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23 octubre, 2020

Creación y pandemia: Algunas cuestiones sobre los nuevos escenarios y las nuevas audiencias

Por Dario Duarte

Creación y pandemia: Algunas cuestiones sobre los nuevos escenarios y las nuevas audiencias

Nuevos escenarios no tradicionales para la creación en las artes escénicas y dispositivos digitales que posibilitan la ubicuidad de un tipo nuevo de audiencias. Dos acontecimientos que se articulan en el contexto de una crisis sanitaria.

 

Un concierto a sala llena de espectadores (no convencionales)

¿Acaso alguien se hubiese imaginado hace un año atrás que el público habitué del Gran Teatro Liceu de Barcelona sería sustituido por casi 2300 plantas -2292 para ser más exactos- para la inauguración de su temporada de conciertos con un cuarteto de cuerdas tocando una obra de Puccini? Imaginemos un escenario donde alguien nos arrojaba una predicción de ese tenor sin ofrecer ningún contexto sobre su aseveración. Sólo sabríamos el dato de la pregunta. Claro, inmediatamente, uno podría haber pensado que era sólo el producto de una fantasía con tintes surrealistas o quizás en el mejor de los casos alguna futura performance necesaria para ponernos en alerta sobre el deterioro de nuestro ambiente. Ahora bien, volviendo a nuestro presente -o a nuestra realidad-, aquel estado de situaciones con la que iniciábamos este texto, con esa pregunta impensable, sería efectivamente llevado a cabo por el artista español Eugenio Ampudia y si bien cuando uno ve la fotografía podríamos decir que tiene algo de surrealista -con giros que me recuerdan a la obra de Magritte- y que puede leerse como un mensaje elaborado con una profunda conciencia ecológica, tenemos que ir a la profundidad de la acción misma, es decir a su contexto concreto de nuestra actualidad.

El año 2020 nos ha dado un enorme desafío humanitario con el surgimiento de una enfermedad que ha requerido de la toma de medidas como las cuarentenas estrictas y el aislamiento social. Está claro que esto ha tenido una enorme repercusión en nuestras costumbres culturales vinculadas a las artes escénicas. Podemos sostener que la pandemia ha traído aparejadas muchas preguntas vinculadas a la creación ¿de qué manera sostenemos la actividad en los escenarios en función de la necesaria transmisión vía digital de las obras? ¿Cómo se articula la producción en este campo manteniendo un aislamiento social necesario para evitar una catástrofe sanitaria? E incluso podemos aventurarnos a plantear otras preguntas más considerando una vuelta a la “normalidad”. Durante la pandemia, las artes escénicas de seguro habrán de aprehender algo de los recursos explorados por muchos colectivos de artistas. La asimilación de los entornos digitales como parte integral de su producción es una realidad que nos está esperando en la era post- pandemia. Entonces, ¿habrá de pensarse que estamos siendo espectadores de una deconstrucción de la escena artística de la mano de experiencias expandidas de las artes escénicas que no podrán ahora continuar sin poder abnegar de los medios digitales como impulsor de sus posibilidades?

 

 

I stream, You stream, We stream

Uno de los efectos que podemos observar es el surgimiento con más fuerza de la producción de contenido digital en el formato de video y del streaming. Ambos son dos tipos de contenido a los que quienes se encontraban más familiarizados con las redes sociales constituían una práctica muy habitual. En Youtube o en Instagram ya existían nichos muy específicos ávidos de los contenidos con formatos muy variopintos. Lo que cambió con la pandemia es que, lo que antes era una práctica cultural para un público específico, repentinamente se ha convertido en una práctica creativa necesaria para generar contenidos artísticos que de otra manera a la que sería imposible acceder dado el contexto actual. Incluso ya han surgido estudios de grabación o salas de ensayos que se están reconvirtiendo en espacios para la transmisión de conciertos con una buena calidad de audio y video como una opción para los artistas. Las posibilidades de la creación de videos y del streaming han permitido que se pueda continuar con la actividad escénica y han generado dos efectos concretos: nuevos escenarios y nuevas audiencias.

El primera de ellos implica la multiplicación de los espacios posibles de ser convertidos en escenarios. Una habitación, un baño, una cocina correctamente presentados con una lógica estética pueden convertirse en espacios de calidad para que tenga lugar la representación escénica. Los alimentos de la alacena, la regadera o los libros que tenemos en la biblioteca pueden devenir en utilería. Esto lo han demostrado en el ciclo digital Casas de Opera a cargo de Mariana Ciolfi con cantantes del Teatro Colón. Podemos escuchar en este ciclo, por ejemplo, un Largo el factatum de Fígaro cantada desde la ventana o desde la cama con un vaso de Jack Daniels en la mano o la conocida aria de Händel Lascia chi’o pianga cantanda en el contexto de la bañera o de un atracón de comida en la heladera. Lo que se comprueba en este ciclo es una transfiguración de los objetos comunes, algo que bien podría ir de la mano con aquella propuesta conceptual de los ready- made de Duchamp. La casa deviene en escenario y los objetos cotidianos se convierten en partes esenciales de la performance.

El segundo de los efectos es el de convertirnos en espectadores hogareños, una nueva forma de experimentar las artes escénicas. Somos públicos en la intimidad del hogar, lo cual es verdaderamente una paradoja y quizás hasta un giro irónico que ni las performances más audaces podrían haber imaginado. El arte ingresa a nuestros hogares. No somos nosotros los que vamos, sino que es el arte que a través de kilómetros de fibra óptica transmite experiencias estéticas necesarias para no perder el contacto con la creación y con la necesidad de arte inherente al ser humano. Esta paradoja la podemos ver en el título de un trabajo que cuenta con la curaduría del flautista Emmanuel Pahud y el director y pianista Daniel Baremboin: Distance/intimacy. Este proyecto consiste en un Festival donde se estrenaron obras de diez compositores en el Pierre Boulez Saal en Berlín. Estos conciertos son la confirmación de la necesidad de continuar con la producción musical pero también nos hacen notar algo más. En los videos, a los que podemos acceder en el canal de Youtube de esta sala de conciertos, observamos las butacas vacías -algo que debo decir que posee cierto carácter sombrío y desolador-. Sin embargo, es precisamente ese vacío lo que ha permitido que se haya abierto la posibilidad de que los livings de las casas estén colmados de espectadores. Esta distancia- intimidad, podemos verla como una extimidad lacaniana donde los límites entre el afuera y el adentro se diluyen en un continuum.

 

Barenboim y Pahud

 

Devenires

El aislamiento social producto de una pandemia que nos tomó por sorpresa, ha planteado la necesidad de continuar haciendo arte a pesar de las complejidades de este momento. Las nuevas tecnologías de la comunicación no son novedosas en sí ya que convivían en la representación teatral con otros recursos provenientes del mundo analógico. Lo que resulta llamativo es una especie de inversión: actualmente son las tecnologías digitales el dispositivo que permite lo escénico: ya sea en el formato de producciones de video o mediante el streaming.

Estas situaciones descriptas, son esas encrucijadas con las que el arte se encuentra de cuando en cuando para acomodar las definiciones de sus técnicas y procedimientos, así como su forma de existencia misma. En general, esta época está siendo vista por muchos artistas como un momento para la creación de contenido que tenga en cuenta los nuevos espacios, lo cual plantea una nueva semántica para la creación, y las nuevas audiencias, las que pueden incluso tener una intervención más activa como espectadores.

Hay que subrayar que aún quedan muchas cuestiones por zanjar, como por ejemplo a las que atañen a las brechas digitales para el acceso de calidad a producciones audiovisuales. Es por ello, que me interesa pensar esta nota como una noticia en desarrollo porque, por un lado, aún estamos recuperándonos del shock humanitario que representó una pandemia en nuestra era y que llevó a esos procesos de resignificación de la creación y, que por otro, nos interpelan fuertemente a imaginar una post- pandemia que recupere los saberes y las investigaciones artísticas que se fueron produciendo durante esta etapa tan singular de nuestra contemporaneidad.