luego en los signos del lenguaje y, más recientemente, en metáforas tomadas de la física que le sirven para pensar las nuevas configuraciones políticas y sociales. Con oficio de pintor, Waissman no cesa de tender vasos comunicantes entre la teoría de sistemas y las multitudes que, según la nueva teoría política, son las protagonistas de la historia de este siglo. Su permanente voluntad de movimiento y cambio les confiere un rol activo frente al entorno que las rodea. Es importante recalcar también que frente a los conflictos del mundo actual, Waissman ensaya una respuesta colectiva, comunitaria, recuperando una instancia política frecuentemente eludida en los discursos de la postmodernidad. En el mismo sentido podría comprenderse su evocación de la historia, la memoria, el relato literario o poético….

Viviana Zargón aborda un trabajo de recopilación fotográfica de espacios relacionados con el mundo fabril, objetos, puentes y estructuras ya abandonadas, no por obsoletas, sino por inactivas. Como una antropóloga que bucea en edificios, la artista  interroga la imagen y reordena la memoria desde el registro del site specific para volver a producir la condensación pictórica. Opera esa fotografía para aligerarla de fantasmas y devolverle parte de su potencia original. A mediados del año 1999 tuvo la oportunidad de visitar  el edificio de una  fábrica clausurada recientemente, donde los rastros de la producción, de los obreros y sus objetos realizados como ayuda para el trabajo (denominados por ella “objetos inútiles” a la manera Duchampiana) fueron la base de este políptico que constituye parte de la “Serie de la Industria Argentina“.

Las cosas recién desaparecidas exhalan un brillo particular, y en ese último esplendor pueden decir más sobre el presente que la obviedad de lo que nos rodea. En el mundo dominado por la imagen digital, Carolina Magnin encontró en las diapositivas, ya caídas en desuso, un tesoro singular. ¿Cómo devela la artista esa memoria acumulada y silenciosa? Escanea su pura materialidad. Si toda fotografía es una huella lumínica de aquello que estuvo frente a la cámara, el ojo táctil del escáner vuelve visibles las marcas mínimas que el tiempo ha depositado en la superficie de la diapositiva: rastros dactilares, polvo, leves rayaduras, decoloraciones… Las imágenes de Carolina Magnin emergen así como un vasto y misterioso depósito del inconsciente de una época. A menudo su obra es lo abstracto: la evocación no pasa tanto por los motivos como por las texturas de sus imágenes impresas en vidrio, soporte inédito, que trasuntan un clima y una subjetividad.

Las obras que proponemos de Maxi Rossini son dibujos de especies vegetales realizados en tinta, dispuestos en las hojas centrales de cuadernos y exhibidos en una vitrina. Este conjunto de piezas habla del tiempo, de su paso, y de cómo darle forma a ese discurrir en el dibujo. Cada ramita. Cada tallo. Cada hoja. Cada pétalo. Cada estigma. Cada filamento. Es necesario nombrar todo, absolutamente todo, Rotring en mano y minutos acumulados hasta la desmesura, para conjurar aquello que no se puede nombrar y nos apena. Luego de su paso por la escuela técnica, donde Rossini se esmeró en el diseño de planos de arquitectura y piezas mecánicas, el dibujo había quedado en el olvido hasta que reapareció como necesidad manual, como una manera de pasar el tiempo, de durar en la fabricación de una pieza única. Esa primera serie de dibujos, que ahora no se ocupaban de máquinas sino de botánica, aunque el aspecto maquinal permanecía en la actitud del dibujante, se llamó “Dibujo para no extrañar”. La naturaleza, con su espectro infinito de tejidos y recovecos, le dio a Rossini, entonces, una fuente inagotable de motivos que le permitirían durar sin la angustia de la proximidad de un límite.

Simón Altkorn. Ignoramos qué ha sucedido inmediatamente antes de la escena o qué sucederá después; aún así las fotografías de Simón Altkorn siempre reclaman al espectador la alusión potencial a una cadena narrativa que está, en sí misma, ausente. Como dispositivo real y como metáfora, el relato construye sus personajes en juegos de espejos reversibles. Altkorn ha imaginado un drama donde los acontecimientos externos se confunden con procesos psíquicos y emocionales.

Daniel Martinez  presenta una serie de objetos de bronce conteniendo fotografías iluminadas por detrás con diodos emisores de luz conectados a una fuente de alimentación.  El mundo intermedio. El Purgatorio. El Barzaj de los platónicos persas. Ese intervalo con estatus ontológico entre el mundo inteligible y el mundo físico, ¿existe sólo para los humanos? Si no es así, hay seres que esperan en un limbo fuera de las tumbas. Eso es Sudario. Especismo, racismo natural. Surgidos como de los dioramas encontrados en museos de ciencias naturales, donde adentro había una fauna disecada, de distintas especies, posando en sus entornos escenográficos. La Pampa, el  monte, el desierto. Los lugares de la Argentina de 1890. La muerte de la taxidermia es una sala de espera. Todos siguen vivos, con sus túnicas, sus objetos, para que los demás los vean estar tan apacibles. Haciendo sus comidas, cuidando de sus crías para siempre. Todas las águilas tienen las plumas y los ojos brillantes. Un purgatorio fotografiable, pero rancio nos espera cuando nos asomemos a ellos.

Valeria Conte Mac Donell en el invierno del 2011 siguiendo minuciosamente los planos arquitectónicos, tejió con hilo transparente su casa. Durante las noches la regaba y cuando salía el sol, la veía derretirse y desaparecer. Tardó 3 meses en tejer la totalidad del perímetro de su casa en un terreno familiar de 2500mts en San Martín de los Andes, Neuquén, Argentina. A esta acción performática La Conquista de lo Inútil, la acompañan dibujos y registros fotográficos y de video. En el último invierno redobló la apuesta y tejió el interior: los muebles, los cuadros, las alfombras, la chimenea…. Y a esto lo llamó El frío va a pasar.

Lucía Herlitzka pone su foco en los cuerpos obesos, donde el espacio es ocupado por una gran masa de formas orgánicas, que, como ejercicio escultórico, generan un gran deleite al ser modeladas. La contemplación del volumen y el recreo en las superficies invitan al tacto, imantan. En ellas plasma la fascinación de ver al cuerpo humano que, pasado determinado limite, comienza a adoptar formas no distantes del surrealismo. Una metamorfosis. Siendo inéditos y únicos, no existe uno igual al otro. Ese desmadre de la carne, esa hermosa explosión de volumen se convierte en creadora y generadora de inspiración, una musa para la inventiva. Y a través de la escultura, su propia forma de veneración a lo humano.

Aquí están enunciados algunos de los sueños y cantidad de proyectos superpuestos de nuestros artistas. Imaginar cómo podrían ser interpretados los índices de nuestra cultura en un futuro es un ejercicio inevitable de la conciencia crítica que proponemos abordar con este recorte a presentar en ArteBA 2014.

SOBRE LA GALERÍA:

GPG es un espacio de reflexión independiente que se proyecta como punto de encuentro para dinámicas propuestas de arte latinoamericano contemporáneo. Nace en el 2007 como una consultora para la difusión del arte argentino en el exterior, la gestión cultural y el intercambio con galerías e instituciones del continente. Trabaja con el compromiso de asumir prácticas que prioricen al artista, a la obra y a la búsqueda estética permanente.

Dentro de un proyecto curatorial de excelencia la estrategia es generar alianzas, ampliar el concepto de  galería y representar no solamente a artistas locales, sino a importantes referentes del arte contemporáneo de las provincias del interior y de otros países de Latinoamérica.

Gachi Prieto Gallery ha organizado para este año 2014 muestras institucionales como: la mega instalación de video Zumbidos de Silvia Rivas en el Museo Castagnino de Rosario (Abril/Mayo);  la muestra Abgrund de Andres Waissman en el Museo Caraffa de Córdoba (Julio) y la muestra Anima de la artista Carolina Magnin en el MAC de Salta (Septiembre).

Como plataforma para la investigación, producción, presentación y contextualización del arte contemporáneo desde perspectivas diversas,  en 2012 hemos lanzado el Proyecto PAC (Prácticas Artísticas Contemporáneas), una instancia de formación rigurosa e interactiva para artistas contemporáneos que buscan enriquecer, en el diálogo con agentes diversos y expertos, su propia práctica a través de un programa anual de encuentros de análisis, crítica y producción de arte.

Desarrollamos un ciclo de 6 muestras anuales y representamos artistas consagrados como Silvia Rivas, Andres Waissman, Samy Benmayor (Chile), Viviana Zargón, Martin Pelenur (Uruguay),  y Simón Altkorn (Uruguay), entre otros y artistas jóvenes como Carolina Magnin, Maxi Rossini, Sebastian Camacho (Colombia), Verónica Gomez, Valeria Conte Mac Donell, Lucía Herlitzka, Gustavo Gagliardo, Pedro Perelman, Maria Elisa Luna, Leo Garibotti, Marcelo Torres, Andres De Rose, entre otros.