Cada año, un grupo de ciudades se reúne para debatir y reflexionar durante varios días sobre creatividad, innovación y cultura. El último encuentro tuvo lugar en Medellín, Colombia, y sus ejes temáticos fueron: espacio público, cultura y desarrollo de espacios culturales innovadores.
Por: Gustavo Borda
En las próximas semanas habrá de decidirse en que ciudad se realizarán las VI Jornadas Internacionales sobre Ciudades Creativas. Un espacio donde, todos los años, un grupo de profesionales se junta para debatir y reflexionar durante varios días sobre creatividad, innovación y cultura en las ciudades.
Impulsados por la fundación española Kreanta, estos encuentros buscan promover el intercambio de políticas culturales y urbanas, en una apuesta por el diálogo entre cultura y ciudad, con el objetivo de hacer una introducción interdisciplinaria a las múltiples dimensiones de los fenómenos culturales urbanos.
Las primeras Jornadas sobre Ciudades Creativas se realizaron en 2008 en el Ayuntamiento de Sitges (Barcelona), y su objetivo fue el de reunir a profesionales de la gestión cultural, en un principio solo de España, para intercambiar reflexiones y prácticas sobre la acción cultural en las urbes, debatir el impacto de las industrias culturales en el territorio, promover el diálogo y el debate del sector cultural con los sectores del urbanismo y la promoción económica local, impulsar el desarrollo de la innovación en la agenda local de la cultura y potenciar la centralidad de esta en las políticas locales.
En la actualidad, las Jornadas están orientadas a los profesionales de la gestión cultural de todo el mundo, tanto del sector público como del sector privado y del denominado tercer sector: entidades sin fines de lucro, organizaciones no gubernamentales, voluntarios, etc.
Los encuentros de Ciudades Creativas, además, están abiertos a profesionales vinculados al desarrollo cultural de las ciudades del ámbito del urbanismo y de la promoción económica, e investigadores y docentes de las políticas locales en cultura, territorio y economía.
Según la fundación Kreanta, uno de los principales organizadores de estas Jornadas, «desde finales de los años ochenta, numerosas ciudades han analizado la dimensión económica del arte y la cultura, comprobando los efectos favorables que ella tiene sobre la localización y la dinamización de la actividad económica en las metrópolis».
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En el último encuentro de ciudades que tuvo lugar en Medellín, Colombia, a finales del año pasado, las charlas y los debates estuvieron articulados en torno a tres ejes: espacio público, cultura e espacios culturales innovadores. Paralelamente a estas actividades, también fue presentado el Premio Europeo del Espacio Público Urbano 2012, el cual es otorgado cada dos años por el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. Este Premio es considerado una ventana a la transformación de los espacios públicos en Europa y un punto de partida para la reflexión sobre el futuro de las ciudades desarrolladas. Por estos días, y hasta mediados de abril, la presentación de esta distinción, que lleva como título «A favor del Espacio Público», se encuentra exhibiéndose en el Museo de Bogotá.
La muestra que se lleva a cabo ahora en la ciudad más importante de Colombia expone los nuevos retos a los que se enfrentan las urbes, en las que el crecimiento exponencial y la complejidad social y cultural son los principales problemas.
«El primer paso para promover ciudades creativas es construir ciudadanía, empoderar a los ciudadanos y generar iniciativas que ellos puedan crear», opina Félix Manito, un ciudadano español, con más de 35 años de experiencia en la creación de ciudades culturales.
Para Felipe Leal, secretario de Desarrollo Urbano y Vivienda y director de Desarrollo Urbano del Gobierno de México, «en el mundo actual, se debe caminar hacia una cultura urbana compacta, extrovertida y compartida; en la ciudad se puede ser creativo, sobre todo, a la hora de aumentar la autoestima de sus habitantes; una ciudad compacta permite compartir actividades que es lo que facilita la integración social y espacial; una ciudad extrovertida facilita las relaciones humanas, por eso hay que aumentar el espacio público, eliminar barreras, dar accesibilidad peatonal, y mejorar el transporte público».
Eva Salaberría, gerente de la Oficina de la Capitalidad Cultural de San Sebastián, España, cuenta que en su ciudad se ha hecho una apuesta estratégica por la cultura y los valores democráticos, por entender que «conversar, convivir, confluir, son herramientas de creación de cultura ciudadana, y la ciudadanía es el motor que transforma la ciudad». La ciudad, dice Salaverria, «es el mejor laboratorio y semillero de acciones centradas en la persona y en la cultura para construir una convivencia excelente, es el espacio de conexión de sinergias existentes para construir una palanca de cambio que dinamiza la sociedad cercana y la mundial…».
«La ciudad existe para quien puede moverse, para quien tiene capacidad de actuar en ella, por tanto la ciudad es un espacio de creatividad y transgresión: la ciudad es una pasión, por eso solo el poder de desconcertar que tienen los jóvenes puede recuperar la ciudad y el uso del espacio público», asegura la profesora de Planificación Regional y de la Ciudad de la Universidad de Berkeley, Estados Unidos, Teresa Caldeira.
Miguel Robles Durán, cofundador de Cohabitation Strategies, Cooperativa para el Desarrollo Socio-Espacial, con sedes en Rotterdam y en Nueva York, considera que «el ciudadano hoy espera que la ciudad piense por él, olvidándose de que es él, el ciudadano, el que construye su entorno».
Otra de las organizaciones que también trabaja con una temática y una metodología similares a la desarrollada desde hace algunos años por la fundación Kreanta es nada menos que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. La Unesco coordina una red de Ciudades Creativas cuya meta es poner en contacto a las urbes para que compartan sus conocimientos, sus experiencias, y sus habilidades directivas.
Actualmente, en esta red, hay 34 ciudades miembros, distribuidas en siete campos de las industrias creativas: literatura, cine, música, artesanía y arte popular, diseño, arte digital, y gastronomía.