Lapsus Calami Nº 2
Por Gabriela Spinelli*
LAPSUS CALAMI Nº 2, Revista de Psicoanálisis, Colección Convergencia, Movimiento Lacaniano por el Psicoanálisis Freudiano, Letra Viva, Buenos Aires, primavera 2011, 175 páginas.
RESEÑA
Habrá de aquellos para quienes este segundo número de LAPSUS CALAMI[1] sea el primero, y otros que quizá se encuentren con esta reseña sin conocerlos…
Y como a veces es apropiado comenzar por el principio quiero contarles de qué se trata: esta publicación surge como producto (renovado cada vez) de la labor que realiza un “Grupo de trabajo de Convergencia” llamado “Perspectivas en psicoanálisis” cuyos integrantes son cinco analistas miembros de tres instituciones de Convergencia, Movimiento Lacaniano por el Psicoanálisis Freudiano. Ellos son: Verónica Cohen (Escuela Freudiana de la Argentina), Diego Fernández (Escuela Freudiana de la Argentina), Ilda Rodriguez (Mayéutica- Institución Psicoanalítica), Alejandra Ruiz (Escuela Freudiana de Buenos Aires) y Daniel Zimmerman (Escuela Freudiana de Buenos Aires).
En esta oportunidad han invitado a otros analistas a escribir sobre un tema, compuesto por dos términos: Escritura y Síntoma.
Pero no todos quienes tengan este periódico en sus manos han de saber a qué refiere, no sólo el tema, del cual si son analistas han de tener algunas ideas al respecto, sino de los Grupos de Trabajo, y hasta dela Convergenciamisma.
Veamos entonces: Convergencia, Movimiento Lacaniano por el Psicoanálisis Freudiano, como su nombre lo indica es un movimiento, conformado por instituciones de diferentes países de América, Europa y Asia, fundado en el año 1998.
Su espíritu abreva en el deseo de seguir avanzando en el tratamiento de aquellas cuestiones cruciales del psicoanálisis sin escaparle a esos otros interrogantes que hacen a las formas que adquiere el malestar en la cultura de nuestra época.
Acentuar que se trata de un movimiento y no de una supra-institución subraya el interés fundamental en multiplicar y ahondar los lazos entre quienes practican el psicoanálisis, preservando tanto la multiplicidad como la diferencia, sin intentar totalizar ni globalizar ideas u opiniones[2].
Este es el impulso que atraviesa y a su vez causa en el trabajo a los grupos de trabajo de Convergencia, donde analistas de diferentes instituciones se ponen a trabajar algún tema que los convoca y es de algún modo el que trasunta la revista, no sólo desde el modo en que abordan el tema, sino en su formato mismo.
El mismo consta en primer lugar de un editorial que toma en dos puntos los dos términos del tema, de la escritura a cargo de Alejandra Ruiz, y del síntoma por Verónica Cohen. Es allí donde las analistas abren las puertas de un laberinto polifónico, en el cual las diferentes voces en discusión establecen un intercambio entre los textos que deja planteados nuevos interrogantes, que serán seguramente aquellos que retomarán para el siguiente número, siendo que este recoge los del anterior…
Luego nos encontramos con una presentación, a cargo de Ilda Rodríguez, donde a partir de lo fragmentario que va tomando de los diferentes textos que forman el nudo de la revista realiza una operación de lectura de los mismos, sin resumirlos ni explicarlos, por supuesto, para no ahorrarnos el goce de su lectura.
Dichos artículos fueron escritos por diez reconocidos psicoanalistas que dicen lo suyo sobre el tema desde diferentes lugares. Ellos son (en el orden en que aparecen en la revista): Diana Voronovsky, Norberto Ferreyra, Héctor Yankelevich, Alba Flesler, Gerard Pommier, Marcelo Cohen, Pura H. Cancina, Teresa Palazzo Nazar, Julio Fernández y María-Cruz Estada.
A partir de allí algunos de quienes integran el Comité Editorial nos brindan lo que han dado en llamar notas de lectura donde se van entretejiendo los diversos interrogantes, ecos de lo leído por cada quien, que mantienen abierto el enigma (y por momentos desea generar polémica) moviéndonos por lo tanto a ejercer nuestra propia lectura. Ponen de este modo en acto que la escritura no es transcripción del pensamiento, preguntándose por aquello que pudiera pretenderse sabido, renovando los interrogantes con reflexiones que no se pretenden respuestas, ya que si algo sabemos, es que el saber es abierto a lo real.
En la sección Entrevistas, Ilda Rodríguez y Alejandra Ruiz nos ofrecen una traducción de la Entrevista realizada por Sylvain Frèrot a Moustapha Safouan a propósito de su libro “Le langage ordinaire et la differénce sexuelle”[3] que dieron en llamar Encuentro con Moustapha Safouan. Se trata de un libro que, según su autor habríamos de ubicar en lo que hace a “la teoría psicoanalítica de la sexualidad”, pero que en la lectura de su entrevistadora “abre y relanza cuestiones que tienen toda su importancia en la clínica psicoanalítica”. Esta sola frase, más allá del interesante y meduloso contenido de la entrevista es casi una invitación irrechazable.
A continuación, en la sección Reseñas, Verónica Cohen, bajo el título “Cuando la escritura es síntoma” nos ofrece algunas puntuaciones de su lectura del libro de Pascal Quignard, “La Nuit sexuelle”. Ilda Rodriguez a su tiempo nombra como “La novedad de un clásico” su comentario sobre el libro de Roberto Harari “Apresentacoes clínicas”.
Por último, mas de suma importancia, nos encontramos con una breve presentación de los analistas autores de los artículos de este número, lo cual muestra también en acto el reconocimiento de las diferencias que se intenta cultivar.
A lo largo de nuestro recorrido diversas ilustraciones (que incluyen reproducciones de cuadros, una escultura y hasta un “chiste” gráfico) nos ofrecen un renovador intervalo.
Quienes desplieguen las páginas de esta revista, no sólo darán (parafraseando a Umberto Eco) un oxigenante paseo por los bosques narrativos del psicoanálisis sino que podrán encontrarse con “la diversidad en las presentaciones que la escritura va tomando en cada uno de los artículos”[4]
Para finalizar, les propongo trazar un camino partiendo de la observación que Freud nos dirige desde la “Psicopatología de la vida cotidiana”, acerca que el lapsus calami no está dado a la comprensión, ya que no precisa explicación[5] hasta la formulación de Lacan en el seminario [6] 23 que nos dice que el mismo “puede ser concebido como tocante a lo Real”. ¿Podríamos leer en dicho recorrido una orientación para nuestra praxis? Pregunta retórica, claro está, que apunta a la concepción de una clínica psicoanalítica que intenta tener en cuenta y dar cuenta de esos trozos o puntas de Real que nos es dado alcanzar.
Y en tal sentido, LAPSUS CALAMI, hace honor a su nombre.