La Bienal del Mercosur debía ser inaugurada en Porto Alegre a mediado de abril. Sin embargo, y como tantas otras, fue suspendida a raíz de la pandemia. Andrea Giunta, su curadora, dialogó con El Gran Otro y se refirió a la versión virtual que se hizo en su reemplazo y en la que, una vez más, deja expuesta su mirada feminista y auténtica.

 

Giunta es una de las investigadoras y curadoras de arte contemporáneo más prestigiosas y respetadas no solo en nuestro país, sino también en todo el continente.

Es doctora en Filosofía y Letras, investigadora principal del Conicet y profesora titular de Arte Latinoamericano y Arte Internacional en la carrera de Artes, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires.

Su último libro «Feminismo y arte latinoamericano», es un ensayo en el que se propone demostrar hasta qué punto la obra de las artistas mujeres ha sido invisibilizada por la mirada patriarcal.
Su participación fue decisiva durante el 2017 en la creación del colectivo feminista del mundo de las artes visuales denominado «Nosotras proponemos». Esta es una red de mujeres que actúan en el mundo del arte desde diferentes lugares: ­artistas, curadoras, investigadoras, directoras de museos, escritoras y galeristas­ que se unieron para instalar prácticas feministas y la igualdad de oportunidades en este medio.

 

 

«Nosotras Proponemos no es un manifiesto como la gente cree, es un compromiso. El feminismo no es una imposición, no es una orden, no es decir aquí estamos y tenés que hacer esto, esto y esto como son generalmente los manifiestos. Es una evaluación del estado de situación y decir aquí estamos nosotras, ahora todo debe cambiar. Tratamos es escribir conductas específicas, crear empatía, crear un proceso de revisión interna»

Giunta es propulsora de ideas que visibilicen la ausencia de mujeres en los museos. Una de ellas fue lograr el oscurecimiento de las salas en el Museo Nacional de Bellas Artes, una acción que se realizó durante marzo y en la cual todos los días a las 18 hs, durante media hora, se iluminaban solo las obras de mujeres. Esa propuesta fue luego llevada a cabo, también, por otros museos.

Es curadora de la XII Bienal del Mercosur que se lleva adelante bajo el lema «Femenino(s). Visualidades, acciones y afectos» y hoy dialoga con El Gran Otro para contarnos por qué esta no se parece a ninguna otra Bienal y como fue llevarla virtualidad.

¿Cómo surge la idea de esta Bienal?

Me invitaron a presentar un proyecto un poco antes de inaugurar MulheresRadicais en la Pinacoteca de Sao Paulo. Querían una bienal sobre mujeres artistas, pensé en una bienal que expandiera la problemática, presenté un proyecto que continuaba mi investigación para esa exposición y fue seleccionado.

Mujeres radicales fue una muestra que cambió el relato de la historia del arte para siempre. Ahí se visibilizó la obra de 120 artistas que fueron omitidas del relato patriarcal del mundo del arte. Imagino que esas mismas ideas son las que trabajas ahora. ¿Cuáles son los objetivos que persigue esta bienal?

Exponer distintas formas de feminismos, el feminismo como un interrogante ante el estado del mundo, como una crítica política, social, simbólica, ecológica. El feminismo anticipó y pensó sobre el estado actual del mundo. Constituye la mayor biblioteca reciente. En sus teorías y en sus prácticas hay herramientas privilegiadas para pensar críticamente el pasado, el presente y el futuro.

¿En qué crees que se diferencia de otras Bienales?

Es más regional, aunque incluimos artistas de África, Asia y solo una de Europa, Esther Ferrer.

Yo creo que el feminismo no es una confrontación, es una transformación y una pedagogía. Es entender, llegar a la conclusión de que todas aquellas obras que nosotros no estamos pudiendo ver porque hay un sistema del arte que sistémicamente está censurando esas obras, son sensibilidades que todos nos estamos perdiendo. Es decir que nos afectan a todos como ciudadanos. Tenemos derecho a conocer esas otras sensibilidades que no estamos pudiendo ver.

¿Qué artistas participan en ella?

La lista completa de artistas que participan puede ser consultada en la página web (http://www.fundacaobienal.art.br/)pero podemos mencionar a Alejandra Dorado , Aline Motta, Ana Gallardo, Brígida Baltar, Cristina Schiavi, Dana Whabira, Julieta Hanono, Liliana Porter, Ana Tiscornia entre algunos.

Tomas la decisión de llamar a la bienal «Femenino(s)» y es muy claro el eje curatorial que la atraviesa.

Femenino(s). Visualidades, acciones y afectos interroga el binarismo, introduce los activismos, considera las teorías, entiendo que las prácticas y la participación son centrales en la constitución de una cultura democrática.

 

¿Qué rol toma la mujer en esta Bienal? 

Es el centro, aunque incluye también artistas varones que se identifican con el feminismo, que actúan desde la raza, que reconceptualizan la noción de familia blanca heteronormativa.

¿Cómo es la experiencia de hacerla virtual debido a la pandemia?

Un gran esfuerzo, un impulso desde la imaginación. Contiene una cantidad importante de testimonios desde la cuarentena, no hay otro archivo realizado desde tal inminencia. Al mismo tiempo la mayor satisfacción es que se está utilizando intensamente en la enseñanza. El programa educativo, que es una tradición fuerte de la bienal, ha desarrollado actividades y plataformas que incentivan el uso de los contenidos del site.

«Un apartamento en urano» de Paul B. Preciado menciona que una Bienal de arte puede ser justamente lo contrario al arte si no tiene en cuenta la política de minorías sexuales, étnicas… ¿qué opinas de esta frase?

Estoy completamente de acuerdo. A nosotrxs no nos interesó convocar a los 10 stars, la bienal ha tenido en cuenta la política de minorías sexuales y étnicas. No voy a dar porcentajes porque sostenemos la idea de una diversidad sin diferenciación, no vamos a clasificar ni a proporcionar estadísticas. Las obras y lxs artistas están en el site, invito a visitarlo y a explorarlo. Las políticas desde las que guiamos nuestras selecciones están ahí, ante quien quiera explorarlo.

Andrea Giunta trabaja apasionadamente para lograr la representación igualitaria de las mujeres en el arte. Vive el feminismo lejos de los lugares comunes y poses de moda. Se permite poner en duda, someter a crítica verdades absolutas, cuestionar intereses. Barre clichés y estereotipos. Es la cara opuesta de los dobles discursos. Parece valiente y auténtica. Y principalmente lleva a la práctica todas sus convicciones. Cerramos esta charla con la sensación de aire fresco y el regalo de la posibilidad de seguir creyendo en utopías.

 

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