Oníricas y poéticas creaciones de Salamanco
Por Mariana Gioiosa
Reseña sobre Mirador, de Hernán Salamanco.
Mirador es el punto geográfico desde el cual se contempla un paisaje, pero también se lo puede llamar así al observador, aquel que se apropia de su entorno a través de la mirada.
Salamanco invita a contemplar flores, árboles y cascadas de gran tamaño, que nos hacen sentir pequeños ante la inmensidad de estas imágenes. Están teñidas por su mirada poética, evocan estados anímicos y sentimientos profundos.
Tal es el caso de la representación del gran bouquet de flores que se exhibe en la sala, símbolo de celebraciones y despedidas, «Pintar flores representa algo especial para mí, no lo hago en cualquier momento. Es un homenaje que le rindo a personas fallecidas que me fueron significativas, mis grandes maestros», dice Salamanco.
Desde pequeño creció rodeado de pintura, literatura y música, la casa de sus abuelos desbordaba arte. Sus padres, médicos veterinarios, lo llevaban de vacaciones a conectarse con paisajes de sierra y amplias praderas. Cuando terminó el secundario estudió biología molecular, pero al conocer las pinturas de Johannes Veermer en New York, decidió dedicarse a las artes visuales.
Pintar se ha convertido en algo vital para él, «si yo no pinto no me siento bien, puedo cubrir mis necesidades básicas, pero sin la pintura me falta algo, no me encuentro», afirma
Se formó en la Escuela de Bellas Artes donde adquirió el conocimiento sobre composición y diferentes técnicas. También lo influenció el cine onírico de David Lynch y los cuentos terroríficos de Edgar Allan Poe, entre otros. Todas estas expresiones se encuentran presente en su obra.
En el último año de la Escuela Pueyrredón viajó a Bélgica a realizar una especialización en Litografía en la Academia Real de Bellas Artes. También se formó con Luís Duarte, a quien considera uno de sus grandes maestros.
Llama la atención el soporte elegido, rustico, para contener la delicada expresión de la naturaleza: Carteles de metal reciclados, pintados con esmalte sintético. Paneles de chapa de 100 x 100 cm. que fueron cortados, intervenidos y unidos, en algunos casos alcanzan 200 x 500 cm. Para plasmar estos paisajes de tal dimensión, se vale de proyecciones y cuadrículas. El clima y las sensaciones que emana de las obras provienen de los colores y las texturas que sabe crear.
Por ejemplo Dancer in the Dark: representa un florero que posa sobre una mesa blanca. Sus flores dan cuenta del paso del tiempo, algunas presentan el tallo vencido y sus pétalos, casi secos, sugieren que han estado allí por cuatro o cinco días. El fondo, en paleta de grises, aporta tensión, pleno de sombras, misterio y una profunda carga dramática.
Hanging Lake por su parte, muestra un paisaje compuesto por pinos, ramas y cascadas congeladas sobre un lago espejado. La paleta de ocres le brindan calidez y melancolía a las imágenes, contrastando con la frialdad que emana del azul y el blanco.
También es muy interesante Flores Amarillas después de Nacho Lasparra: Está basada en una foto de dicho artista en la que realizó una reinterpretación pictórica del paisaje en la que acentúa luces, sombras y le agrega elementos.
En esta nueva etapa de su producción artística encontró su marca personal. La comenzó en el 2002, en el marco de la poscrisis de Argentina 2001, donde los avisos y letreros de venta de propiedades desbordaban en los diarios y en las calles. «Estaba caminando por el barrio y de repente me llamó la atención un cartel de venta en chapa. Lo observé detenidamente y reflexioné sobre la nobleza del metal, su resistencia a la lluvia, el viento, los rayos del sol», comenta el artista. Cansado de la fragilidad y los problemas que tienen los soportes tradicionales como el papel o el lienzo decidió probar algo distinto. « Anoté el número de teléfono de los fabricantes que estaba en un costadito del cartel y los llamé. Pasé a visitarlos y quedé fascinado con el descubrimiento. Y aunque están acostumbrados a vender los carteles a inmobiliarias por cantidad, los convencí para comprarles dos y que me los hagan llegar a casa. Cuando descargaron ese día los carteles en el jardín, dudé en que me estaba metiendo, pero enseguida me encontré con el soporte y a partir de allí no paré más», comenta. Desde aquel momento Salamanco no para de invitarnos a ser parte de sus poéticas y oníricas creaciones.
Hernan Salamanco ha participado de numerosas exposiciones colectivas, individuales y ferias nacionales e internacionales. También recibió becas y premios como: 1er Premio IV Salón Banco Central de la República Argentina 2010 y Beca Nacional de apoyo a la creación artística del Fondo Nacional de las Artes.
Mirador se presentó en Smart Gallery, Avenida Alvear 1580.