Ilusión estética
Por Marifé Marcó
Jean Baudrillard dice «hay que arrancar lo mismo de lo mismo. Es preciso que cada imagen le quite algo a la realidad del mundo; es preciso que en cada imagen algo desaparezca (…), es preciso que la desaparición continúe viva: ese es el secreto del arte». Sin saberlo, es exactamente lo que hace Nora Maceratesi en sus obras. Toma un trozo de realidad y lo aniquila para hacerlo vivir entre los objetos que esconde adentro de sus pinturas. Busca desde un lenguaje propio plasmar lo visible, lo cotidiano, la anécdota vinculada a la realidad poética de la ciudad: calles transitadas, puentes, edificios, puertos, seres que habitan espacios frecuentes y transitorios, lugares que a veces se miran sin ser vistos con detenimiento.
Se reapropia de las formas a través de los paisajes urbanos. Sus telas transmiten con ironía y nostalgia conexiones con el acontecer diario a través de sus actos y experiencias personales. Cómplice de situaciones, mediante una atmósfera levemente intimista, habla de acontecimientos peculiares, momentos atesorados, o historias evocadas. Desde ese lugar, entre luces y sombras, con matices ocres y grises, nos desafía, para instalar un relato singular de la vida urbana, como si pretendiera perpetuarlo.
La obra de Maceratesi nos devuelve la ilusión de que aún se puede ver en las imágenes y, de esta manera, contradice al arte contemporáneo que pregona su muerte.