Gabriela Cabezón Cámara: “Escribir hace el mundo más habitable”
Por Verónica Glassmann
Gabriela Cabezón Cámara es una de las voces femeninas más influyentes de la narrativa argentina contemporánea. Hoy es considerada por muchos como la estrella del rock de la literatura con novelas que ya son de culto como Las aventuras de la China Iron (2017), La Virgen Cabeza (2009) y Romance de la negra rubia (2014).
La Virgen Cabeza es una historia contada desde el conurbano. En la villa El Poso, la travesti Cleopatra tiene una revelación mística: se le aparece la Virgen María. En ese momento, decide dejar de prostituirse y comenzar a buscar soluciones para las problemáticas del barrio. La gente empieza a creer que hace milagros y eso se convierte en noticia. En este punto de la historia aparece Qüity, una periodista que está en busca de una historia marginal para retratarla. Se adentra en la villa para conocer bien de cerca el fenómeno y termina enamorada de Cleo. Así comienzan una historia de amor intensa y verdadera.
En La virgen Cabeza contás la historia de amor entre una travesti y una lesbiana. ¿De dónde surgieron las ideas para los personajes y la historia?
No sé. Estaba escribiendo otra cosa, una novela distópica sobre la desaparición de los estados nación y la organización del mundo en torno a las grandes corporaciones. La personaje narradora se parecía a Qüity. Un día me puse a escribir y apareció Cleo y pateó el tablero: ya no pude escribir una novela a la Dick, tuve que escribir La Virgen Cabeza. Cleo habla como una amiga mía que amé durante mi adolescencia, una travesti adolescente.
Las Aventuras de la China Iron narran el viaje de la China Iron y su perro Estreya con la inglesa Elizabeth y el gaucho Rosario, desde la “civilización” hacia la “barbarie”. El texto está estructurado en tres partes: El desierto, El Fortín y Tierra Adentro; y guarda una relación íntima con el Martín Fierro. ¿Cómo surgió la idea de lo gauchesco que aparece en Las aventuras de la China Iron?
De la lectura de gauchesca, que me encanta. Por supuesto, cada une lee desde su coyuntura. Estaba leyendo gauchesca porque me habían invitado a la Universidad de California y tenía que dar un taller de algo y no sabía de qué. Pensé narrativa en verso y, como soy argentina, narrativa en verso es gauchesca. Leí cualquier cantidad y ahí se me ocurrió este juego de escribir la novela. No fui tan consciente de estar reversionando un clásico. O sí, pero nunca pensé que tuviera tanto peso hacer eso.
El Internacional Booker Prize 2020 es el galardón más prestigioso con el que se distingue a los libros de ficción traducidos al inglés. Este año entre las trece nominadas a ganarlo hay dos argentinas: Samanta Schweblin por su novela Kentukis y vos por Las aventuras de la China Iron. ¿Qué sentís ante los premios y el reconocimiento internacional?
Sorpresa. Es una mezcla de sensaciones. Eso va a ayudar a que mis libros sean traducidos y leídos por personas de otras culturas. Y supongo que no serán solo mis libros, sino que de alguna manera arrastra los de muches colegas, lo que me da alegría también. Estoy muy sorprendida, muy agradecida, y a la vez con una sensación de perplejidad en este contexto de pandemia mundial parece un poco una noticia de otro mundo.
Has dictado cursos, talleres, clínicas y seminarios en forma particular y también desde diversas instituciones como la Biblioteca Nacional o la Universidad Nacional de las Artes. Dicen tus alumnos que tus recomendaciones son claras y precisas y que entre tus consejos está juntarse con otras personas que escriben, leerse unos a otros y leer mucho en general. ¿Se puede enseñar a escribir?
Enseñar, si enseñar es acompañar un proceso de crecimiento, sí. La docencia implica trabajar con las personas desde su mejor lugar, desde aquello que desean hacer, entonces te encontrás con algo lindo. Yo veo mucho talento en muchos de los lugares donde doy talleres, y también he leído libros de jóvenes, tanto narradores como poetas, muy buenos.
Sabemos que te gustan todas las historias siempre y cuando te las cuenten bien. ¿Cuáles son tus libros y autores preferidos?
Millones. En estos días, La mirada del jaguar, unas entrevistas al antropólogo brasilero Eduardo Viveiros.
Afirmas que en todos tus personajes hay un montón de vos pero…¿hay uno que sea tu preferido?
Cleo. Porque se parece a mi amiga en algún punto. Es un homenaje a una persona que yo quise mucho, que fue una amiga travesti que tuve a fines de la adolescencia y durante mi primera juventud y después no la tuve más porque la mataron. Como solía pasar, las travestis tenían una expectativa de vida de 35 años en esa época. Escribirla a Cleopatra era un poco volver a traerla a ella.
En este contexto que contás se entiende cuanto amor hay en ese personaje travesti porque mientras te escucho recuerdo que en uno de los capítulos de La Virgen Cabeza, Qüity afirma: “Esa mañana no podía siquiera imaginarlo, pero el olor a hogar y Cleopatra no se irían más de mi vida”. Por otra parte, ¿sentís que trabajas para lograr la visibilidad lésbica?
No especialmente. Soy lesbiana, nada más. Pero siento como una responsabilidad hacer visible mi lesbianismo. Una responsabilidad hacia las más jóvenes y hacia las que pueden estar viviendo en contextos muy duros en los que ser lesbiana es algo dificilísimo.
¿Cuál te parece que es la contribución de la literatura para que la lucha feminista esté presente en la política y la cultura contemporánea? ¿Estás escribiendo algo actualmente?
La contribución es que las mujeres escribamos y publiquemos. Actualmente no estoy pudiendo escribir. Pero un poco sí: estoy leyendo y estudiando algunos temas que creo me van a ayudar a encarar la cuarta escritura de la novela que no estoy pudiendo escribir.
¿Cómo vivís estos días de encierro, crees que salimos mejores, que el arte ocupará otros espacios?
No veo por qué saldríamos mejores, aunque me gustaría. Por el momento, los más ricos del mundo salen más ricos y los demás más pobres, una especie de aceleración de esta etapa, ¿final?, del neoliberalismo. Miro con entusiasmo la fuerza de Black livesmatter en EE.UU. Las revueltas.
¿La escritura te salva de miedos y fantasmas?
Sí. Incluso del pánico de no poder escribir.Para mí, sin lugar a dudas es una manera de, no sé si de evitar el tormento y el dolor, pero sí de construirme un lugar habitable en el mundo.
Gabriela Cabezón Cámara deja su impronta en cada página, en un ejercicio que hace casi obligatorio repensar el mundo y a nosotros mismos. Qüity, su personaje de La Virgen Cabeza afirma: “Ahora sé que de un naufragio no se salva nadie. Los que se hunden están muertos y los salvados viven ahogándose”. En esa desgarradora descripción que parece pesimista nos hace pensar en otras formas de salvarnos. Esos caminos tienen que ver con quien es ella como escritora: Conmovedora, solidaria, comprometida y alejada de cualquier tibieza a la hora de las desigualdades.
Foto de Portada: Alejandra López @alejandralopezfotografa