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15 noviembre, 2012

 

La sociedad habla. Habla diariamente en sus vestidos, en sus ropas. […] Quien no sabe escucharla en estos síntomas del habla, la atraviesa a ciegas. No la conoce. No la modifica…

Umberto Eco

Por: Marifé Marcó

Hablar de arte y moda implica partir de esta pregunta: ¿cuál es su sentido social y cultural? La vestimenta habla, no solo de quien la porta, sino de un momento de la historia del entramado social.

La moda no tiene un ápice de frivolidad; ya lo decían Eric J. Hobsbawm y Antonio Polito en Entrevista sobre el siglo XXI (Crítica, 2004) cuando reflexionaban sobre la globalización y ponían el acento en las formas de vestirse. En dicho texto se despliega cómo la moda es utilizada por los países desarrollados y pasa a ser un referente de la asimilación cultural de las minorías.

En mi búsqueda por encontrar el sentido que explique la función de la moda en la sociedad, abordé el tema de la indumentaria como una expresión artística, determinada por un constante proceso de comunicación.

La moda, en algunos casos, puede ser leída como una transferencia de gustos, la que va desde los diseñadores a los consumidores. En cada prenda encontramos rasgos de personalidad, no solo de quien crea, sino también de quienes crearon una marca y eligen a los diseñadores para armaran una colección. Se podría pensar que estos artífices que marcan tendencias influyen en los gustos y decisiones de los compradores ¿Hasta qué punto el gusto de una persona que elige una determinada forma de vestirse denota un estilo propio? ¿Existe un puro estilo propio? Según el psicoanálisis, el deseo siempre es el deseo del otro. Si pensamos que la forma en que nos vestimos construye una identidad, y esta luego se proyecta hacia la sociedad, advertimos el tremendo peso que tiene la moda. ¿Es acaso un peso pesado que determina el deseo del otro? La moda es como una fuerza subyacente, símil a un arquitecto silente, responsable de la construcción de un pedazo de historia en el entramado social. Hasta este punto, podemos decir que la indumentaria y la moda no tienen nada de banal y que se prestan a diversas lecturas. Así como se puede vislumbrar la importancia que encierra la vestimenta a la hora de crear una imagen, hasta la de convertirse en una carta de presentación al mundo exterior, una llave que en la mayoría de los casos cierra o abre puertas.

Para adentrarnos en la trastienda de la moda, he elegido entrevistar a las dueñas de Alma Golondrina, una marca con historia, donde la vedette es el arte. Gabriela y Patricia son las dueñas de la maison ubicada en la glamorosa zona de Palermo. Ellas nos cuentan cómo la moda que proponen se encuentra interrelacionada con un estética que delinea la silueta de una mujer que quiere vestirse con diseños únicos. Enfatizan lo artístico, lo original. En contraposición con la producción en serie que ofrecen los shoppings, su planteo es que la mujer que ingresa al local, encuentre prendas cómodas que acentúen su femineidad, y le hagan sentir que puede apropiarse de un espacio que va más allá de la moda.

¿Cómo eligieron el nombre?

Lo elegimos entre las dos, queríamos un nombre que nos representara tanto a nosotras como a nuestras clientas. Entonces, nos pusimos a pensar, ¿que podía ser? Siempre enfocándonos en lo artístico, buscábamos por el lado de la música, que hubiera tonalidad. Empezamos a escuchar las primeras canciones de Sabina, Arjona y de ahí llegamos a Jairo. Encontramos una canción que se llama «Alma golondrina»; en ese instante, sentimos que la letra nos representaba. Era esa alma que poníamos nosotras al hacer todo lo que estábamos proyectando: buscar el local, los proveedores, armar todo. Por otro lado, las golondrinas son aves que suelen moverse en pareja, van y vienen todo el tiempo, pero siempre vuelven al mismo lugar. También era lo que representaban nuestras clientas, las que circulan de un lado para otro, que muchas veces regresan con amigas a comprar juntas. Entonces también ellas eran nuestras golondrinas y de ahí surgió Alma golondrina. El concepto de alma golondrina viene de ahí.

¿Cómo piensan las colecciones de las temporadas?

Por lo general, tratamos de hacerlo juntas, Patricia y yo —responde Gabriela—, y también con los proveedores. Ellos tienen el mismo valor que nuestras clientas, porque nosotras no funcionamos si no tenemos proveedores . Es como un trabajo en conjunto, es hablar con ellos y entre todos armar el esquema de lo nuevo. Siempre estamos haciéndoles sugerencias: por ejemplo, ellos nos traen las muestras y después nosotras decidimos. Eso siempre exige de nuestra parte que logremos articular las necesidades y preferencias de las clientas, ya que somos las que estamos en contacto con ellas y entendemos sus preferencias. Nos pasó hace poco con una proveedora que nos trajo una muestra de sus nuevos productos, nos detuvimos a pensar y a esa muestra le agregamos detalles de diseño. A veces les hacemos críticas constructivas a nuestros diseñadores; nosotras recibimos lo que la clienta dice con respecto a determinadas prendas y es bueno transmitirlo al proveedor, porque ellos no tienen contacto directo con la gente. Todas esas circunstancias son valiosas, porque nos permiten trabajar sobre el producto todo el tiempo. Eso es espectacular, porque nuestros diseñadores no producen en forma masiva. Son artistas que van haciendo productos en tandas pequeñas, la opción de mejorar el producto siempre está. Siempre estamos viendo el detalle, escuchando los que sugieren las clientas cuando vienen. La idea es tener productos que sean de diseño puro y exclusivo. Que no sean como lo que hay en los shoppings, que parecen todos uniformados y que dan la impresión de que siempre encontrás lo mismo. Aunque tenemos algunas cositas más estandarizadas, musculosas básicas, vestiditos básicos, que conforman apenas el 30 % de la ropa que hay en el local, lo que nos diferencia es justamente el 70% que es puro diseño, lo que podríamos llamar el arte de vestirse, enfatizando en el detalle. Cuando una mujer entra al local de Alma Golondrina encuentra, además de ropa, un espacio para sentirse ella. Entonces se da una comunicación maravillosa, la cual va desde la palabra dicha hasta lo que hablan las prendas. Nuestras clientas se sienten como en el living de su casa y no se da siempre eso en el rubro dela moda. Ellas mismas lo comentan entre sus amigas, y siempre vuelven por asesoramiento, también por lo cómodas que se sintieron o porque pudieron entablar una charla más allá de decir «fui a comprar ropa».

¿Cuándo nació Alma Golondrina?

En septiembre cumplimos dos años. Pato —la otra dueña— trabajaba en el mercado de la moda desde hace cinco años, yo fui diseñadora grafica por muchos años y estuve en muchas producciones fotográficas de moda, un montón de cosas hicieron que nos juntáramos para que naciera Alma Golondrina.

¿Cuándo incorporan entre los accesorios la joyería de diseño?

Empezamos con algunos proveedores, paso a paso nos vamos haciendo más fuertes. Hoy por hoy, nuestro peso radica en el diseño en los vestidos, los tejidos y los objetos de joyería en alpaca. Ahora estamos incorporando productos nuevos en plata y piedras volcánicas, piezas únicas.

Todos los que trabajan en mi marca son diseñadores. Algunos tal vez trabajen en forma más masiva para otros lugares, pero por el momento no podemos pedir exclusividad. Entre ellos, tenemos una artista, Sol Sanucci, que diseña joyería en plata, tiene su taller y da clases de escultura. Otra diseñadora es Patricia Galucci; ella es arquitecta y en cada una de sus prendas se puede ver diseño artístico puro, mucha originalidad: los vestidos son pensados, utiliza mucha geometría. A los que produce ella no hay que corregirles nada, porque Patricia piensa desde el largo del vestido hasta el último detalle de la última flor que le hizo; las prendas son sumamente artesanales, hacemos tandas de pocas cantidades y cada temporada va cambiando. La colección anterior fue llamada Flor de Papel, este verano hizo la colección Hola Mar. Son vestidos preciosos y precisos, quedan perfectos en el cuerpo. Lo que va cambiando es el arte que hace sobre el vestido. La colección Flor de Papel acaba de ganar un premio al mejor diseño con un vestido llamado Vestido Trama, que es el que representa a la colección.

Vi en la colección que en diferentes prendas incorporaron tejidos, ¿qué nos podes contar acerca de esa creación ancestral?

La tejedora trabaja con diseños propios y siempre le hacemos sugerencias. De hecho, este ponchito no estaba en venta, era una prueba. Cuando llegamos a la casa de la proveedora lo vimos y le dijimos: «nosotras queremos vender eso»; los únicos tres que tenía hechos hoy están acá en el local. No hizo más porque los estaba haciendo de muestra. Este verano sacamos una colección llamada Textura, no únicamente de tejido en crochet, sino que la textura está dada por otro tipo de materiales que le agrega al tejido. Combina el hilo de seda con el hilo de algodón, esa colección es una colección superexclusiva, no la vas a ver en otro lado. También podés encontrar tejido en crochet con piedras engarzadas, diseños que nunca son iguales al anterior, son piezas únicas.

Con respecto a las joyas y los accesorios tenemos un mix: alpaca, plata y piedra volcánica, y con otros tipos de materiales, pero prevalece que sean joyas de arte. Son piezas únicas, nunca vas a encontrar un collar igual al otro, porque son hechos a mano. Es imposible que haya dos iguales.

Alma Golondrina está pensado como un lugar para que la mujer encuentre un espacio para vestirse, para sentirse cómoda, para sentirse elegante, se puede venir a buscar un vestido para todos los días o para una fiesta. Vos te podés vestir todos los días, pero te podés vestir diferente a todos los que salen uniformados.

¿Cómo viene la temporada otoño-invierno?

¡¡¡Viene con muchas sorpresas!!!, sobre todo en tejidos, ya que el líder es el Tejido Mohair, dado que vivimos en la Argentina, que no es como el continente europeo, con fríos de veinte grados bajo cero. El Mohair es un material muy liviano, te permite estar cómoda y te permite moverte. La mujer hoy busca la practicidad en muchas cosas, acá tenes diseño más practicidad. Además, si hace mucho frío, te permite ponerte un tapado encima y estar cómoda. Aquí no necesitas una lana gruesa con la que no podés ni moverte.

¿Qué tipo de textura prevalece en los vestidos de esta temporada otoño-invierno?

Texturas livianas, porque la mujer busca mucho sentirse cómoda. De a poco se va readquiriendo nuevamente la femineidad; en realidad, si uno se pone a pensar no hay nada mas cómodo que ponerse un vestido, porque es una sola pieza. No tenés que ponerte a pensar si combinás el pantalón con la camisa y el saco. Te ponés un vestido y salís ala vida. Las telas que utilizaremos son el modal y la lanilla, que está funcionando muy bien.

¿Qué prefieren las clientas?

Las telas más suaves, las que tienen caída y las más suaves al cuerpo. Nosotros trabajamos, por sobre todas las cosas, para «la mujer» —aunque Lacan diga que no existe (risas)—, esa que no es tan muñequita 90-60-90. Vienen buscando ropa para la mujer «normal» que no encuentra prendas en otros lugares por una cuestión de talles; trabajamos para aquella que tiene un rollito en la panza o que tiene el bracito más gordito y es bonita igual.

Nuestros diseños no pasan desapercibidos para nada, pero tampoco son vestidos exhibicionistas, en el sentido de ir por la calle y que te miren por extravagante. Son prendas en las que priorizamos el buen gusto; si llaman la atención es por sus detalles y porque son diferentes, no por tener escotes muy pronunciados o ser muy cortitos, nada que ver, sino por el diseño en sí mismo.

Las mujeres que no nos conocen tienen que acercarse, nosotros la vamos a mimar, cuando ellas adquieran una prenda que las haga sentirse felices es la mejor devolución que nos pueden hacer. No pasa por el tema del dinero, sino porque nos damos cuenta que somos artífices del arte del buen vestir, de ahí nuestra marca, Alma Golondrina, que es más que una marca, es el nombre que elegimos para identificarnos y con el que nuestras clientas se identifican. Como bien dice la palabra, tienen alma y alas para la libertad.

Dejo atrás la maison de Alma Golondrina, sé que voy a regresar en otra oportunidad y esa vez será para adquirir alguna joya o alguna prenda. Son irresistibles. Sin embargo, me voy con la sensación de que es un espacio que va más allá de la moda, porque contribuye al diálogo, genera una confortable interacción. Ya lo dijo Roland Barthes: «el vestido es uno de los más formidables signos no lingüísticos de la comunicación»; la moda sirve no tanto para vestir nuestra desnudez, sino para vestir nuestra autoestima.

[showtime]

ARTE Y MODA

Por Marifé Marcó

La sociedad habla. Habla diariamente en sus vestidos, en sus ropas. […] Quien no sabe escucharla en estos síntomas del habla, la atraviesa a ciegas. No la conoce. No la modifica…

Umberto Eco

Hablar de arte y moda implica partir de esta pregunta: ¿cuál es su sentido social y cultural? La vestimenta habla, no solo de quien la porta, sino de un momento de la historia del entramado social.

La moda no tiene un ápice de frivolidad; ya lo decían Eric J. Hobsbawm y Antonio Polito en Entrevista sobre el siglo XXI (Crítica, 2004) cuando reflexionaban sobre la globalización y ponían el acento en las formas de vestirse. En dicho texto se despliega cómo la moda es utilizada por los países desarrollados y pasa a ser un referente de la asimilación cultural de las minorías.

En mi búsqueda por encontrar el sentido que explique la función de la moda en la sociedad, abordé el tema de la indumentaria como una expresión artística, determinada por un constante proceso de comunicación.

La moda, en algunos casos, puede ser leída como una transferencia de gustos, la que va desde los diseñadores a los consumidores. En cada prenda encontramos rasgos de personalidad, no solo de quien crea, sino también de quienes crearon una marca y eligen a los diseñadores para armaran una colección. Se podría pensar que estos artífices que marcan tendencias influyen en los gustos y decisiones de los compradores ¿Hasta qué punto el gusto de una persona que elige una determinada forma de vestirse denota un estilo propio? ¿Existe un puro estilo propio? Según el psicoanálisis, el deseo siempre es el deseo del otro. Si pensamos que la forma en que nos vestimos construye una identidad, y esta luego se proyecta hacia la sociedad, advertimos el tremendo peso que tiene la moda. ¿Es acaso un peso pesado que determina el deseo del otro? La moda es como una fuerza subyacente, símil a un arquitecto silente, responsable de la construcción de un pedazo de historia en el entramado social. Hasta este punto, podemos decir que la indumentaria y la moda no tienen nada de banal y que se prestan a diversas lecturas. Así como se puede vislumbrar la importancia que encierra la vestimenta a la hora de crear una imagen, hasta la de convertirse en una carta de presentación al mundo exterior, una llave que en la mayoría de los casos cierra o abre puertas.

Para adentrarnos en la trastienda de la moda, he elegido entrevistar a las dueñas de Alma Golondrina, una marca con historia, donde la vedette es el arte. Gabriela y Patricia son las dueñas de la maison ubicada en la glamorosa zona de Palermo. Ellas nos cuentan cómo la moda que proponen se encuentra interrelacionada con un estética que delinea la silueta de una mujer que quiere vestirse con diseños únicos. Enfatizan lo artístico, lo original. En contraposición con la producción en serie que ofrecen los shoppings, su planteo es que la mujer que ingresa al local, encuentre prendas cómodas que acentúen su femineidad, y le hagan sentir que puede apropiarse de un espacio que va más allá de la moda.

¿Cómo eligieron el nombre?

Lo elegimos entre las dos, queríamos un nombre que nos representara tanto a nosotras como a nuestras clientas. Entonces, nos pusimos a pensar, ¿que podía ser? Siempre enfocándonos en lo artístico, buscábamos por el lado de la música, que hubiera tonalidad. Empezamos a escuchar las primeras canciones de Sabina, Arjona y de ahí llegamos a Jairo. Encontramos una canción que se llama «Alma golondrina»; en ese instante, sentimos que la letra nos representaba. Era esa alma que poníamos nosotras al hacer todo lo que estábamos proyectando: buscar el local, los proveedores, armar todo. Por otro lado, las golondrinas son aves que suelen moverse en pareja, van y vienen todo el tiempo, pero siempre vuelven al mismo lugar. También era lo que representaban nuestras clientas, las que circulan de un lado para otro, que muchas veces regresan con amigas a comprar juntas. Entonces también ellas eran nuestras golondrinas y de ahí surgió Alma golondrina. El concepto de alma golondrina viene de ahí.

¿Cómo piensan las colecciones de las temporadas?

Por lo general, tratamos de hacerlo juntas, Patricia y yo —responde Gabriela—, y también con los proveedores. Ellos tienen el mismo valor que nuestras clientas, porque nosotras no funcionamos si no tenemos proveedores . Es como un trabajo en conjunto, es hablar con ellos y entre todos armar el esquema de lo nuevo. Siempre estamos haciéndoles sugerencias: por ejemplo, ellos nos traen las muestras y después nosotras decidimos. Eso siempre exige de nuestra parte que logremos articular las necesidades y preferencias de las clientas, ya que somos las que estamos en contacto con ellas y entendemos sus preferencias. Nos pasó hace poco con una proveedora que nos trajo una muestra de sus nuevos productos, nos detuvimos a pensar y a esa muestra le agregamos detalles de diseño. A veces les hacemos críticas constructivas a nuestros diseñadores; nosotras recibimos lo que la clienta dice con respecto a determinadas prendas y es bueno transmitirlo al proveedor, porque ellos no tienen contacto directo con la gente. Todas esas circunstancias son valiosas, porque nos permiten trabajar sobre el producto todo el tiempo. Eso es espectacular, porque nuestros diseñadores no producen en forma masiva. Son artistas que van haciendo productos en tandas pequeñas, la opción de mejorar el producto siempre está. Siempre estamos viendo el detalle, escuchando los que sugieren las clientas cuando vienen. La idea es tener productos que sean de diseño puro y exclusivo. Que no sean como lo que hay en los shoppings, que parecen todos uniformados y que dan la impresión de que siempre encontrás lo mismo. Aunque tenemos algunas cositas más estandarizadas, musculosas básicas, vestiditos básicos, que conforman apenas el 30 % de la ropa que hay en el local, lo que nos diferencia es justamente el 70% que es puro diseño, lo que podríamos llamar el arte de vestirse, enfatizando en el detalle. Cuando una mujer entra al local de Alma Golondrina encuentra, además de ropa, un espacio para sentirse ella. Entonces se da una comunicación maravillosa, la cual va desde la palabra dicha hasta lo que hablan las prendas. Nuestras clientas se sienten como en el living de su casa y no se da siempre eso en el rubro dela moda. Ellas mismas lo comentan entre sus amigas, y siempre vuelven por asesoramiento, también por lo cómodas que se sintieron o porque pudieron entablar una charla más allá de decir «fui a comprar ropa».

¿Cuándo nació Alma Golondrina?

En septiembre cumplimos dos años. Pato —la otra dueña— trabajaba en el mercado de la moda desde hace cinco años, yo fui diseñadora grafica por muchos años y estuve en muchas producciones fotográficas de moda, un montón de cosas hicieron que nos juntáramos para que naciera Alma Golondrina.

¿Cuándo incorporan entre los accesorios la joyería de diseño?

Empezamos con algunos proveedores, paso a paso nos vamos haciendo más fuertes. Hoy por hoy, nuestro peso radica en el diseño en los vestidos, los tejidos y los objetos de joyería en alpaca. Ahora estamos incorporando productos nuevos en plata y piedras volcánicas, piezas únicas.

Todos los que trabajan en mi marca son diseñadores. Algunos tal vez trabajen en forma más masiva para otros lugares, pero por el momento no podemos pedir exclusividad. Entre ellos, tenemos una artista, Sol Sanucci, que diseña joyería en plata, tiene su taller y da clases de escultura. Otra diseñadora es Patricia Galucci; ella es arquitecta y en cada una de sus prendas se puede ver diseño artístico puro, mucha originalidad: los vestidos son pensados, utiliza mucha geometría. A los que produce ella no hay que corregirles nada, porque Patricia piensa desde el largo del vestido hasta el último detalle de la última flor que le hizo; las prendas son sumamente artesanales, hacemos tandas de pocas cantidades y cada temporada va cambiando. La colección anterior fue llamada Flor de Papel, este verano hizo la colección Hola Mar. Son vestidos preciosos y precisos, quedan perfectos en el cuerpo. Lo que va cambiando es el arte que hace sobre el vestido. La colección Flor de Papel acaba de ganar un premio al mejor diseño con un vestido llamado Vestido Trama, que es el que representa a la colección.

Vi en la colección que en diferentes prendas incorporaron tejidos, ¿qué nos podes contar acerca de esa creación ancestral?

La tejedora trabaja con diseños propios y siempre le hacemos sugerencias. De hecho, este ponchito no estaba en venta, era una prueba. Cuando llegamos a la casa de la proveedora lo vimos y le dijimos: «nosotras queremos vender eso»; los únicos tres que tenía hechos hoy están acá en el local. No hizo más porque los estaba haciendo de muestra. Este verano sacamos una colección llamada Textura, no únicamente de tejido en crochet, sino que la textura está dada por otro tipo de materiales que le agrega al tejido. Combina el hilo de seda con el hilo de algodón, esa colección es una colección superexclusiva, no la vas a ver en otro lado. También podés encontrar tejido en crochet con piedras engarzadas, diseños que nunca son iguales al anterior, son piezas únicas.

Con respecto a las joyas y los accesorios tenemos un mix: alpaca, plata y piedra volcánica, y con otros tipos de materiales, pero prevalece que sean joyas de arte. Son piezas únicas, nunca vas a encontrar un collar igual al otro, porque son hechos a mano. Es imposible que haya dos iguales.

Alma Golondrina está pensado como un lugar para que la mujer encuentre un espacio para vestirse, para sentirse cómoda, para sentirse elegante, se puede venir a buscar un vestido para todos los días o para una fiesta. Vos te podés vestir todos los días, pero te podés vestir diferente a todos los que salen uniformados.

¿Cómo viene la temporada otoño-invierno?

¡¡¡Viene con muchas sorpresas!!!, sobre todo en tejidos, ya que el líder es el Tejido Mohair, dado que vivimos en la Argentina, que no es como el continente europeo, con fríos de veinte grados bajo cero. El Mohair es un material muy liviano, te permite estar cómoda y te permite moverte. La mujer hoy busca la practicidad en muchas cosas, acá tenes diseño más practicidad. Además, si hace mucho frío, te permite ponerte un tapado encima y estar cómoda. Aquí no necesitas una lana gruesa con la que no podés ni moverte.

¿Qué tipo de textura prevalece en los vestidos de esta temporada otoño-invierno?

Texturas livianas, porque la mujer busca mucho sentirse cómoda. De a poco se va readquiriendo nuevamente la femineidad; en realidad, si uno se pone a pensar no hay nada mas cómodo que ponerse un vestido, porque es una sola pieza. No tenés que ponerte a pensar si combinás el pantalón con la camisa y el saco. Te ponés un vestido y salís ala vida. Las telas que utilizaremos son el modal y la lanilla, que está funcionando muy bien.

¿Qué prefieren las clientas?

Las telas más suaves, las que tienen caída y las más suaves al cuerpo. Nosotros trabajamos, por sobre todas las cosas, para «la mujer» —aunque Lacan diga que no existe (risas)—, esa que no es tan muñequita 90-60-90. Vienen buscando ropa para la mujer «normal» que no encuentra prendas en otros lugares por una cuestión de talles; trabajamos para aquella que tiene un rollito en la panza o que tiene el bracito más gordito y es bonita igual.

Nuestros diseños no pasan desapercibidos para nada, pero tampoco son vestidos exhibicionistas, en el sentido de ir por la calle y que te miren por extravagante. Son prendas en las que priorizamos el buen gusto; si llaman la atención es por sus detalles y porque son diferentes, no por tener escotes muy pronunciados o ser muy cortitos, nada que ver, sino por el diseño en sí mismo.

Las mujeres que no nos conocen tienen que acercarse, nosotros la vamos a mimar, cuando ellas adquieran una prenda que las haga sentirse felices es la mejor devolución que nos pueden hacer. No pasa por el tema del dinero, sino porque nos damos cuenta que somos artífices del arte del buen vestir, de ahí nuestra marca, Alma Golondrina, que es más que una marca, es el nombre que elegimos para identificarnos y con el que nuestras clientas se identifican. Como bien dice la palabra, tienen alma y alas para la libertad.

Dejo atrás la maison de Alma Golondrina, sé que voy a regresar en otra oportunidad y esa vez será para adquirir alguna joya o alguna prenda. Son irresistibles. Sin embargo, me voy con la sensación de que es un espacio que va más allá de la moda, porque contribuye al diálogo, genera una confortable interacción. Ya lo dijo Roland Barthes: «el vestido es uno de los más formidables signos no lingüísticos de la comunicación»; la moda sirve no tanto para vestir nuestra desnudez, sino para vestir nuestra autoestima.

[showtime]

ARTE Y MODA

Por Marifé Marcó

La sociedad habla. Habla diariamente en sus vestidos, en sus ropas. […] Quien no sabe escucharla en estos síntomas del habla, la atraviesa a ciegas. No la conoce. No la modifica…

Umberto Eco

Hablar de arte y moda implica partir de esta pregunta: ¿cuál es su sentido social y cultural? La vestimenta habla, no solo de quien la porta, sino de un momento de la historia del entramado social.

La moda no tiene un ápice de frivolidad; ya lo decían Eric J. Hobsbawm y Antonio Polito en Entrevista sobre el siglo XXI (Crítica, 2004) cuando reflexionaban sobre la globalización y ponían el acento en las formas de vestirse. En dicho texto se despliega cómo la moda es utilizada por los países desarrollados y pasa a ser un referente de la asimilación cultural de las minorías.

En mi búsqueda por encontrar el sentido que explique la función de la moda en la sociedad, abordé el tema de la indumentaria como una expresión artística, determinada por un constante proceso de comunicación.

La moda, en algunos casos, puede ser leída como una transferencia de gustos, la que va desde los diseñadores a los consumidores. En cada prenda encontramos rasgos de personalidad, no solo de quien crea, sino también de quienes crearon una marca y eligen a los diseñadores para armaran una colección. Se podría pensar que estos artífices que marcan tendencias influyen en los gustos y decisiones de los compradores ¿Hasta qué punto el gusto de una persona que elige una determinada forma de vestirse denota un estilo propio? ¿Existe un puro estilo propio? Según el psicoanálisis, el deseo siempre es el deseo del otro. Si pensamos que la forma en que nos vestimos construye una identidad, y esta luego se proyecta hacia la sociedad, advertimos el tremendo peso que tiene la moda. ¿Es acaso un peso pesado que determina el deseo del otro? La moda es como una fuerza subyacente, símil a un arquitecto silente, responsable de la construcción de un pedazo de historia en el entramado social. Hasta este punto, podemos decir que la indumentaria y la moda no tienen nada de banal y que se prestan a diversas lecturas. Así como se puede vislumbrar la importancia que encierra la vestimenta a la hora de crear una imagen, hasta la de convertirse en una carta de presentación al mundo exterior, una llave que en la mayoría de los casos cierra o abre puertas.

Para adentrarnos en la trastienda de la moda, he elegido entrevistar a las dueñas de Alma Golondrina, una marca con historia, donde la vedette es el arte. Gabriela y Patricia son las dueñas de la maison ubicada en la glamorosa zona de Palermo. Ellas nos cuentan cómo la moda que proponen se encuentra interrelacionada con un estética que delinea la silueta de una mujer que quiere vestirse con diseños únicos. Enfatizan lo artístico, lo original. En contraposición con la producción en serie que ofrecen los shoppings, su planteo es que la mujer que ingresa al local, encuentre prendas cómodas que acentúen su femineidad, y le hagan sentir que puede apropiarse de un espacio que va más allá de la moda.

¿Cómo eligieron el nombre?

Lo elegimos entre las dos, queríamos un nombre que nos representara tanto a nosotras como a nuestras clientas. Entonces, nos pusimos a pensar, ¿que podía ser? Siempre enfocándonos en lo artístico, buscábamos por el lado de la música, que hubiera tonalidad. Empezamos a escuchar las primeras canciones de Sabina, Arjona y de ahí llegamos a Jairo. Encontramos una canción que se llama «Alma golondrina»; en ese instante, sentimos que la letra nos representaba. Era esa alma que poníamos nosotras al hacer todo lo que estábamos proyectando: buscar el local, los proveedores, armar todo. Por otro lado, las golondrinas son aves que suelen moverse en pareja, van y vienen todo el tiempo, pero siempre vuelven al mismo lugar. También era lo que representaban nuestras clientas, las que circulan de un lado para otro, que muchas veces regresan con amigas a comprar juntas. Entonces también ellas eran nuestras golondrinas y de ahí surgió Alma golondrina. El concepto de alma golondrina viene de ahí.

¿Cómo piensan las colecciones de las temporadas?

Por lo general, tratamos de hacerlo juntas, Patricia y yo —responde Gabriela—, y también con los proveedores. Ellos tienen el mismo valor que nuestras clientas, porque nosotras no funcionamos si no tenemos proveedores . Es como un trabajo en conjunto, es hablar con ellos y entre todos armar el esquema de lo nuevo. Siempre estamos haciéndoles sugerencias: por ejemplo, ellos nos traen las muestras y después nosotras decidimos. Eso siempre exige de nuestra parte que logremos articular las necesidades y preferencias de las clientas, ya que somos las que estamos en contacto con ellas y entendemos sus preferencias. Nos pasó hace poco con una proveedora que nos trajo una muestra de sus nuevos productos, nos detuvimos a pensar y a esa muestra le agregamos detalles de diseño. A veces les hacemos críticas constructivas a nuestros diseñadores; nosotras recibimos lo que la clienta dice con respecto a determinadas prendas y es bueno transmitirlo al proveedor, porque ellos no tienen contacto directo con la gente. Todas esas circunstancias son valiosas, porque nos permiten trabajar sobre el producto todo el tiempo. Eso es espectacular, porque nuestros diseñadores no producen en forma masiva. Son artistas que van haciendo productos en tandas pequeñas, la opción de mejorar el producto siempre está. Siempre estamos viendo el detalle, escuchando los que sugieren las clientas cuando vienen. La idea es tener productos que sean de diseño puro y exclusivo. Que no sean como lo que hay en los shoppings, que parecen todos uniformados y que dan la impresión de que siempre encontrás lo mismo. Aunque tenemos algunas cositas más estandarizadas, musculosas básicas, vestiditos básicos, que conforman apenas el 30 % de la ropa que hay en el local, lo que nos diferencia es justamente el 70% que es puro diseño, lo que podríamos llamar el arte de vestirse, enfatizando en el detalle. Cuando una mujer entra al local de Alma Golondrina encuentra, además de ropa, un espacio para sentirse ella. Entonces se da una comunicación maravillosa, la cual va desde la palabra dicha hasta lo que hablan las prendas. Nuestras clientas se sienten como en el living de su casa y no se da siempre eso en el rubro dela moda. Ellas mismas lo comentan entre sus amigas, y siempre vuelven por asesoramiento, también por lo cómodas que se sintieron o porque pudieron entablar una charla más allá de decir «fui a comprar ropa».

¿Cuándo nació Alma Golondrina?

En septiembre cumplimos dos años. Pato —la otra dueña— trabajaba en el mercado de la moda desde hace cinco años, yo fui diseñadora grafica por muchos años y estuve en muchas producciones fotográficas de moda, un montón de cosas hicieron que nos juntáramos para que naciera Alma Golondrina.

¿Cuándo incorporan entre los accesorios la joyería de diseño?

Empezamos con algunos proveedores, paso a paso nos vamos haciendo más fuertes. Hoy por hoy, nuestro peso radica en el diseño en los vestidos, los tejidos y los objetos de joyería en alpaca. Ahora estamos incorporando productos nuevos en plata y piedras volcánicas, piezas únicas.

Todos los que trabajan en mi marca son diseñadores. Algunos tal vez trabajen en forma más masiva para otros lugares, pero por el momento no podemos pedir exclusividad. Entre ellos, tenemos una artista, Sol Sanucci, que diseña joyería en plata, tiene su taller y da clases de escultura. Otra diseñadora es Patricia Galucci; ella es arquitecta y en cada una de sus prendas se puede ver diseño artístico puro, mucha originalidad: los vestidos son pensados, utiliza mucha geometría. A los que produce ella no hay que corregirles nada, porque Patricia piensa desde el largo del vestido hasta el último detalle de la última flor que le hizo; las prendas son sumamente artesanales, hacemos tandas de pocas cantidades y cada temporada va cambiando. La colección anterior fue llamada Flor de Papel, este verano hizo la colección Hola Mar. Son vestidos preciosos y precisos, quedan perfectos en el cuerpo. Lo que va cambiando es el arte que hace sobre el vestido. La colección Flor de Papel acaba de ganar un premio al mejor diseño con un vestido llamado Vestido Trama, que es el que representa a la colección.

Vi en la colección que en diferentes prendas incorporaron tejidos, ¿qué nos podes contar acerca de esa creación ancestral?

La tejedora trabaja con diseños propios y siempre le hacemos sugerencias. De hecho, este ponchito no estaba en venta, era una prueba. Cuando llegamos a la casa de la proveedora lo vimos y le dijimos: «nosotras queremos vender eso»; los únicos tres que tenía hechos hoy están acá en el local. No hizo más porque los estaba haciendo de muestra. Este verano sacamos una colección llamada Textura, no únicamente de tejido en crochet, sino que la textura está dada por otro tipo de materiales que le agrega al tejido. Combina el hilo de seda con el hilo de algodón, esa colección es una colección superexclusiva, no la vas a ver en otro lado. También podés encontrar tejido en crochet con piedras engarzadas, diseños que nunca son iguales al anterior, son piezas únicas.

Con respecto a las joyas y los accesorios tenemos un mix: alpaca, plata y piedra volcánica, y con otros tipos de materiales, pero prevalece que sean joyas de arte. Son piezas únicas, nunca vas a encontrar un collar igual al otro, porque son hechos a mano. Es imposible que haya dos iguales.

Alma Golondrina está pensado como un lugar para que la mujer encuentre un espacio para vestirse, para sentirse cómoda, para sentirse elegante, se puede venir a buscar un vestido para todos los días o para una fiesta. Vos te podés vestir todos los días, pero te podés vestir diferente a todos los que salen uniformados.

¿Cómo viene la temporada otoño-invierno?

¡¡¡Viene con muchas sorpresas!!!, sobre todo en tejidos, ya que el líder es el Tejido Mohair, dado que vivimos en la Argentina, que no es como el continente europeo, con fríos de veinte grados bajo cero. El Mohair es un material muy liviano, te permite estar cómoda y te permite moverte. La mujer hoy busca la practicidad en muchas cosas, acá tenes diseño más practicidad. Además, si hace mucho frío, te permite ponerte un tapado encima y estar cómoda. Aquí no necesitas una lana gruesa con la que no podés ni moverte.

¿Qué tipo de textura prevalece en los vestidos de esta temporada otoño-invierno?

Texturas livianas, porque la mujer busca mucho sentirse cómoda. De a poco se va readquiriendo nuevamente la femineidad; en realidad, si uno se pone a pensar no hay nada mas cómodo que ponerse un vestido, porque es una sola pieza. No tenés que ponerte a pensar si combinás el pantalón con la camisa y el saco. Te ponés un vestido y salís ala vida. Las telas que utilizaremos son el modal y la lanilla, que está funcionando muy bien.

¿Qué prefieren las clientas?

Las telas más suaves, las que tienen caída y las más suaves al cuerpo. Nosotros trabajamos, por sobre todas las cosas, para «la mujer» —aunque Lacan diga que no existe (risas)—, esa que no es tan muñequita 90-60-90. Vienen buscando ropa para la mujer «normal» que no encuentra prendas en otros lugares por una cuestión de talles; trabajamos para aquella que tiene un rollito en la panza o que tiene el bracito más gordito y es bonita igual.

Nuestros diseños no pasan desapercibidos para nada, pero tampoco son vestidos exhibicionistas, en el sentido de ir por la calle y que te miren por extravagante. Son prendas en las que priorizamos el buen gusto; si llaman la atención es por sus detalles y porque son diferentes, no por tener escotes muy pronunciados o ser muy cortitos, nada que ver, sino por el diseño en sí mismo.

Las mujeres que no nos conocen tienen que acercarse, nosotros la vamos a mimar, cuando ellas adquieran una prenda que las haga sentirse felices es la mejor devolución que nos pueden hacer. No pasa por el tema del dinero, sino porque nos damos cuenta que somos artífices del arte del buen vestir, de ahí nuestra marca, Alma Golondrina, que es más que una marca, es el nombre que elegimos para identificarnos y con el que nuestras clientas se identifican. Como bien dice la palabra, tienen alma y alas para la libertad.

Dejo atrás la maison de Alma Golondrina, sé que voy a regresar en otra oportunidad y esa vez será para adquirir alguna joya o alguna prenda. Son irresistibles. Sin embargo, me voy con la sensación de que es un espacio que va más allá de la moda, porque contribuye al diálogo, genera una confortable interacción. Ya lo dijo Roland Barthes: «el vestido es uno de los más formidables signos no lingüísticos de la comunicación»; la moda sirve no tanto para vestir nuestra desnudez, sino para vestir nuestra autoestima.

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