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14 febrero, 2013

[showtime]

Por: Gimena Rubolino

Edda nació en Tucumán y comenzó a estudiar teatro a los once años, impulsada por su madre, con una profesora de su barrio. Si bien reconoce haber atravesado al principio una fase de timidez, al poco tiempo de comenzar sus estudios logró explotar su faceta humorística y divertida, que la ha hecho participar en importantes éxitos como Los Campanelli, Un año para recordar y Mujeres desesperadas, entre otros.
Directora, dramaturga y escritora, esta actriz produce y dirige sus propias obras, pero reconoce que la actuación es su verdadera pasión. Simpática y carismática, nos muestra el teatro que tiene en su casa (en el que eventualmente realiza obras privadas) y nos confiesa sus ganas de trabajar en televisión, su afición por el teatro y cómo se prepara para el estreno de la obra Póstumos, dirigida y escrita por José María Muscari, que se estrenará en el mes de febrero en el teatro Regio.

¿Cómo te preparás para el estreno de Póstumos?

Con una gran alegría, me da mucho placer hacer esta obra. Póstumos es un acto de reconocimiento a todos los actores que ha elegido Muscari, porque a todos nos eligió porque nos quiere mucho. Somos de muy distinta extracción, pero populares, gente a la que el pueblo quiere. Nuestras edades oscilan entre los 60 y los 90 años.

¿En qué consiste la obra y qué características tiene tu personaje?

Póstumos es un show filosófico sobre la vida y la muerte, basado en testimonios de los protagonistas vueltos una ficción irreal. La obra fue armada sobre testimonios de cada uno de los protagonistas. Mi personaje soy yo, hago de Edda Díaz. Cada uno de nosotros tiene su propio nombre, estamos en el limbo. No se sabe por qué estamos, si estamos vivos o muertos, y la obra es muy conmovedora. Cuenta además con la presencia de Hilda Bernard, Nelly Prince, Gogó Rojo, Erika Wallner, Luisa Albinoni, Ricardo Bauleo, Max Berliner, Tito Mendoza y Pablo Rinaldi. Mi personaje, como cree en la reencarnación, entra muy feliz. Yo no creo en la muerte, creo que todo se recicla. Soy un personaje muy alegre, optimista, pero de pronto cambio y me voy al otro extremo. La parte oscura y triste dura muy poco, ya que logro salir a través del humor. No tengo cambios de vestuario, porque todo transcurre en un mismo momento. Esta obra me tiene totalmente entregada.

¿En qué te basás para construir tu personaje?

Leo muchísimo. Pertenezco a un movimiento que se llama MSIA (Movimiento de sendero del alma), cuya cadena es el Cristo que llegó a mi vida hace unos dieciséis años. Esto es espiritualidad, tener presente que somos un alma que tiene un cuerpo y que este es un envase. Todos estos conceptos aparecen en la obra.

¿Hasta cuándo tienen previsto continuar con la obra?

Hasta el mes de mayo pero, si se obtiene el éxito que esperamos, se va a extender tres meses más.

¿Te gustaría hacer televisión?

Sí, totalmente, me gustaría porque la gente de pronto no recuerda todo lo que la he hecho reír. Me gusta mucho cómo se están haciendo las series y los teleteatros, porque se están produciendo cosas con mucha seriedad. De todas formas, te confieso que, cuando no trabajo en televisión, no la miro. La tengo castigada porque hace dos años que no me llaman. Me gustaría hacer un programa mío, tener aunque sea seis minutos, pero que sean míos. Si uno se queda solo con el teatro, pierde vigencia con las nuevas generaciones, ese es un problema. Estando en la televisión una vez por semana cinco minutos, el teatro se llena mucho más.

¿Cuáles son tus proyectos para este 2013?

Estoy atravesando un momento de gran felicidad y disfrutando de todo lo que estoy haciendo. Los proyectos son la obra Póstumos y continuar con otro de mis espectáculos, que es de humor, reestrena el 7 de febrero y se llama Yo sé que te gusta el whisky; ahí dirijo. Y después tengo un espectáculo muy interesante, Amorcito corazón, que lo dirijo también, y ahí hago de una mujer golpeada, es una mujer grande que hace veinticinco años que el marido le pega y logra escaparse. Es un espectáculo que lo estrené en la Real Academia de Actores de España. Esta obra la tengo en venta para presentarla en donde la compren. Las últimas funciones las hicimos en noviembre, en Rosario.

¿Qué obra fue la que más te gustó?

La verdad que no puedo elegir entre mis hijos el preferido. Por momentos te gusta más uno, por otros te inclinás por otro. Yo vivo en un presente muy grande, trato de disfrutar el aquí y el ahora.

¿Cuál creés que fue el mayor reconocimiento que recibiste en tu carrera?

Uno fue mi hijo Maxi, que al año y medio, cuando yo estaba en el teatro Nacional, actuando sola, él venía todas las noches con mi madre y me gritaba en una función «Vamos, mamá», caminando hacia el escenario.
Otro recuerdo es mi hija que, cuando trabajábamos juntas en un espectáculo, ella estudiaba teatro y, al terminar la obra, venía corriendo y me abrazaba. Y mi hijo más chico, Gustavo, que a los cuatro años debutó en el teatro y salía a bailar el vals conmigo y miraba el teatro. Si el teatro era grande, se buscaba un camarín para él solo y luego venía a bailar. Siempre hice que ellos compartieran la magia. Otro reconocimiento fue el de mis colegas, el premio Florencio Sánchez a la trayectoria, que no tiene ningún valor comercial sino de puro reconocimiento. Este premio me lo otorgó en el 2010 la Asociación Argentina de Actores.

¿Cuándo comenzaste a estudiar teatro?

Empecé a los once años con una profesora del barrio excelente, que no era muy conocida pero era maravillosa. Los primeros seis meses, como suele ocurrir con los actores, yo no expresaba nada, y la mandó a llamar a mi mamá para decirle que no siguiera gastando su dinero. Pero mi mamá confío en mí porque yo desde chica escribía y tenía mucho humor. Así que, más adelante, logré sacar mi potencial.

Por último, Edda, ¿qué cualidades pensás que tiene que tener una persona para ser un buen actor/actriz?
Ser buena persona, porque eso se nota, y en teatro de pronto puede aparecer un actor estupendo según los críticos, y el pueblo, por intuición, no lo reconoce como tal. Creo que hay algo de santidad, de bondad y de querer hacer. Tiene que tener buena presencia, buena voz, mucha salud, y después lo demás es sensibilidad, talento y pasión.