Billy Budd: estreno latinoamericano en Chile
Música | Año Britten
Billy Budd: estreno latinoamericano en Chile
Mariángeles Fernández Rajoy
Entre las celebraciones del centenario del nacimiento de Benjamin Britten se destaca un acontecimiento largamente esperado por los operómanos latinoamericanos: el estreno de Billy Budd, considerada por el musicólogo Mervyn Cooke como su mayor logro, junto con Muerte en Venecia. El Teatro Municipal de Santiago de Chile decidió enfrentar este desafío, con el auspicio especial de la Fundación Britten-Pears, que le otorgó un premio para realizar esta producción. Para ello, convocaron al régisseur argentino Marcelo Lombardero y al director de orquesta David Syrus, quien hace 40 años se desempeña en la English National Opera como Director Musical.
En la obra de Benjamin Britten aparece, de forma explícita o tácita, la homosexualidad masculina como tema recurrente, no como estereotipo, sino como una realidad en las relaciones entre hombres y con la sociedad en su conjunto, lo que resulta en una reflexión profundamente artística sobre la condición humana. Tanto en Muerte en Venecia como en Billy Budd, Eros aparece acompañado por los dilemas morales que enfrentan sus protagonistas: hombres mayores que sienten atracción por jóvenes, frente al deber y los mandatos que se esperan de ellos debido a su posición en la sociedad. Basada en el relato póstumo de Herman Melville, el libreto fue escrito por el habitual colaborador de Britten, Eric Crozier, y el novelista E. M. Forster. En 1951 se estrenó la primera versión en cuatro actos; en 1960 Britten la redujo a dos, con un prólogo y un epílogo, en el que un envejecido Vere recuerda sus días como capitán de El Indomable, aún atormentado por la sentencia a muerte del marinero Billy Budd y cuestionando su propia culpa en esa lucha entre el bien y el mal.
El tema de la incertidumbre y el contraste entre los actos y las palabras de Vere se instala desde el principio mismo de la obra, con una ambigüedad que oscila entre el Si bemol mayor (la salvación) y Si menor (el motín). Esta ambigüedad también se hace manifiesta en la escena de la entrevista a puertas cerradas y sus famosos acordes, privados de todo contenido temático, en palabras de la musicóloga Linda Hutcheon «un momento operístico superlativamente no operístico, donde las palabras y la música no interactúan», que expresan un estado mental esencialmente equívoco: bien, mal, destino, amor, resistencia, motín, sufrimiento, aceptación, reflexión, reconciliación y salvación. El discurso narrativo de la orquesta puede considerarse equivalente a una voz narrativa. Para ello, Britten utilizó una orquesta numerosa —la más grande de todas sus óperas, capaz de ilustrar el inmenso mar en guerra y también las texturas transparentes que recuerdan a sus óperas de cámara— e inmensas masas corales masculinas. En efecto, todas las voces (más de ochenta) son masculinas.
El barítono norteamericano Craig Verm será Billy (quien también protagonizará Albert Herring en la Ópera de Toulouse), el tenor canadiense Roger Honeywell será Vere, el bajo Andreas Bauer (de la Ópera de Berlín) interpretará a Claggart. El barítono brasileño Leonardo Neiva encarnará a Mr. Redburn, el barítono finlandés Arttu Kataja a Mr. Flint, el tenor inglés Samuel Furness a El Novato, además del barítono ruso Alexey Lavrov, el norteamericano Adam Cioffari, los chilenos Homero Pérez Miranda, Gonzalo Araya, Pedro Espinoza, Patricio Sabaté, Sergio Gallardo, Arturo Jiménez, Nicolás Fontecilla, Pablo Oyanedel y los argentinos Leonardo Estévez y Juan Carlos Guzmán. Actuará el Coro del Teatro Municipal, dirigido por Jorge Klastornick y el Coro de Niños The Grange School, dirigido por Claudia Trujillo.
Después de su premiada puesta de Tristán e Isolda, el régisseur Marcelo Lombardero regresa al Municipal con su equipo, formado por Diego Siliano en la escenografía y proyecciones, Luciana Gutman en el vestuario y José Luis Fiorruccio en la iluminación. El director de orquesta David Syrus dirigirá a la Orquesta Filarmónica de Santiago.
Dentro de la esfera de lo público y lo privado, la incomprensión y la autoridad, lo subyacente en Billy Budd es la incapacidad para la comunicación: el fracaso de no poder hablar y, tal vez más importante, el fracaso de no saber escuchar.
Marcelo Lombardero
David Syrus
Gemelos con la imagen de Britten y Pears