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7 julio, 2014

El dúo Fuertes Varnerín

Por Dra. Raquel Tesone

Ariel Fuertes y Agustín Varnerín formaron hace varios años el dúo Fuertes Varnerín y son los cantantes fundadores de la Orquesta Victoria. Por estos días, se puede escuchar al dúo en el Café Vinilo todos los lunes.

Para esta ocasión, me recibieron en la casa de Agustín en el barrio de Saavedra. Al llegar, estaban terminando de ensayar y ambos dejaron sus guitarras a un costado con una sonrisa. Se mostraron entusiasmados y de inmediato aceptaron la consulta. Durante la entrevista, se gestó un clima de confianza y una suerte de familiaridad que se revela como un sello personal del dúo.

 ¿Por qué me consultan hoy?

 Ariel: Hoy consultamos por el futuro, por la certeza de la expansión del dúo.
Agustín: En realidad, íbamos a ir a una bruja, pero….(risas).
Ariel: Decidimos ir a una psicóloga.

Es decir, en el fondo, ¿no creen haya alguien que tenga esa respuesta fuera de ustedes?

Ariel: (risas) Sí, porque las respuestas están, pero no hay certezas.
Agustín: Estamos sin certezas, pero pasando por un buen momento. En otra ocasión, lo hubiésemos necesitado, nos hubiese venido muy bien consultar.

¿En qué momento y por qué hubieran tenido que consultar? Es importante hablar de esto, remontarnos al pasado para que puedan proyectar el futuro.

Agustín: En diez años, tuvimos muchos episodios. A nivel personal, en estos años me asenté con una relación que tenía, me casé, tuve una hija y me separé. Laburamos cuatro años juntos en un lugar de tango for export, pero yo me fui y él se quedó. Yo entré en otro laburo, y antes tuvimos una crisis. Sacamos el primer disco y ahí hubiéramos tenido que consultar. Había temas de vida de cada uno… Ariel te contará la parte de él. En ese momento, entré a hacer otro trabajo ligado a lo artístico, pero no sobre un escenario, sino de producción. Estaba muy metido en eso, aunque siempre seguimos. Ariel hacía también sus cosas solistas y seguíamos avanzando.

¿Y la crisis que tuviste con tu pareja coincidió con la crisis del dúo?

Agustín: Sí, era todo parte de lo mismo, la crisis era yo mismo. Era un conjunto de crisis de cada uno. Un crecimiento personal muy grande, porque iba a ser padre. Para mí también todo esto fue un aprendizaje personal, y todo esto acompañado de unas buenas pinceladas de terapia por acá y por allá.

¿Y con esas pinceladas te salió un buen cuadro?

Agustín: Sí, algunas pinceladas fueron buenas, otras no tanto. Y después pasó que naturalmente seguimos desarrollando lo que hacíamos. A mediados de 2012, recibimos una convocatoria que fue un puntapié muy importante para hacer nuestra primera gira por Roma, y salieron las giras. Desde ese momento hasta hoy, hicimos tres giras por Europa y estamos por irnos a la cuarta gira. Fue importante porque al volver dejé mi trabajo y decidí dedicarme al dúo. Él siguió manteniendo el otro proyecto, y fue tomando decisiones y desde hace un año que estamos viviendo de esto. Tener un proyecto de a dos, con la interdependencia entre dos personas, en cierto aspecto es muy tensionante. En un punto no sabés si el otro se vuelve loco o se quiere ir a vivir a China y yo estoy invirtiendo todo en esto… Somos socios artísticos y comerciales.

¿La misma producción artística los fue sacando de la crisis?

Ariel: Sí, es que particularmente fuimos saliendo de nuestras crisis personales. Cada uno se hizo cargo de la crisis individual.

En tu caso, Ariel, ¿en qué consistía?

Ariel: Yo estaba como bola sin manija, me tomaba toda la falopa, mucho alcohol. Era una época muy heavy la mía, de estar muy alejado de mí centro, de mi manera de vivir la vida. Creo que tenía que ver con la pareja que estaba formando. Básicamente, no era la pareja de vida que yo quería tener. Para mí, el dúo pasaba a ser lo único en lo que podía confiar como algo estable; pero, al mismo tiempo, estaba totalmente ausente del dúo. Es que estaba ausente de mí mismo. Creo que una crisis más otra crisis hizo que el dúo, en vez de poner la energía hacia adentro, la ponga hacia afuera. Agus, con el laburo de producción, yo en Complejo Tango laburaba todas las noches como cantor. Nosotros audicionamos y entramos juntos a esa casa, trabajamos cuatro años juntos. Luego, Agus se fue y yo hace un año que renuncié.

¿Se conocieron ahí o antes? 

Agustín: Nos conocimos en el Conservatorio Falla en 2000.
Ariel: En esa época, estábamos en crisis, se combinaron sucesos nocivos para el dúo y empezaba a temblar todo. Tanto la separación de Agus de su pareja y familia hace cuatro años y yo hace cuatro que dejé mi trabajo terapéutico y dejé de consumir. Primero fue mi crisis y después vino su decisión de separarse e irse de la casa, pero Agus venía ya con un proceso interno. Y un año después que Agus se separa, me separo yo. Ya no consumía. Hace dos que me separé y hace cinco que dejé de tomar. Cuando me separé, empecé a estar casi un año entre las giras a Europa y no tener un lugar donde vivir. Empecé a pulular en casas de amigos, porque me quedaron todas mis cosas encanutadas en la casa de la mina. Y eso fue en abril de 2012, y en septiembre de ese año fue la primera gira europea. Estuve de casa en casa de amigos que viajaban hasta hace un año atrás. Ahí dejé la tanguería y pasé a vivir pura y exclusivamente del dúo y a tener al dúo como proyecto principal de vida. Hay algo muy loco que en el imaginario de los dos siempre se jugó: ser viejos, panzones y pelados, y seguir cantando. De alguna manera, sabemos que van a pasar cosas, pero hay una certeza sobre el futura del dúo… Empezó como una pregunta a una bruja, pero…

(Risas) Esa certeza, entonces, está en ese imaginario que construyeron juntos.

Ariel: Es que hicimos un proceso personal muy importante, muy fuerte. Ya cuando nos conocíamos hicimos muchos cambios. Yo dejaba de trabajar en un banco. Si me hubieses visto en el banco, te hubieses preguntado qué hace este acá. Eran todos aplicados y yo con mi pelo largo, mi barba, y cuando todos querían ganar más guita, yo quería laburar menos horas. Y logré algo recopado que era laburar en un lugar que nadie quería porque no podías hacer carrera; entonces, ni en pedo querían ir a laburar ahí. Pero yo laburaba de ocho a dos y tenía todo el día libre después para dedicarme al Conservatorio.

Tuvieron que transitar por muchas separaciones y despegues: el banco, las parejas, los trabajos extra del dúo, la droga.

Ariel: Sí, totalmente. Ahora estamos procesando y desarrollando el hecho de no tener un trabajo fijo. Cualquier persona ante eso se deprime, o resuelve o no, nosotros tomamos esta decisión de no tenerlo.

Lo fijo es el Café Vinilo, que están todos los lunes.

Agustín: Sí, eso sí, pero no tenemos una proyección de cuanto vamos a ganar. Nosotros cuando armamos la gira, no sabemos, porque hay cosas que se cierran antes de partir, algunos huecos que se cierran, o negociás menos condiciones según el lugar, o por tres o cuatro días de vacaciones. Gracias a Dios, sigue entrando plata.

Y gracias a la crisis.

Ariel: (risas) Fueron buenas esas crisis, cada uno llegó al punto de crisis que necesitaba para arrancar, redireccionar, resignificar lo que está haciendo. Pero estas crisis nos llevaron a esto. En la segunda gira, nos alquilamos un coche y no teníamos ni idea de qué ruta agarrar, para nada. Todo era incertidumbre, nos estamos acostumbrando a aceptar la incertidumbre que propone…

La vida, ¿qué certezas te da la vida?

Ariel: La vida misma.
Agustín: Ahora que pienso en voz alta: el dúo fue la respuesta. Los dos nos fuimos de situaciones cómodas, pero al final no nos bancábamos esa comodidad porque necesitábamos conectarnos de otra manera con la vida. No aguantábamos la rutina.

Entonces, ¿por qué buscar la certeza si lo que los mueve es la incertidumbre? Aquí hay un planteo paradojal.

Agustín: Es que el dúo nos ha enseñado muchas cosas, los dos somos muy ansiosos, y con el dúo tenemos que bajar la ansiedad. Ahora el trabajo es que todo lo que nos genera ansiedad lo resolvamos con sentar el culo y armar el repertorio, o mandemos mails. Cuando hacés, no hagas. Y me ayudó tener esta satisfacción personal de aprovechar bien mi tiempo libre, veo a la gente que quiero. Cuando aparece la ansiedad y el miedo, me relajo, y me pregunto qué puede pasar. Si viajo, de última, vuelvo hecho, sin deudas. Abandonar el miedo.

¿Quizás el dúo transforma la ansiedad en la pasión por lo que hacen? Cuando cantan, se nota que son un dúo con mucho dinamismo, quizá la ansiedad para ustedes es el motor. De hecho, esa ansiedad se transmite al público que siempre está ansioso de escucharlos con mucho entusiasmo.

Agustín: Sí, es así, pero si te quedás en la paja mental y no hacés todo lo que podés hacer, ahí está el problema.

Entonces, hay que seguir transformando la ansiedad en arte.

Agustín: En arte y en una organización interna para hacer nuestro trabajo de producción. No tenemos representante, tenemos mucho trabajo, mails, llamados… Los dos tenemos esto de soñar mucho con cosas fantásticas sobre lo artístico, cosas locas, una orquesta tipo el Cirque du Soleil del tango. El dúo nos mostró que cuanto más simple, más poderoso. No pasaba por llenar un escenario de malabaristas y de luces. Tenemos mucho conocimiento para eso, y conocemos mucha gente que se prendería para esto. Podríamos meternos a hacer algo así, pero el proyecto nos cacheteó, como si nos dijera: «Ustedes no tienen que hacer nada, tienen que agarrar la guitarra y cantar. Lo poderoso son ustedes, los dos solos».

La fuerza del dúo parece estar en la simpleza y en lo intimista, ahí está la potencia.

Agustín: Por eso estuvo ese «pará». Una cosa es pensar eso cuando eras más joven, no te das cuenta de que eso te lleva toda tu vida, te das cuenta de que del dicho al hecho hay un largo trecho. Muchas veces menos es más, y eso lo tomamos como filosofía de vida también. Es como decir «sí, yo vivo en esta casa de dos ambientes y estoy bien, si quiero más espacio tengo el Parque Saavedra». Puedo hacer más cosas, y ponerme a laburar más, pero tener ese tiempo para recibirte a vos, estar con mi gente.

¿El arte del dúo será transformar esas primeras fantasías grandiosas en la grandiosidad de la intimidad que ustedes generan naturalmente? De hecho, aceptaron este tipo de entrevista que es más íntima. No sé si esto es tan simple, pero parece que es lo que se produce en la unión de ustedes.

Agustín: Los dos añoramos una vida simple y estamos agradecidos de tener la posibilidad de seguir haciendo esto y que nos dé de comer, tener tiempo libre para estar con amigos y la familia. Ninguno de los dos quiere tener una 4 x 4 ni una casa con pileta, aunque en los viajes uno se ceba, y si nos vamos a vivir al sur, pero no tenemos nuestra energía en eso, sino en esto que sigue fluyendo así.

Cuando deciden vivir de esto, salen de la crisis y eso les da un ancla. Dejaron de pulular y encontraron un lugar como dúo. ¿Quizás ahí está la certeza?

Ariel: Pudimos ver que el dúo tiene posibilidades de generar lo necesario para vivir. Cada año el dúo está mejor posicionado en el ambiente, o nos llama un bailarín conocido. Hoy compartimos los festivales con los mejores bailarines del mundo y más importante de Buenos Aires. Laburamos mucho para el gobierno, si bien no es mucha garantía de nada, esto nos posicionó. El dúo está en un camino bien direccionado. Ahora estamos laburando con un director artístico para nuestro disco, con un sello como Los años luz que nos ampara y nos apoya. Eso nos va dando más seguridad. Mas allá de la confianza que tenemos en el producto, los que nos convocan vienen a reconfirmar la intuición interna del dúo. Si las crisis nos pusieron acá también las crisis nos están mostrando el camino. Siempre decimos que antes cantábamos por 600 pesos 600 canciones, ahora por 600 pesos cantamos dos canciones.

La consulta hoy podría estar en relación a la necesidad de certeza o de afirmar en esta etapa el compromiso entre ustedes.

Ariel: Aprendimos cómo cuidar el vínculo, nos conocemos un montón, vivimos juntos en los viajes. Pienso que ya aprendimos que el producto está por encima.

El dúo, entonces, es como el hijo de esta pareja. 

Agustín: Por eso, hablamos de hacer lo posible para resguardar al dúo. Sabemos que puede generarse un cansancio, pero lo veo más como hacer un break: me voy un mes a Río, pero no nos estamos separando.

Nos tomamos un tiempo, pero no abandono al hijo, lo seguimos cuidando.

 

Agustín: Sí, pasa por ahí. La incertidumbre aparece en cuánto más puede crecer esto, y llegamos a un punto en que tenemos mucho trabajo, tenemos proyectos para 2015, y tenemos que mandar mails. La duda es si vamos a poder hacer todo, o aparecerá alguien que le podamos dar esto y nos dedicamos solo a lo artístico, o vamos a tener que convivir con este doble trabajo mucho años más. Si queda así, quizá se pueda estancar.  

 

¿Cómo alimentar a ese hijo para que crezca bien? Un poco lo material, la leche, y otro poco, el arte.

 

Ariel: Es que hay que poner un poco de todo para que crezca.

Y para esto, ¿qué tienen ganas de decirse para cerrar esta entrevista?

 

Ariel: Agradecerle, porque en todos estos años el producto seguía vivo, pero uno de los dos estaba en un momento de no producción. Siempre nos fuimos alternando. El agradecimiento tiene que ver en que cuando uno tiene que ponerse la camiseta del dúo, se la pone con la mejor. Gracias a eso, el producto está donde está. Agus tiene una particularidad para ciertas cosas, y yo para otra, y si uno no hace eso, no lo hace nadie, somos dos.

Y son mucho más que dos. Y vos Agustín, ¿qué te gustaría decirle?

 

Agustín: Lo mismo, que te agradezco, valoro mucho lo que pusiste y ponés en esto, y la confianza en mí, que puedas relajarte y confiar en que podemos laburar mejor.

 

Y esto parece que es lo que transmiten cuando cantan: el agradecimiento mutuo, la confianza, la complicidad, todas estas emociones que pusieron en palabras hoy están en expresadas en su arte.

 

Agustín: Lo que está bueno también es que si no pasa a alguno de los dos, está todo bien, por suerte pasa casi siempre, pero las veces que no pasa es algo sutil que percibimos y que sabemos que no estamos tan conectados. A veces por cansancio, y darnos ese permiso, es un salto, poder bancársela como cuando no pasa.

¡Como en toda pareja!

 

Ariel: ¡Exactamente! Y todas estas crisis pusieron al dúo en una relación más intimista.

Entonces, aquí está la certeza, en saber que esta es la singularidad de este dúo, y que se refleja en hacer sentir a la gente que forma parte de una fiesta íntima de amigos. Esta autenticidad del dúo es lo que tienen que alimentar para seguir creciendo en el futuro.

Gracias por este encuentro.