Buscar la belleza sin llegar a los extremos
Entrevista al Dr. GUILLERMO BLUGERMAN
Por Margarita Gómez Carrasco
Hay algo misterioso en lo bello. Platón habló de la importancia de la simetría, y acentuó que lo bello es indestructible y existe más allá del objeto. Lacan ‒en el desarrollo del objeto a‒ dice: «Cada sujeto tiene el concepto de belleza que se relaciona con ese objeto que ni siquiera es un objeto ni es una letra: es la representación de la falta». Para indagar en el tema, El Gran Otro entrevistó al Dr. Guillermo Blugerman, médico cirujano especializado en Cirugía Plástica. 33 años de experiencia avalan su trayectoria: dirige la clínica ByS y sus cirugías estéticas se consideran obras de arte vivientes.
Fuiste invitado por distintos países del mundo a dar conferencias y a operar…
En total, a lo largo de mi vida he recorrido 85 países, de los cuales, en 30 de ellos he hecho cirugías. Di conferencias en por lo menos 60 países. En este último viaje he estado operando en Nigeria, con lo cual he tenido que adaptar mi estética a la de las nigerianas, que es completamente distinta a la de las argentinas. He tenido que adecuarme a su concepto de belleza para obtener resultados satisfactorios.
¿Cuál es el concepto de belleza en ese país?
Son mujeres grandotas, algunas obesas, y el concepto de la gordura está asociado al concepto de la fertilidad, de la abundancia, de estar bien alimentada. Entonces son mamas y nalgas gigantes, y hay que adaptarse al concepto de la Venus de Willendorf. Todas las Venus de la antigüedad eran así: obesas, con mamas gigantes.
¿Qué opinan en Nigeria de la belleza occidental?
Tuve pocas oportunidades de conversar en profundidad, pero de las pacientes que tuve en este viaje, dos eran jovencitas y flacas, y estaban para implantes de mamas y un aumento de glúteos. Las otras eran mujeres posparto que querían recuperar su cuerpo luego del embarazo y la lactancia. De ahí nos fuimos a Vietnam, otra cultura completamente distinta, en la cual el culto a la belleza está muy instaurado. Ahí la cirugía que hice fue una ginecomastia ‒mamas en el hombre‒, era un paciente que no encajaba con los parámetros de los vietnamitas que son más bien pequeños y bajitos. Lo interesante del congreso fue que di una conferencia sobre el concepto de belleza desde el punto de vista argentino que fue muy aceptada. El tema fundamental giró en torno a que el cirujano plástico tiene que explotar su lado artístico. Yo tuve la suerte de poder ver el arte en Europa, viajé con mi familia a los 13 años y eso hizo que fuera incorporando el concepto de belleza.
¿Qué nos puedes decir acerca del concepto de belleza?
El concepto de belleza es algo muy difícil de definir. Lo que es bello para un argentino quizás no lo es para un coreano. En general tiene que ver con la armonía y el equilibrio, con simetrías, pero no perfectas porque no son bellas y resultan algo frías. Otra cosa que hice en los últimos años fue tomar un curso de escultura para cirujanos en San Francisco, en el cual había dos modelos vivos, una mujer y un hombre, que iban mostrando músculo por músculo de su cuerpo. Los participantes fuimos poniendo sobre un esqueleto de alambre músculo sobre músculo hasta armar el cuerpo del modelo. Esa fue una muy buena forma de reaprender lo que es la anatomía artística y la anatomía en movimiento, y aparte poder también aprender un poco más de la aplicación de la cirugía a la modelación corporal. Muchos cirujanos hablan de cuántos litros sacaron de grasa, pero lo importante es lo que se deja, no lo que se saca; uno tiene que dejar una forma armónica, tiene que dejar belleza. Entonces, ese es otro aspecto interesante que los cirujanos plásticos están enfocando, tratar de no irse a los extremos. Por ejemplo, cuando una mujer de 90 años tiene rasgos de una de 30, ya deja de ser algo natural. Uno tiene que acompañar el envejecimiento con las técnicas que se disponen, pero tampoco de formas extremas.
Después de una intervención, ¿qué sentís cuando ves tu obra terminada?
Hay una satisfacción personal, pero la más grande, es cuando un paciente está contento, porque un cirujano puede hacer algo que esté técnicamente perfecto, armónicamente perfecto, pero sin llegar a captar lo que el paciente quería, o el paciente mismo no supo transmitir lo que él deseaba. Entonces, cuando se logra la conjunción, cuando se pudo hacer lo que el paciente quería, es perfecto; y cuando no se logra, es el fracaso de la cirugía y de la relación médico-paciente. Hay pacientes que son muy perfeccionistas, o pacientes que tienen el Síndrome Dismorfo-fóbico, que es cuando el paciente tiene una patología cerebral que genera que nunca logre verse bien. Es lo que tenía Michael Jackson, es el máximo del narcisismo.
¿A qué otros países viajaste este año?
Este año hice 200.000 Km. A la altura del Ecuador, serían cinco vueltas al mundo. Fui a Nigeria, Vietnam, Camboya, Barbados, Austria, Francia y Alemania.
Hoy en día se está experimentando una técnica de reutilización de la grasa…
Nosotros en realidad hicimos el primer trasplante de grasa hace 25 años y esta técnica se está refinando hoy en día, porque lo que se está inyectando junto con la grasa son células madre, que es lo que realmente revitaliza la textura, da mejor color, brillo. Y por eso es superior al injerto o trasplante de tejido graso, a la inserción de cualquier producto, como ácido hialurónico. Hoy en día, lo mejor es la reutilización de grasa, tanto para cara como para cuerpo. Hay que alertar con el uso de productos que son nocivos para la salud, donde se inyectan siliconas, metacrilatos en grandes volúmenes, que producen daños en el cuerpo.
El Dr. Guillermo Blugerman ha recibido importantes distinciones mundiales, es docente y autor de numerosos libros. Se puede decir que es médico-artista, un hacedor de belleza que opera sobre la falta del sujeto, bordeando el misterio de la belleza.