Hoy en Analizame: Pinedas tejen lirios
Dramaturgia y dirección:
Susana Hornos y Zaida Rico
Por Dra. Raquel Tesone
¿Acaso un pájaro sin aire puede volar?, se preguntan las Pinedas recreadas por las dramaturgas Zaida Rico y Susana Hornos. Esta pregunta nos dispara otras: acaso si a quienes tienen alas se les quita el aire, ¿la humanidad puede avanzar? No, esto no es posible, y lo demuestra la lucha de Mariana Pineda y las autoras, mujeres que dignifican al género femenino. Es la lucha de Pineda que se atreve a bordar una bandera con las palabras prohibidas: Ley, Libertad, Igualdad, y de las autoras, que consagran a las Pinedas este gran homenaje y las hacen hablar de aquello que la violencia ha intentado acallar. Pineda tuvo la valentía de no delatar a los presos a quienes ayudaba en favor de la libertad, lo que le costó la cárcel y la condena a la pena de muerte. Decidió enfrentar la muerte y eligió dejar sin madre a sus hijos antes que vivir con el desprecio de ellos por ser una delatora y traicionar sus propios ideales.
Al igual que la primera parte de esta trilogía, la obra Granos de uvas en el paladar, de las mismas autoras, alcanza a concientizar apelando a la memoria siempre desde el corazón. Probablemente, esta sea la razón por la cual sigue en cartel desde hace cuatro temporadas, y a pedido del público brindaran una nueva función de despedida el 3 de abril. Granos de uva en el paladar trata sobre la España dividida entre franquistas y republicanos hasta la llegada de la democracia y sus cambios, como la sanción de ley de divorcio y el voto femenino. Es un fuerte cuestionamiento al régimen político y eclesiástico, y también al cercenamiento de la mujer por condenarla a lo doméstico y a la maternidad. Cuenta con actores de primer nivel, e incluye las destacadas actuaciones de las autoras y directoras en los roles masculinos.
En Pinedas tejen lirios la temática del lugar de la mujer es nodular. Se profundiza la violencia a la que nos vemos sometidas históricamente para defender nuestro espacio. La violencia contra Pineda y su asesinato abarca una visión macrosocial y continúa con otras tres escenas, de otras Marianas de distintas épocas, con una perspectiva que apunta a suprimir todos los resquicios por donde se inmiscuyen las microviolencias. Vemos en la segunda escena a una Mariana que transita el año 1973, una mujer que será una desaparecida más de la dictadura militar argentina y que pide a la sociedad que su «nombre no se borre de la historia»; también vemos a la Mariana que vive en Ciudad Juárez, donde el femicidio es moneda corriente, y para finalizar, la Mariana que es víctima de violencia doméstica. Esta última Mariana es la que, desde su intimidad familiar, defiende el derecho a ser mujer y a extirpar la violencia que se ejerce sobre ella para darle a su hija el modelo de una mujer a lo Pineda.
Sin golpes bajos, sin caer en ningún lugar común ni en un feminismo a ultranza, carente de todo sentimentalismo, golpea fuerte al espectador con un lenguaje punzante y, al mismo tiempo, presenta una sublime poesía.
Hay obras de teatro que son recomendables porque son maravillosas desde lo artístico y otras porque son indispensables desde la perspectiva social y ética. Pinedas tejen lirios combina en la misma dosis estos dos componentes. Es una magnifica pieza teatral, con un texto conmovedor y con diálogos que no tiene desperdicio. Los tres actores mutan con total versatilidad en la interpretación de los distintos protagonistas. Con ligeras modificaciones en el mismo vestuario, distinguimos los papeles que los actores representan solo con encarnar las características particulares y poniendo el cuerpo en las emociones de cada uno de los personajes que interpretan. La dirección es impecable en cuanto al agudo y minucioso trabajo actoral que muestran los cambios psicológicos en los roles que se juegan. Marca de su originalidad son también los cambios de cuadros con una coreografía en la que los cuerpos y las palmas hablan, al igual que las canciones, y en la que se destaca el trabajo corporal así como también los detalles de cambios de iluminación.
Pinedas tejen lirios es por todo esto una obra extraordinaria e imprescindible. Debemos ir a verla para honrar la lucha de las mujeres que tejiendo lirios contribuyen a conseguir el lugar merecido para nosotras. Debemos ir a verla por todas las madres que buscan a sus hijas secuestradas y que, probablemente, son utilizadas para la trata o son asesinadas antes. Debemos ir a verla para solidarizarnos con la pregunta que rebota en los oídos de la policía, del juez, de
los presidentes, del Vaticano, del Nobel de la Paz y de la ONU, y así poder gritar al unísono: «¿Para cuándo nuestras hijas de regreso a casa?». Debemos ir a verla para tomar conciencia y que lleguen nuestras voces hasta Oriente para defender a las mujeres que mueren apedreadas. Por aquellas que, a causa del miedo, perdonan a sus maridos la violencia cotidiana para luego terminar asesinadas por ellos. Esta obra es la mejor manera de aunar nuestras voces para dejar de escuchar: «Costé 320 euros… Una violación cada cuatro minutos… Tengo prohibido cantar… Me cercenan para que no tenga placer… Soy víctima de la trata… Otras mujeres me tiran piedras». Debemos ver esta obra ya que no es posible un futuro promisorio en este mundo si permitimos que le quiten el aire a los pájaros.
En nombre de todas las Marianas emblemáticas que entregaron todos sus lirios «perdiendo su vida y el amor de sus hijos, para que otros sean libres», y en nombre de todas aquellas que tenemos la certeza que esta reivindicación es necesaria para lograr ser mejores: ¡gracias Zaida y gracias Susana por el talento de tejer lirios con arte!