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7 enero, 2013

En una entrevista exclusiva con El Gran Otro, el artista plástico hace un repaso sobre sus más de 30 años de producción y nos cuenta qué está preparando en la actualidad. Su relación con los mensajes y el discurso sobre los límites y los materiales.

 

Por: Diego Juan

 

¿Cuáles eran y cuáles son tus influencias a la hora de pintar?

Yo considero que todo pintor es una construcción colectiva. Producto de la formación, el estudio, llega a una determinada circunstancia. También, va viendo artistas, y sistemas que manejan esos artistas, que lo influencian. O sea que primero uno es una persona dispuesta a hacer algo, pero que está rodeada de un montón de experiencias, de cosas que se han hecho. No es lo mismo pintar hoy que pintar en la época de Turner, que tenía atrás una historia de pintura donde habían pasado ciertas cosas. Entonces, ya de por sí las circunstancias del artista varían. En esta época, se pueden hacer experiencias de todo tipo, existe un amplio margen; antes pintar era otra cosa. En principio, hay un contexto enorme que te marca, sobre todo, en la percepción de la realidad; después uno tiene gustos particulares. A mí, por ejemplo, Brecht, que es un autor teatral, me influenció en la pintura. Por eso te digo: si hablás de influencias estrictamente, yo creo que es un cúmulo de artistas que a uno le interesan. A mí particularmente me interesan Roy Lichtenstein, el Action Painting, los flamencos, casi toda la pintura. Hay algunos contemporáneos que me hablan más. No es lo mismo Botero para míi, que no me dice nada, que Sigmar Polke o Gerhard Richter, alemanes contemporáneos que pintan o pintaron en un sentido que a mí me interesa. No sé si es tanto una influencia, pero sí me interesan más esos artistas. Y bueno, toda la tradición argentina también. Víctor Magariños, que lo conocí, o Gorriarena, que me influenció muchísimo también, pero no su pintura sino su forma de concebirla.

¿Cómo se desarrolla el proceso creativo en tu caso?

Uno a veces no puede despegarse de la realidad circundante en el proceso creativo. A veces, un cuadro se resuelve mirando una pelea entre dos chicos, porque algo que sucede te hace un clic. En mi caso, la realidad de la Argentina siempre me dio inspiración. Es probable que esa tendencia a la muerte que se llama Thanatos, esas cosas de construcción y destrucción las puedo ver en acción, y esas tendencias pasan al cuadro de alguna manera, como una especie de influencia interna que no utilizo. Hay quienes tienen un tema, hacen una manifestación, pintan retratos. Pero yo trabajo elementos más bien abstractos, y cada elemento tiene su característica, va haciendo un juego. Ese juego es una dinámica entre construcción y destrucción, o sea, es como una relación dicotómica de dos polos enfrentados.

En tus pinturas de los 80, existía una violencia de color. En los 90, pasaste a trabajar con negros; en 2000, la mancha y el construir en la destrucción, y en 2011, aparece Paradigmas. ¿Existe una relación con el contexto del país en la evolución de tu obra?

En mi caso siempre la hay, pero no es tan directa. Lo que pasa dentro de la pintura es lo que pasa ahí adentro. Pero también influyen cuestiones que son históricas, que tienen que ver con la infancia, con películas. Depende, hay un amarillo que viste en una película de Kurasawa que te da cierta sensación y entra por ese lado. No todos los trabajos se resuelven de la misma manera, pero sí hay un sistema que es el juego de los elementos, la materia, el color, los gestos y todo eso. Mis pinturas de los 80 eran muy coloridas y muy fragmentadas, pero cuando saqué los colores quedó solamente la fragmentación; esa fue una decisión consciente. Entonces aparecieron formas y dibujos. Ese proceso no dio más que hasta ahí, es decir, llegué hasta los límites y después pasé a otra cosa. Aunque también hay algunas cosas que son paralelas. El caso de Paradigmas es justamente una idea de otra época, del año 2000, que la retomo en esta época. Hay caminos que son paralelos pero, ante una coyuntura, vos tenés que optar si vas por un camino o por el otro; entonces uno te queda relegado.

Mencionaste los límites. ¿Te gusta experimentar, usar diferentes soportes, materiales?

Me gusta el lenguaje de los límites, de traspasar un poco los límites. Por eso hay muchas obras que no sabés si son dibujos o pinturas, porque pueden ser cualquiera de las dos cosas. Eso es un discurso sobre los límites. Y también hay un discurso sobre los materiales; por ejemplo, usar el Liquid Paper, invirtiendo la función original que tiene, y utilizarlo para crear. O colocar cuadros dentro de los cuadros, como un elemento más o como una pintura más. Después, el uso de la pintura digital, y otros elementos que pueden entrar de esa manera.

 

Hablando de pintura digital, ¿cómo es tu relación con los nuevos medios de producción?

Mucho no conozco, pero me parece que es un pincel nuevo. Hay que conocer su esencia, como lo tenés que hacer con los materiales tradicionales, y utilizarlo. En ese sentido, alguien que me interesa es Hockney, que siempre estuvo en relación con eso, y ahora pinta con iPad. Y antes utilizó la fotografía, pero le dio su propio sentido. El tema es que te creas que sos fotógrafo porque estás detrás de una cámara, y no es así. Pero sí podés utilizarlo. Yo con una cámara sigo creyendo que soy pintor, no la uso como un fotógrafo. Me parece que, cuando ves una fotografía de un autor, lo ves a él, no a la fotografía. Y en la pintura es lo mismo.

Arte Sin Techo, Arte Terapia y Arte Memoria son proyectos en los que participas y están vinculados con lo social. En tu producción artística, ¿también se manifiesta ese tipo de compromiso?

Son campos diferentes, los tengo separados. Utilizo herramientas del arte en función de una realidad social, para operar sobre ella. A veces se confunde un poco si es arte o no, y yo siempre digo que ese tipo de cosas son producciones artísticas. Lo otro lo dejo para el que lo quiera tratar de definir. A mí me parece que es necesario e importante para operar sobre ciertas cuestiones de la realidad usar ciertos componentes que tiene el arte, como por ejemplo esa capacidad terapéutica que tiene. Yo he estudiado, me he formado y he practicado mucho a lo largo de los años, llegando a la conclusión de que es una herramienta que sirve para ayudar en situaciones extremas; entonces la utilizo. Después, si es arte o no, no me importa mucho, me importa lo que sucede con eso, y sé que es positivo. Con respecto a lo que yo hago, es positivo para mí en cuanto a la faz terapéutica también. Para todos los que practicamos cualquier tipo de arte, es algo que tiende a integrar a la persona, es algo que es sanador de por sí, aunque hay algunos que tendrían que hacer varias ramas del arte para sanarse un poco, con una sola no les alcanza.

¿Buscás producir algo en particular en el espectador, de qué le hablás?

Yo pienso primero en mí, después viene el espectador. Soy el primer espectador, en realidad. Después venía mi tía, que siempre le preguntaba, ahora murió pero bueno, ya ahí estaba pensando en el espectador porque ella tenía la visión media. El hecho artístico ocurre. Uno puede pensar en influir sobre la sociedad con un determinado mensaje, aunque no lo veo como una palabra para lo artístico porque es muy complicado que sea un mensaje, si bien hay algunos que intentan crear conciencia con lo que hacen. Me parece que es muy abierto; ya de por sí cualquier comunicación escrita no se entiende, imaginate una comunicación de este tipo. En realidad, es como una botella que tirás al mar, hay personas que la agarran y juegan con ella. Por otro lado, la concepción mía es que estas personas que logran entrar y se agarran de eso completan de alguna manera lo que estás haciendo. Es más, te dan ideas nuevas sobre lo que vos intentaste hacer. Pero en realidad no creo mucho en la comunicación de ese tipo, eso de «digo algo» me parece aburrido. Si hay algo que tengo que decir, es que no hay mensaje. Es difícil pero, si desarrollamos otro tipo de sensibilidades, más telepáticamente, probablemente habría más comunicación. Y lo que hay que decir de esto, cómo se produce, de dónde sale, es que es un gran misterio. Es un mensaje que va contra todas las seguridades que uno trata de establecerse para vivir. Con lo cual es un mensaje desintegrador. A mí me sirve, algo de lo interno lo puedo objetivar. Y, si ese signo que yo produzco después les produce algo a otras personas, bienvenido. Pero, justamente, descreo mucho de aquellos que tratan de mensajear a los espectadores.

Volviendo a la serie Paradigmas, ¿tiene alguna relación con la teoría de la ideas de Platón y Aristóteles?

La serie Paradigmas se llama así referida a La República, donde Platón propone lo siguiente: los esclavos están encadenados en una cueva y ven sombras. Ellos creen que eso es la realidad. Y estas sombras están producidas por unos fuegos y unos tipos que pasan con unos arquetipos, que serían la esencia de las cosas. Así que lo que nosotros vemos no es la realidad, ni la esencia de las cosas, sino las sombras de todo eso. Y va más allá todavía: si por casualidad un esclavo escapara, vería la verdadera realidad, o sea que habría una realidad superior. Si volviese a la caverna y tratara de transmitir todo lo que vio a sus compañeros, recibiría probablemente la incomprensión y tal vez la muerte, por parte de los otros que sí creen que esa es la verdadera realidad. Justamente entonces se refiere un poco a esa situación, donde yo te digo: esto es el misterio, no se puede descifrar así. Podemos ver que los colectivos andan por la calle, y si te tranquiliza está bien. Pero esto es como la Maya para los hindúes: ilusión. Entonces sí, de alguna manera se refiere a eso, al tiempo donde yo trabajaba con el vacío y la meditación zen, donde te concentras en la respiración y las posturas, y podés percibir ese vacío que está, y que es el verdadero presente eterno, donde hay algunas ilusiones que están ahí como flotando en el espacio.

¿En qué estás trabajando ahora?

La historia del arte está contada desde el día siguiente. Te dicen que Fulano hizo tal cosa. No te cuentan que no sabía qué iba a hacer y entonces se le ocurrió esto, después aquello y después vino otra cosa. Pareciera que a alguien que tiene una idea le bajó la inspiración, y la plasma, mientras que en realidad lo que no se explica es el proceso y el contexto. Entonces todas esas cosas son las que llevan a producir un determinado hecho. Ahora estoy programando dos muestras, una en Italia y la otra en Francia.

La de Italia…, hay problemas concretos de cómo llevar las obras, y también que es un lugar enorme. Entonces poner cuadros de un metro por un metro es como si pusieras unas estampillas. Así que empecé a hacer reproducciones y ampliaciones, con la idea de abordar el espacio, que es una iglesia, toda blanca. Por eso la idea es poner las obras originales, pero también las reproducciones, para enfrentar ese espacio. Después las empecé a intervenir. Esto que fue un problema práctico se convirtió en solución. Empecé a trabajar con Google Maps, entrando y caminando las ciudades. Saco una foto e intervengo sobre eso. En referencia a lo que hablábamos antes, estoy obteniendo imágenes que me brinda la tecnología. Así que, cuando alguien diga, dentro de diez años, «mirá lo que hizo este tipo», eso era empezar a dar respuesta a otro problema, no tenía que ver con ejecutar ninguna obra, ni con la inspiración. Fue producto del trabajo y el progreso de ese trabajo. Obviamente, si vos pensás que la pintura es hacer un cuadro con determinada composición, entonces de todo eso olvidate.

Y la otra es en Francia, pero es en Tours, que es una ciudad que yo conozco; entonces me resulta más sencillo buscar los lugares para sacar las fotos e intervenirlas. Estas muestras serían para septiembre del 2013. Y acá en Argentina tengo una muestra en OSDE para 2015. Me gusta trabajar con tiempo, porque hace que tu producción sea diferente, ya que podés hacerla tranquilamente y te hace pensar detenidamente lo que vas a armar.

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Más información en http://www.gonzalezperrin.com.ar/