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28 junio, 2021

Mito, verdad y psicoanálisis

Por Maria Nieves Gorosito

Mito, verdad y psicoanálisis

¿Era Freud, además de médico, un poeta, o tiene el psicoanálisis lenguaje de poesía? Es muy posible que se trate de dos verdades. Una afirmación contundente es que el mundo de la ciencia no estaba preparado para las teorías del psicoanálisis, que hacían base y se entramaban con lo mitológico. A finales del siglo XIX, Sigmund Freud elabora las primeras premisas de la teoría del psicoanálisis, clasificada como pseudociencia por los estudiosos positivistas de la época.

 

Su objeto de estudio: «el inconsciente». Este no podía estudiarse en un laboratorio y, al igual que los mitos, carecía de fundamento científico. De este modo, mito y psicoanálisis se oponían al Logos. El relato mitológico estuvo relacionado con el pensamiento mágico repudiado por el saber científico (logos).

El psicoanálisis hizo un uso variado del mito, pero fundamentalmente le sirvió como fuente argumentativa y explicativa de sus descubrimientos. Freud confirma e ilustra sus construcciones teóricas a través del relato mitológico. Edipo y Narciso ocupan un lugar crucial tanto en la teoría del desarrollo del aparato psíquico como en los modelos de explicación psicopatológica. Constituyen una herramienta a la hora de explicar y entender el desarrollo de la personalidad normal, y también para describir las organizaciones patológicas.

El mito en su discurso combina propiedades de la lengua y el habla, lo temporal e intemporal, razón por la cual es apto para acceder a la subjetividad humana y hacer de ella un objeto de estudio.

«(…) la constitución subjetiva no supone una única dimensión histórica-individual, al no ser independiente de la matriz cultural en que está inserta (la insistente recurrencia de Freud a lo filogenético debe evidentemente interpretarse en términos míticos y no biológicos). El mito expone que la cultura está hecha, al igual que la neurosis, de leyes y prohibiciones; neurosis individual y cultural se implican de forma recíproca». (Bruno Carignano, 2014)

En La interpretación de los sueños, Freud desarrolla la primera versión del aparato psíquico y la explicación de la subjetividad. Mediante el mito «Edipo», de Sófocles, argumenta la importancia de los padres en la vida psíquica infantil. Describe a través de este relato mitológico el material de emociones anímicas del pequeño en relación con sus padres (objetos de su amor y odio), cómo los efectos de su atravesamiento serán duraderos, y se manifestarán en la sintomatología de la neurosis posterior.

Otro de los conceptos básicos del psicoanálisis toma su nombre del mito «Narciso», de Oviedo. En 1987, Alfred Binet, psicólogo francés, fue el primero en utilizar el término narcisismo para designar una variante del fetichismo focalizada en el propio cuerpo como objeto de deseo sexual.

 

Narciso (Caravaggio)

 

En 1910, Freud se vale del término narcisismo para nombrar la forma particular de elección de objeto, de los sujetos homosexuales. Luego, redefine el concepto como un estadio evolutivo intermedio entre el autoerotismo infantil temprano y la elección de objeto. Es en 1914, en Introducción al narcisismo, que le otorgará al término un carácter más técnico como fenómeno libidinal con un lugar central en la teoría del desarrollo sexual del individuo. Por medio del mito de Narciso, argumenta y explica la existencia permanente y simultánea en el sujeto, en un movimiento de vaivén (si una se enriquece, la otra se empobrece) de la libido del yo y la libido del objeto. La garantía de salud para el sujeto es lograr el equilibrio entre ambas. Narciso ama su propio reflejo en el agua, pero se encuentra impedido de hacer lazo con los objetos de la realidad externa. En él se produce un repliegue de la libido hacia su propio yo, no consigue mantener un equilibrio que lo mantenga sano y muere a la orilla del agua, contemplando su propio rostro (muere ensimismado).

De este modo, a través de la mitología, el padre del psicoanálisis abre una nueva manera de pensar la ciencia y la conducta humana. Guillermo Bodner explica que los mitos constituyen huellas del funcionamiento y la estructura psíquica en producciones sociales;, que a su vez son determinadas por el desarrollo de la historia y la cultura. Actúan como un punto de encuentro entre lo más singular de cada individuo y la psicología colectiva.

Los mitos son de un carácter abierto y se entrelazan, se constituyen como útiles para la investigación de fenómenos mentales. Emplean el lenguaje, don humano por excelencia, con el fin principal de dar orden a todo lo que excede al hombre. Sus temáticas se anclan sobre lo desconocido: los orígenes, la sexualidad, el amor, la muerte, el sinsentido de la vida, el destino, etc. A través de su narración, temporaliza y da orden a la existencia, brinda a los humanos un sustrato cultural común y compartido;, aunque en la historia individual existan variantes.

Claude Lévi-Strauss señaló la necesidad de ver al mito como complemento de una teoría del desarrollo científico que, al igual que la filosofía y la ciencia contemporánea, se esfuerza por expresar la génesis del sentido y del cosmos. Mito, filosofía y ciencia ofrecen explicaciones que parecen tocarse. La propia existencia nos desborda como sujetos y conjuga una diversidad de interpretaciones. Ante tamaña tarea sería incongruente ejercer sobre la racionalidad un monopolio,; un lenguaje único no puede agotarla. El hombre no es sólo un animal racional, también es un animal mítico, y la privación de cualquiera de estos ingredientes existenciales constituiría una grave mutilación de la experiencia humana.

Freud reconoció que los casos que escribía parecían novelas: «les falta el marchamo de seriedad del método científico», y concluyó que eso se debía a la naturaleza del tema que estudiaba. Una observación aguda que desnuda la relación íntima entre el psicoanálisis y la creación literaria.

El psicoanálisis fue una de las primeras ciencias que pudo deshacerse de la idea del mito como fábula carente de racionalidad. Lo ha revalorizado como una forma de conocimiento legítima y dimensión esencial de la experiencia humana.

 

Illustration by David Pintor

 

Bibliografía:

– Ritvo, J.: Mito, paternidad y metapsicología, Conjetural 12, Buenos Aires, 1987, p.104.
– Carignano, B: Lévi-Strauss, Lacan y el valor del mito en la teoría psicoanalítica, Revista psicología digital, UNR.
– Bodner, Guillermo: https://www.temasdepsicoanalisis.org/2016/02/04/apuntes-sobre-la-funcion-del-mito-en-el-psicoanalisis/