Imágenes de ida y vuelta – Mallorca, fuente de inspiración y de intercambio entre artistas argentinos y españoles
Por Mariana Gioiosa
Se trata de una experiencia de las artes visuales vinculada al fenómeno del viaje. Un intercambio que se produjo entre artistas españoles y argentinos en las primeras décadas del siglo XX en España, haciendo foco en la isla de Mallorca. Allí entre 1914 y 1930 confluyeron la mayor cantidad de artistas argentinos.
La muestra titulada «Imágenes de ida y vuelta – Artistas españoles y argentinos a comienzos del siglo XX», está curada por María Elene Babino, investigadora y gran conocedora del arte argentino y los viajes estéticos.
«Es una historia que acá se conoce poco, siendo que en el momento que esto sucedía, los registros de la prensa daban cuenta de esta actividad. Al regresar a la Argentina estos artistas fueron receptados por las publicaciones modernas como Martín Fierro o Valoraciones de La Plata, sin embargo, estas obras que los artistas hicieron influenciados por esta experiencia, después quedaron en las reservas técnicas de los museos» comentó Babino.
En la segunda década del siglo XX, Emilio Pettoruti y Xul Solar rompieron con la figuración y eclipsaron el interés de la crítica y el coleccionismo, provocando así el olvido de este grupo de artistas que había retornado de España, en el difícil momento en que se avecinaba la guerra Civil Española.
También hay un problema con la historiografía artística, la falta de consulta en fuentes primarias y el difícil acceso a esos documentos y otros archivos en nuestro país, dificultaron las tareas de investigación. «Estamos viviendo un proceso de revisión historiográfica muy interesante y favorable para que se arroje luz sobre los pliegues de la historia».
La muestra comienza con una fotografía: un pic nic en Puerto Pollenza, Mallorca, en un clima de distención y cordialidad. Se encuentran allí Hermenegildo Anglada Camaraza y un grupo de jóvenes artistas argentinos que lo satelitaban.
El pintor español se establece en Mallorca seguido por un séquito de pintores de distintas nacionalidades que vinieron con él desde París. Entre los argentinos se encontraban: Gregorio López Naguil, Tito Cittadini, Rodolfo Franco, Roberto Ramaugé, el escritor Ricardo Güiraldes, Francisco Bernareggi, Felipe Bellini y Mariano Montesinos.
París había sido la capital del arte, pero ellos emigran a este nuevo lugar para vivir la renovación del lenguaje.
Los trabajos de Anglada ya se conocían en el país desde principios de 1900, sobre todo en Buenos Aires. Pero su nombre tomo gran relevancia y despertó interés para los artistas locales en la «Exposición Internacional del Centenario», donde le dieron «El Premio de Honor y la Medalla de Oro». También en esta ocasión, sobresalieron las obras de otros pintores españoles como Joaquín Sorolla, Ignacio Zuloaga y Santiago Rusiñol.
Por otro lado, el poeta Rubén Darío había despertado fascinación y curiosidad por «La Isla de Oro», con relatos que escribió sobre ese mágico lugar como corresponsal del diario La Nación.
«Los jóvenes argentinos se ven atraídos por estas representaciones exaltadas, vitalista, luminista, exultante, coloristas, que los alejaba de la academia y los aproximaba a la modernidad », explicó Babino.
Por su parte, Octavio Pinto se dirigió a Palma de Mallorca y estuvo allí por tres años, maravillado por la luz y los colores del lugar «Resulta curioso que a diferencia de lo que normalmente se advierte en relación con el aspecto de la isla en los comienzos del siglo XX y con la valoración que de ella se hace como un lugar apartado de las convulsiones cosmopolitas, una suerte de tierra virgen, casi mítica…», «Octavio Pinto no deja traslucir, ni en sus escritos ni en sus pinturas, otra cosa más que un deslumbramiento por las posibilidades pictóricas de la luz y la experimentación en una suerte de arquitectónica compositiva », escribió Babino en un estudio que hizo sobre el artista para la Revista Instituciones, Ideas y Mercados.
Norah Borges viajó con su familia a Mallorca, estuvo en Palma y Valdemosa. Fue allí donde tuvo el descubrimiento de la gente de campo que más adelante la representará en sus trabajos. También encontró un nuevo lenguaje con estructuras más simples y esquemáticas, que la llevaron a la utilizar la xilografía y otras técnicas de grabado. Publicó en Argentina y España estos trabajos en revistas y medios gráficos del momento. Además realizó allí murales de manera individual y junto a un artista sueco con el que se juntaba a pintar: Sven Reinhald Westman.
Por último, los pintores argentinos Juan Bautista Tapia y José Antonio Merediz realizaron recorridos peninsulares.
Esta exposición propone una relectura contemporánea de las relaciones artísticas entre ambos países de habla hispana. Reúne pinturas, documentación, fotografías y proyecciones que dan cuenta del impacto que tuvo esta experiencia de intercambio en los artistas argentinos en ese momento y las huellas que dejó en sus posteriores producciones.
«Es interesante la conexión que tuvieron con la sociedad mallorquina, porque contribuyeron a la renovación de la pintura de paisaje de principio de siglo. Gracias a la llegada de los extranjeros vieron que había otra forma de mirar al propio paisaje», afirmó Francisca Lladó Pol, doctora en historia del arte y especialista en el tema de los artistas argentinos en Mallorca.
La crítica española no fue indiferente a la presencia de la isla. Quedó demostrado Así, por ejemplo, en un artículo que escribió José Francés en El Año Artístico de 1923 en el que menciona a Octavio Pinto como «un pintor que contribuyó a la exaltación de la isla, con sus calas profundas, los gorces azules, las grutas wagnerianas, las sonrientes bahías…», También menciona en la nota el talento de artistas argentinos como Francisco Bernareggi, Gregorio López Naguil y Tito Cittadini.
Esta exhibición dio inicio al eje Color del programa anual Narrativas Cruzadas, un proyecto de la Dirección General de Patrimonio, Museos y Casco histórico mediante el cual se busca difundir y estudiar las dinámicas artísticas que atraviesan las colecciones de los Museos de la Ciudad.
Se puede ver hasta el 11 de noviembre en el Museo Larreta, Juramento 2291.
Lunes, miércoles, jueves y viernes desde las 12 a las 19 hs.
Sábados y domingos desde las 10 a las 20 hs.