El esteticismo de Lars von Trier
Por Francisco Giarcovich
Lars von Trier: la resurrección danesa enmarcada en el «renacimiento kierkergaardiano».
Nacido en mil novecientos cincuenta y seis en Dinamarca, parte del manifiesto Dogma 95, director de más de una decena de películas, particularmente, incluye a cada film en trilogías. Tiene la trilogía «Europa», «Corazones de oro», «U.S.A» y la «Trilogía de la depresión» que consta de Anticristo (2009), Melancolía (2011) y Nymphomaniac (2013).
Lars se ha dedicado a delinear los estadios fundamentales de la vida, al igual que su coterráneo, Kierkegaard, presentándolos como alternativas que mutuamente se excluyen y como situaciones dominadas por contrastes internos e irremediables. La soledad del singular, del individuo frente a Dios es lo que más interesa.
La angustia de la incertidumbre fue pieza fundamental para el filósofo del romanticismo como lo es para el cineasta contemporáneo, que también, de una manera resignificada en lo contemporáneo, es algún tipo de romanticismo danés. Tanto Lars como Kierkegaard parecen tomar al sentimiento religioso desde su lado más importante, por la carga de su espiritualidad.
La imposibilidad de decidir, la duda, la angustia: estas son las características de la existencia para ambos. Dice Kierkegaard: «Como individuo, el hombre está solo: solo en todo el mundo, solo ante la presencia de Dios»[i].
Si bien toda la obra de Lars von Trier está inmersa en esta manera de ver y situarse en el mundo, se observa con mayor claridad e intensidad en su última «Trilogía de la depresión». Los tres films cargan el peso de los personajes principales con una enfermedad mortal corriéndoles por las venas, porque la desesperación y la angustia son enfermedades mortales, «no porque conduzcan a la muerte del yo, sino porque son vivir la muerte del yo: el intento imposible de negar la posibilidad del yo»[ii]. Cuando el yo, es según Kierkegaard, la «síntesis de necesidad y de libertad». La desesperación junto con la angustia, nacen en el yo, nacen de la deficiencia de necesidad, como también de la deficiencia de libertad.
Kierkegaard habla de los estetas, de que la desesperación es el punto final de la concepción estética de la vida. Así como Nietzsche divide al ser humano en dos partes, (una dionisíaca y una apolínea), Kierkegaard hace una división similar entre la parte estética y la parte ética. La característica de la vida estética es la seducción, y la de la vida ética es la elección que el hombre hace de sí mismo. Que es la máxima expresión de libertad. Entonces ante la posibilidad de elección errada aparece el sentimiento de culpa o de arrepentimiento. Los personajes de Lars se arrepienten, por la muerte de sus hijos, por sus acciones guiadas por su parte estética. Se arrepienten y sienten culpa, y angustia, y desesperación.
Has quedado tallada en mi corazón
Si Yo sangro, Tú tienes dolores
Tenemos que saberlo;
Un solo cuerpo, dos nombres
Nada puede separarnos
Dos núcleos en la semilla
Si Tú, lloras, me siento bien
La mano de tu miedo alimenta mi sangre[iii]
[i][i] Historia de la filosofía; Nicolás Abbagnano; editorial Hora 1994; vol. III; pág. 176
[ii] Id. Anterior; pág 170
[iii] Rammstein » Führe Mich» (Banda sonora del film “Nymphomaniac” de Lars von Trier).