Sacha Trip «La música es como una mujer»
Por Dra. Raquel Tesone | Fotos: Patricia Domenianni
Andrés Medrano y Alejandro Marín, junto con Mariano Riveros, conforman la banda Sacha Trip, un potente trío de folclore y tango. Cuando nos contactamos por teléfono para acordar la entrevista, se muestran entusiasmados por darse a conocer en El Gran Otro. El lugar elegido para el encuentro es la Catedral del Tango, un ambiente que nos acompaña con un sentimiento reconfortante y cálido.
Empecemos, los escucho.
Andrés: Estamos agradecidos por poder sacar cuestiones diferentes a otro tipo de entrevista que hemos tenido y por ser convocados por una revista tan prestigiosa en el medio artístico. Primeramente, quiero decir que me siento muy cómodo con mis compañeros y lo afortunado que soy al poder compartir la música, que es algo que me apasiona. Es a lo que recurro en muchos momentos de mi vida. Cuando hay algo en abundancia, ya sea felicidad o tristeza, siempre recurro a la música. Y compartirla con ellos es algo muy lindo también, porque me siento escuchado, comprendido y estoy en el ejercicio de comprenderlos a ellos.
¿Qué es lo que hay que comprender para pertenecer a Sacha Trip?
Andrés: Más allá de lo musical, lo que hay que comprender son los estados de ánimo, la persona que está detrás del músico. Es inevitable ir conociéndose porque tuvimos la posibilidad de hacer giras y convivir. Ahí fuimos descubriendo, más allá del músico que admiramos el uno del otro, cómo es el otro como persona. Uno se levanta a la mañana y hay uno que no tiene ganas de hablar, otro que habla mucho, otro que le gusta hacer música de una y otro que requiere de tiempo. Por suerte, desde un primer momento, salieron giras y pudimos empezar a descubrirnos.
¿Esto fue bueno para hacer música?
Alejandro: (risas) Fuimos pasando por varias etapas en ese descubrimiento. Primero, cuando arrancamos, teníamos ganas de juntarnos todo el tiempo. El generador era divertirse entre pibes del mismo barrio (Villa Ballester).
¿Hace cuánto que están juntos?
Alejandro: Hace cuatro años. Si bien nos conocíamos del barrio, cada uno con lo suyo, pero coincidimos en este proyecto hace cuatro años.
¿Cómo se inicio el proyecto?
Andrés: Fue raro porque yo volvía de unas vacaciones familiares y Mariano se había ido a Catamarca. Lamentablemente, Mariano faltó por un imprevisto, pero tenía mucho deseo de venir… Y te contaba, justo antes de que él se vaya, había pasado por la sala y había tenido un acercamiento con él, porque yo lo conocía de alquilarle la sala.
Alejandro: En ese momento, Mariano tenía un bar y nos conocía de ahí. Siempre nos cruzábamos y nos saludábamos, y le comentó que se iba a Catamarca a nosotros dos por separado.
Andrés: Y yo me fui a tocar a Catamarca con él. Me había quedado sin laburo, no me bancaba más en mi casa y tenía la indemnización. Mariano me llamó desde Belén, un pueblito en el medio de la nada, y me fui con el cajón .Ahí empezamos a hacer folclore. Cuando volvimos de Catamarca, empezamos los ensayos y ahí ensayamos con el violero, que resulto ser Ale. Mariano es el mentor del grupo.
¿Es el mentor y es el líder?
Alejandro: Sí, es el líder. Yo creo en esto de los signos, y él es de Libra, y tiene un sentido de la justicia bastante importante. Imaginate con nosotros dos, yo de Géminis y Andrés de Acuario, ambos de aire, estamos los dos flotando y él nos baja.
Andrés: A veces, nosotros nos bajamos, porque a veces uno como compañero se da cuenta si uno está volando un poco más, y bardea con esto que está sintiendo. Vení un poco para acá porque hay trabajo para hacer, y está buenísimo que eso pase. Con Mariano siempre se generan buenas charlas, él es tranquilo, equilibrado, y tiene claro el trabajo que tenemos que hacer. Mariano es una persona muy puntual y es muy meticuloso. Con la música soy muy responsable, con fechas, más si hay contratos. Eso se traslada a todo, soy meticuloso con los cables, no me gusta que estén tirados y que la funda quede en los escenarios. Son cosas que no puedo ver, necesito la prolijidad en el escenario.
Alejandro: A mí me cuesta ser puntual, pero voy mejorando. Es que se me pierde la noción del tiempo. Tocar la viola tiene mucho que ver con el cuelgue, por eso, se dice que los músicos somos colgados, porque tocando el tiempo pasa más rápido. También Andrés es meticuloso en el orden de los temas, el show y la presentación.
¿Vos serías el director artístico?
Andrés: ¡Ponele! Me gusta, no me resulta una carga, lo disfruto. Ale es muy bueno para los arreglos.
¿Parece que tienen bastante bien distribuidos los roles de cada uno. ¿Y se siguen divirtiendo como antes?
Alejandro: Sí, muchísimo, porque es como un enamoramiento, no sexual (risas).
Es sexual, no genital, sería del orden de la sexualidad sublimada.
Alejandro: (risas) Es que juntamos una energía muy fuerte que se transmite cuando tocamos, esa energía es la brújula que nos guía. El día que eso deje de estar… es eso lo que nos mantiene.
Andrés: Sí, aparte compartimos salidas. Al principio, las giras eran como un viaje de egresados. A pesar de ser bastante grandes ya, nos reíamos de cualquier cosa, dormíamos poco y nos poníamos a componer, y año a año teníamos tres o cuatro giras por año, más los shows semanales. Ahora nos ordenamos de otra manera. Al principio, dormíamos en carpa y ahora buscamos un poco más la comodidad porque el proyecto va madurando.
Alejandro: Teniendo la experiencia de giras autogestionadas, ya sabés de qué se trata y sabés cómo es la dinámica.
Andrés: Se disfruta, nos divertimos, pero hay más responsabilidad que antes, pero seguimos divirtiéndonos. Lo que estamos entendiendo es que no podemos estar tan apegados, porque van surgiendo roces, cuestionamientos que van más allá de la música. Tenemos muchas conversaciones, nos sentamos y discutimos en la banda. Podemos tener hasta peleas por diferentes puntos de vista, pero llega un momento que llegamos al acuerdo, pero siempre se hablan y nos decimos las cosas como son.
¿Y se sufre en esas circunstancias?
Andrés: Sí, por lo menos a mí me pone mal confrontar, porque cada uno tiene su opinión, pero a veces para defender una idea sacás esa parte de tener la razón.
Y se sufre cuando hay amor…
Alejandro: Es que es como te dije, metafóricamente estamos enamorados, y a la vez, llevamos a cabo un proyecto. No sé si es lo mismo el amor con una pareja, acá en este proyecto tenemos que tomar decisiones.
Con una pareja también.
Alejandro: Es otro compromiso, pero es compromiso. El tiempo de ensayos, de arreglos, organizamos muchas cosas, y eso nos pone contentos. Estamos organizados desde que vamos a ver las fechas en los bares para tocar hasta las giras autogestionadas, y hace poco la gira por España y Portugal. Siempre estamos con un objetivo común.
Andrés: Creo que pasa lo mismo que en cualquier relación humana… Si hay una discusión previa a tocar en vivo, cuando tocamos se nos pasa. En Europa, vernos todos los días la cara durante veintidós días seguidos, y sí, un día te carajeás un poco y decís: bueno, loco, yo esta tarde me voy a la playa, yo me voy a leer un libro por allá, y yo me voy a caminar, y a la hora del show sabemos que estamos para esto.
¿Nunca hubo una pelea y pensaron que el grupo se podía disolver?
Andrés y Alejandro: (al unísono) ¡Noooooo!
Alejandro; (risas) Puede bajar o disminuir la energía, pero sabemos que seguimos juntos. El año pasado tocamos todo el año sin parar, puede que aflojemos un poco, pero nada más, es por tomar vacaciones y volver con más energía, o para redireccionar el foco. Este año estamos tocando en Capital. También estamos incluyendo un poco mas de tango en el repertorio y estamos en la búsqueda de bailarines de tango que nos acompañen.
Andrés; En Europa, con el tango fuimos muy ovacionados, aunque también con el folclore hubo muy buena respuesta con el gaucho zapateando. Les sorprendía nuestro folclore, porque para ellos nuestro folclore es el tango.
Alejandro: Estamos haciendo un mix equilibrado entre folclore y tango. De hecho, Gardel también hacía folclore. La música argentina es algo muy complejo. A veces, en los repertorios vamos proponiendo temas y después los temas crecen solos.
Andrés: A veces, me encuentro tocando un tema que me cambia el humor. Hace poco yo venía mal por una separación con mi pareja y Mariano trajo una cuenca (la canta).
¡Lástima que no es filmada la entrevista!
Andrés: (risas) Con esa cueca me terminé conectando porque me cambiaba el humor, y fue esa situación personal que me ayudo a encontrar alegría en la cueca. Eso me pasa cuando estoy mal. En los peores momentos que he pasado en mi vida, como al perder a alguien muy querido, si coincidía con un ensayo, me proponían de cancelarlo, y yo decía, no, no vamos a hacerlo. Lo mismo cuando estoy muy feliz. Cuando voy al ensayo y notan que estoy mal, o notamos que alguien está mal, o yo, que no digo nada, y trato ahora de soltarme un poco más. Yo les cuento que estoy pasando por un proceso de duelo y hoy en día busco la opinión de ellos, pregunto qué opinan de esto, para que me digan lo que no quiero escuchar. Con Ale, por ejemplo, nos pasan cosas parecidas, pero somos distintos, y como hay cosas que me pasaron y les puedo dar consejos, Mariano a veces se ríe con nosotros, porque ya la pasó.
Alejandro: Es que tenemos edades equidistantes: yo tengo 26, Andrés 31 y Mariano 37. Eso me hace sentir en equilibrio. Por ejemplo, yo soy el que piensa todo el tiempo en arreglos, en los temas. Hacemos siempre temas del cancionero popular, y componemos los tres juntos, pero Mariano es el que compone más, o Andrés, pero los arreglos los hacemos entre los tres. Mariano escribe muy buenas letras. Tati es muy preciso en la rítmica y tiene muy buenas ideas musicales, un muy buen gusto y canta muy bien. Yo estoy en el punto medio, el que arregla, y cantamos los tres, y nos une el amor a la música.
¿Y qué es la música?
Alejandro. El arte de combinar los sonidos.
Andrés: Para mí es todo. No tengo manera de pelearme o de divorciarme de la música, es algo que me va a acompañar siempre y le doy una prioridad bastante importante, y creo que lo mismo les pasa a ellos. He resignado muchas cosas por la música, raro que no vaya a un ensayo, porque me gusta, me apasiona. Cuando íbamos de gira hubo mucho apoyo familiar. Mariano era el primero que iba al Skype para hablar con su novia. Mis parejas me dijeron que sentían que ellas venían detrás, pero lo que pasa es que yo amo la música.
Entonces, ¿la música es una mujer?
Andrés: Sí, la música es como una mujer, porque la mimo, la cuido, me preocupo porque salga bien.
Alejandro: Sí, yo pienso siempre en la música, es una constante en mi vida.
Andrés: Con mi primer grupo de rock, cuando recién empezábamos a tocar la batería con mi hermano, yo tenía diez años y me acuerdo que cuando me fui a dormir ese primer día que toque, estaba moviendo los pies y las manos. Aunque empecé a los nueve años, hasta hoy después de un ensayo muy intenso, los temas se me vienen cuando duermo. Me despierto y siguen sonando como si nunca me hubiera dormido, la cabeza no paró (risas). A veces, es bueno dormir.
Alejandro: Sí, y hasta que armás una canción, nunca te deja tranquilo.
¿Vos empezaste también de chico?
Alejandro: A los doce años, con un profe de guitarra, y a los trece entre al Conservatorio, porque quise yo, y mi viejo me dejé entrar. Es una masa mi viejo, siempre apoyándome.
Andrés: También mis padres me apoyaban. Primero, empecé con danza, luego fútbol, y después música. Mariano también tuvo esa suerte, porque la madre es directora de teatro y a su manera le dio apoyo. Él no sé si siente ese apoyo, pero los papás manifestaron el orgullo que sienten al escucharlo tocar con nosotros.
La música está vinculada al amor familiar.
Alejandro: Una anécdota: Nacho, el hermano mayor de Mariano, un día lo escuchó tocar y Nacho tocaba muy bien, pero al escuchar a su hermano se quedó colgado y agarró su guitarra y se la regaló, y le dijo: vos sos para esto. Y Nacho no tocó mas.
¿Y ustedes sienten que nacieron para esto?
Andrés y Alejandro: (al unísono) ¡Sí!
Andrés: Sí, y me hago cargo. Nuestros amigos nos lo dicen, sin estar consagrados, nos lo dicen, vos vas a llegar, les va a ir mucho mejor.
¿Por qué Sacha Trip?
Alejandro: Viene del quechua y, etimológicamente, significa monte. El folclore es descriptivo de las fiestas populares, de los paisajes, la flora y la fauna, y trip, por viaje. Nos gusta la mezcla de lo autóctono con el trip, lo que viene desde afuera. Marca registrada, nos gusta ese nombre, nos representa, está bueno. Actualmente, las expresiones artísticas se están mezclando, todo está muy fusionado. Peteco Carbajal está haciendo tango, Tanghetto también fusiona lo electrónico, Farías Gómez, gente que junta el jazz con el folclore. Después, descubrimos que el trip es un bicho de la zona pampeana, que son plaga, y estamos de acuerdo, porque somos un poco plaga, ahora llegamos a Europa (risas).
Andrés: Y de ese viaje volvimos cambiados, nos pegamos un lindo trip, en todos los sentidos. Esa experiencia de estar con la gente del folclore del mundo y estar con sus instrumentos y tradiciones fue muy buena.
Alejandro: Nos gusta viajar y palpar la diversidad cultural, tocar donde no somos locales. Ahí cuenta lo que es nuestra música. Cuando te vas afuera, te das cuenta de todo lo que llevas adentro.
Esto es Sacha Trip. Dejamos acá.