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12 septiembre, 2012

El centro porteño exhibe los artefactos de tortura usados durante la Inquisición.

Por Luciana Ayub

Bajo el auspicio del Ministerio de Patrimonio Cultural Italiano, en Callao al 800 es posible encontrar los más antiguos objetos de tortura empleados por los inquisidores contra los denominados «herejes».

La Inquisición tomó su nombre de «inquisitio», un procedimiento del Derecho Romano que se basaba en la formulación de una acusación por parte de la autoridad judicial, al no existir denuncia sostenida con testimonios fidedignos. Así, en el siglo XII, esta institución nace como tribunal eclesiástico destinado a inquirir y castigar los delitos de cátaros y valdenses. Sin embargo, con el paso del tiempo, la tarea fue aun más extensa y exhaustiva, y tuvo como finalidad la búsqueda y el ajusticiamiento de todos los «herejes»: judíos, musulmanes, protestantes, templarios, brujos o individuos con convicciones no acordes a las impuestas por la Iglesia católica.
Se recuerdan tres Inquisiciones, en épocas y lugares diferentes: la medieval, la española yla romana. En todas ellas se emplearon antiguos y modernos sistemas de tortura —caracterizados por su extrema crueldad—, por medio de los cuales se pretendía obtener declaraciones que verificaran la culpabilidad de los acusados, ya que sin confesión no podía llevarse a cabo la ejecución.

Existían rigurosas normas que regulaban la duración, la modalidad y la frecuencia de las torturas aplicadas. Así, por ejemplo, las confesiones eran consideradas nulas si no se reconfirmaban por el torturado 24 horas después de realizadas.

La mayor parte de las personas procesadas por la Inquisición —se habla de unas 500.000— llevaba una vida normal y fue perseguida sin motivo real. En ocasiones sucedía que, simplemente, los funcionarios inventaban acusaciones para demostrar su gran dedicación al trabajo y su enorme fervor…

Desde finales de agosto y hasta principios de 2013, en el centro porteño puede visitarse una muestra que reúne algunos de los artefactos de tortura utilizados por los inquisidores, así como una gran cantidad de cuadros y textos explicativos relacionados con esta institución.

La exposición está auspiciada por el Ministerio de Patrimonio Cultural Italiano y cuenta tanto con material original como con copias fieles, realizadas por selectos coleccionistas con materiales antiguos. Todo ello, distribuido en más de500 metros cuadrados, en los que el visitante encontrará artefactos de tortura verdaderamente sorprendentes.

Durante el recorrido por las instalaciones, ubicadas en Callao al 800, es posible ver instrumentos como un tronco puntiagudo con el que se sometía a las víctimas al empalamiento; podían permanecer vivas durante días, en un estado de dolor insoportable. También puede contemplarse la llamada «Virgen de Nuremberg», que servía para encerrar al condenado dentro de un artilugio repleto de aguijones, estratégicamente distribuidos para no dañar ningún órgano vital, lo que hacía que la víctima quedara condenada a una lenta y extensa agonía.

Asimismo, es posible hallar otros instrumentos escalofriantes, como la «sierra» (con la que se cortaba al individuo desde la entrepierna, tras haberlo colgado por los pies, cabeza hacia abajo), el cinturón de castidad, el cepo, el banco de estiramiento, el «bock» (se colgaba al sospechoso como un jinete sobre una pirámide de madera, que destrozaba sus genitales), el aprieta pulgares, el rompecráneo o la parrilla, entre otros.

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