Entrevista a Luis Lugo
Por: Gimena Rubolino
Conocido como «el piano de Cuba», este músico de trayectoria internacional nació en La Habana, Cuba.
En 1983 obtuvo el título de pianista concertista, licenciado en Música, profesor, y la disposición especial Master of Fine Arts del Conservatorio de Moscú, tras un brillante examen donde obtuvo el máximo de la puntuación, con la «Sonataen Si menor» de Liszt.
Sus inquietudes musicales lo han llevado a la creación artística, como la composición en el terreno de la música clásica, sinfónica y popular, con un marcado interés en la transcripción de material temático de obras populares y autóctonas.
El artista ha realizado actuaciones en España, Italia, Rusia, Gran Bretaña, Angola, Cuba, Chile, Argentina.
En esta nota, nos habla de su carrera, de sus proyectos, y nos da su opinión sobre la situación de la música actual en Argentina.
¿Cuáles fueron tus primeras influencias en la música?
Mis primeras influencias fueron mis padres. Mi papá fue un pianista que tocaba sencillamente guiándose por las teclas negras y blancas, sin haber estudiado, y mi mamá directora de coro, estudió piano y trabajó durante muchos años en esa profesión. En mi casa siempre existió un piano, así que desde muy temprana edad sabía lo que era la música. Yo creo que eso formó parte de lo que es el acervo mío actual de la música.
¿Te costó aprender a tocar el piano?
En materia de música, no me costó nada de trabajo. Yo siempre supe que quería tocar el piano, y lo más interesante es que entendí cuál era la categoría que me gustaba desde chiquito. Simplemente me gustaba el piano desde la forma de concierto.
¿Qué importancia tiene la música en Cuba y en Argentina?
La música en Cuba es una filosofía, un estilo de vida. En Cuba tenemos, por ejemplo, el danzón, que es un baile nacional, una forma compleja de la música cubana. Es un típico baile de salón cubano. En Cuba, la fuente son los ritmos religiosos, y estos ritmos se convirtieron en patrones para ritmos cubanos bailables. La mujer en Cuba camina meneando las caderas, y todo trae una especie de postura filosófica. En Argentina, la música está fraccionada. El tango podría tener una connotación social, pero no tiene nada que ver con la música del Litoral, por ejemplo. Cada estilo musical conserva su propia zona.
¿Cuánto hay que estudiar para ser un buen músico?
Para ser un buen músico, lo clásico es doce años de estudio. Puede ser que se tenga demasiado empuje, búsqueda, pero la persona tiene que estudiar desde que es chiquita hasta que comienza la universidad, y recién ahí está en condiciones de decidir si va a trabajar de eso o si necesita más. Yo estudié once años en Cuba, en el conservatorio «Amadeo Roldán», con técnicas de maestros rusos. Y después, seis años en un conservatorio de Moscú. En total, fueron diecisiete años de estudio, con centenares de horas y asignaturas.
Viajas mucho…
Yo sigo viviendo en Cuba, a mí me avala el Ministerio de Cultura del país. Hace unos años, este Ministerio logró posicionar en el exterior a los artistas cubanos de determinada categoría. A partir de ello, se me dio la posibilidad de poder viajar. Si no, tenía que ser siempre a través de una carta de invitación o contrato.
¿Qué piensas de la situación actual de la música en Argentina?
Uno de los problemas graves que tengo en la Argentina es confeccionar un staff con carácter internacional. La ola exitista que envuelve a la música, tanto clásica como popular, es la causa por la cual cuesta mucho trabajo armar un elenco con calidad técnica artística internacional. Los músicos argentinos —la mayoría— tienen pocos estudios profundos de su especialidad; esto, con una visión mercantilista de la vida y complicada de la realidad del país (se hace creer que con cursos y seminarios de poco tiempo es suficiente), y no toman conciencia de que hay que estudiar 10 o 15 años, más una cantidad significativa de horas diarias. Entonces, la dificultad que tengo es que no encuentro el nivel que necesito para armar mi elenco.
Actualmente tengo un staff de unas cincuenta personas, el 90% son argentinos, que lo he ido armando con muchísimo trabajo. Entre ellas se destacan: Paula Gennoni, Jezz Milner, Nadia Lago en bajo y guitarra, Fabián Pérez en batería; el resto son cubanos.
Por el otro lado, hay un tema que tiene que ver con las políticas capitalistas que aplica el Estado, y esto se refleja en el mercado de la música. Las pocas discográficas internacionales trabajan con productos de muy poca calidad, que les sirven para tener éxito momentáneo y facturar sumas importantes de dinero en corto tiempo, y esto perjudica a los que hacemos un producto artístico de excelencia y alta calidad. Entonces, hay que armar el camino independiente para poder sostenerse en la grilla internacional de la música (festivales y salas de concierto importantes en todo el mundo).
¿Cómo es tu agenda de presentaciones este 2013?
El 23 de enero estaré en Necochea, en el auditorio Casino, presentando Alma latina y Cuban glamour. El 26, en la plaza central de Villa General Belgrano, en Córdoba, con Estampas latinas. El 2 de febrero, me pueden ver con Ecos del piano en el teatro de la cultura de Maldonado en Uruguay. Después salgo de gira solo hacia Maldonado, Punta del Este y Montevideo. Luego, estaré en Valparaíso, Chile, y seguiré a Cuba.
En marzo, espero terminar el disco que estoy concluyendo, y los elencos puntuales que van a ir a cada país. El disco es doble, uno se llamará Raíces latinas, y otro es de piano solo. El primero es clásico popular, pero rompe todos los moldes. El segundo va a ser una mezcla entre lo clásico y lo clásico popular.
En abril andaré nuevamente por Buenos Aires y luego parto a Europa. Estaré dando presentaciones en el Auditorium de Palma de Mallorca, el Teatro Victoria de Barcelona, Bielorrusia y Alemania.
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