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18 septiembre, 2021

Incidencias de Google Earth en la creación de arte contemporáneo

Por Margarita Gómez Carrasco

Incidencias de Google Earth en la creación de arte contemporáneo

Entrevista a Marcela Magno

El arte como herramienta de transformación social es muy poderosa, también es un vehículo importante en la creación de narrativas que generan cambios, es una forma de resistencia a los modos de apropiación y explotación intensiva de la naturaleza. En este marco contextual —de pensar el arte— sobrevuela la producción artística de Marcela Magno, entramado simbólico, que da cuenta del extractivismo que se realiza en Argentina.

 

—Voy a comenzar preguntándote por la serie Land, que hoy es más actual que nunca, y me sorprende que tuvo tan poca prensa, ¿por qué?

—Absolutamente. Land estaba más en vigencia en 2016. Mirá, Margarita, hay situaciones que a mí me exceden, es muy complicado para mí, que soy artista, salir todas las noches de vernissage en vernissage, yo no tengo ese carácter, entonces me resultó muy difícil difundir Land, y sucedió que cada vez que la presenté a un concurso, ganó. Land tiene muchos premios, está publicada por muchos académicos en el mundo, yo la llevé a España y casi gana, y de ahí salió un contacto con Alejandro Castellote, que es curador, que estaba muy entusiasmado; de ahí salió la posibilidad de tener una beca entera para hacer el master en Perú. Por otro lado, la presenté en la revisión de portfolios del festival de la luz, y ganó. Y a raíz de eso me invitaron a Houston y gracias a eso me compraron obra en el Museo de Houston.

 

—Todo esto que me estás contando no está escrito en ningún medio.

—Está en mi curriculum. Ahora está en mi web. Ahí está anotado que Land tiene muchísima trayectoria.

No sé qué pasó en Argentina con la fotografía contemporánea, que todavía no está muy bien estudiada. Que nadie sabe bien qué es y cómo se manifiesta.

No tenemos un crítico muy potente sobre este tipo de fotografía, y eso quizás sea un factor. Entonces Land es compleja de ver.

Por un lado, tiene una belleza inconmensurable; por otro, tiene unas ideas que son muy potentes en relación al arte contemporáneo y que todavía no se terminan de ver. Entonces es un problema, que realmente no sé cómo solucionar —por ejemplo— de conseguir una galería que se encargue de vender esa obra.

A mí me han pedido llevar portfolio en la mano de 60 x 40, y la obra no es de ese tamaño, es obra grande, por lo general tienen más de un metro y medio de lado, porque a mí me interesa esa escala.

Land es una obra muy vendible, muy decorativa y a la vez muy fuerte, muy potente.

 

 

—Qué bueno que podés decir la palabra «decorativa» porque es un adjetivo que muchas veces es interpretado como una ofensa en el mundo del arte; a mí me parece que Land tiene una presencia muy fuerte.

—Es muy fuerte, pero fijate que a la vez es muy bella. Entonces convive muy bien en cualquier espacio arquitectónico contemporáneo.

No es una obra en la que vos estés viendo decapitaciones o, no sé, figuras que son demasiado fuertes. Es una obra muy bella.

 

—¿Como nace Land?

—Fue un encuentro absolutamente azaroso y no, así le digo yo.

Vos sabés que, en el año 2003, me fui a vivir a Rio Gallegos por cuestiones familiares.

Yo tenía dos hijos adolescentes chicos, y no sabés lo que me costó mudarme a la Patagonia. Fue como un desarraigo. Imaginate venirte de Barcelona y luego irte a la Patagonia, pero no a la Patagonia de los libros, maravillosa, donde hay expediciones de los ingleses. Sino a la Patagonia de la meseta, la Patagonia vacía, sin andes, sin nieve, sin bellezas naturales. Bueno, a mí me costó muchísimo adaptarme a la situación de vida, y ahí empecé a hacer fotografía, que creo que la inicié por varias cuestiones, principalmente, porque mis hijos habían crecido un poco y tenía tiempo para dedicarme a hacer algo que a mí me gustara, que me hiciera bien.

Empecé trabajando la cuestión del retrato desde la fotografía pura, En Patagonia, una serie de retratos de personas envueltas en pieles naturales de animales autóctonos de la zona.

 

37º55’31.22″S | 67º48’30.04″O | 17 Sep 2013 | Printed on Canson Baryta | Print max size: 195 por 250 cm.

 

—¿Cómo fue el proceso de elaboración de los retratos y del nacimiento de Land?

—Sobre un modelo, intervenía su cuerpo con una segunda piel, de animales autóctonos patagónicos. Entonces hacía como una especie de vestidos de alta moda, pero con pieles sin curtir, con pieles propias de la Patagonia. Cuando terminé ese trabajo que me llevó un par de años y fue como una puerta al mundo de la fotografía, aprendí mucho y me empecé a capacitar, a ver otras cosas, y comencé a estudiar fotografía con unas becas que gané en Santa Cruz, y venía acá, a Capital, para estudiar con Gabriel Valansi. Me interesé por una cuestión del paisaje, y yo me daba cuenta de que tenía como una especie de vértigo horizontal —como dice Borges—. La Patagonia para mí era ese vértigo horizontal, una línea del horizonte en la que no sucedía nada. Así que no tenía ningún sentido salir con mi cámara a fotografiar el territorio donde yo vivía, porque yo no encontraba nada, no veía nada, pero en realidad lo que me sucedía era que yo intuía que ahí había algo más. Y no lo podía ver. No lo veía, no lo veía.

 

—¿En qué lugar puntualmente estuviste viviendo?

—Rio Gallegos, te imaginarás, provincia de Santa Cruz, medio habitante por kilómetro cuadrado. Viento extremo, una sensación permanente de incomodidad. Tenía que armarme el espacio y no lo conseguía. Esa incomodidad permanente de no saber dónde poner el cuerpo.

Yo creo que eso me llevó a hacer fotografía. Todas mis relaciones y mi contacto con el mundo exterior y mi hogar fueron a través de la fotografía en Rio Gallegos.

Bueno, la cuestión es que yo no veía hasta que empecé a darme cuenta de que tenía que cambiar el punto de vista, tenía que hacer algo para lograr esto, y me volqué a Google Earth. Entonces empecé a viajar en Google Earth, por arriba, fuera de la tierra, y lo primero que encontré fueron los pozos petroleros del norte de la provincia de Santa Cruz, sur de la provincia de Chubut, que es la cuenca del Golfo, es una de las cuencas del Golfo San Jorge, una de las cuencas más grandes de Argentina.

Cuando encontré esta estética del territorio, obviamente empecé a intentar desarrollar un sistema, un método, para conseguir imágenes de gran definición y de gran tamaño, porque yo quería que fuesen mapas, y mapas a la manera antigua, grandes, donde se viera cada uno de los detalles; pero era muy impresionante el tema de los detalles, del pozo, del guanaquito que saca y extrae.

 

—¿Así se le llama? ¿Guanaquito? ¿Por qué?

—El guanaco, sí, porque hace ese movimiento permanente de comer: saca, extrae.

Bueno, finalmente busqué un montón de métodos y de formas para conseguir imágenes gigantes, hasta que encontré la manera en que sigo trabajando hasta el día de hoy.

Porque Land es un trabajo en proceso, y yo tengo como objetivo armar un atlas de la tierra.

Me va a llevar la vida entera. Pero no importa. Alguien lo tiene que hacer desde el arte y ponerle vida a eso. Yo estoy casi permanentemente generando mapas y cartografías. Primero, comenzaron con el petróleo y, después, ahora, tengo como una especie de clasificación, ordenamiento de zonas de extracción de recursos naturales, que no son nada más ni nada menos que el registro del Antropoceno.

 

22º9’54.06″S | 63º36’29.45″O | 1 Sep 2011 | Printed on Canson Baryta | Print max size: 225 por 154 cm.

 

—¡Eureka¡ Buen punto de partida para generar conciencia.

—Al principio, Land no surgió con una idea directa, clara o precisa de conciencia ecológica, eso fue en los inicios. Yo buscaba un paisaje y hacer una especie de operación teórica en relación al paisaje. Quería que el paisaje sea mapa, que el mapa sea territorio, que el territorio sea paisaje, esa era mi idea.

Porque pensaba que lo fotográfico me llevaba a ese concepto, de lo cartografiable.

Pero con el tiempo me di cuenta de que yo no puedo dejar mi ser de pedagoga, ¿qué quiere decir esto? Yo estudio licenciatura en Pedagogía en Barcelona y tengo una impronta completamente pedagógica y estoy muy interesada en las imágenes.

 

—¿Cómo funcionan las imágenes desde lo pedagógico?

—Desde los años 1600, Comenio, que fue uno de los primeros pedagogos de la historia, diseñó lo que se llama el omnis titus, una especie de enciclopedia basada en imágenes para la enseñanza del latín. ¿Qué sucedía? Uno tenía que enseñarles a los niños latín en la República Checa y había objetos que no estaban en disposición en el lugar como para ser vistos directamente; animales, por ejemplo. Había que aprender la palabra zorro y no había zorros en el lugar. Él decide utilizar litografías, y a partir de ahí las imágenes están pegadas a la pedagogía y al conocimiento. Las imágenes generan conocimiento. Es decir, la realidad del mundo es la imagen, no hay otra cosa más que la imagen. Lo que sucede actualmente es que la imagen tomó el lugar de lo real, entonces me parece que Land, en ese sentido, al ser una serie de imágenes que no están tomadas desde el punto de vista humano, proponen otro punto de vista, pueden ampliar de alguna manera la conciencia de la actividad del hombre en la tierra, la manera en que esa actividad es llevada a cabo, de la cantidad de territorio que modificamos, y entonces sí, finalmente, se vuelve pedagógico. Se vuelve pedagógico en relación a con las distopías. Pero no son las distopías del futuro, viste que las distopías por lo general en la literatura, por ejemplo, 1984, las distopías de Wells, los extraterrestres que llegan al mundo, todo eso sucede en el futuro. Pero mi idea es establecer distopías del presente, actuales. Son como advertencias que ponen en evidencia algo.

 

30º21’N | 101º5’O | Nov 22, 2014 | Printed on Canson Baryta | Max print size: 230 x 160 cm.

31º25’N | 96º16’O | Nov 31, 2014 | Max print size: 230 x 160 cm

 

—¿Qué son esas distopías?

—Estas distopías, en definitiva, son las huellas de la actividad humana sobre el planeta. A ver, cada uno de estos mapas que yo genero son un pedazo de actividad humana, y esas huellas se han ido generando en el tiempo, inmensas cantidades de tiempo. Es como cuando uno pasa un lápiz sobre un papel, pasa una vez y hace una línea, pasa dos sobre la misma línea, y así se transforma en una línea más profunda, y así hasta que se rompe, esa es la idea…

 

—¿La obra termina o será siempre en proceso?

—Mirá, yo creo que es una obra que por definición es en proceso, no creo que termine nunca por muchos factores, pero uno de los principales es que la tecnología cambia de manera estrepitosa en el tiempo. En esta época en que vivimos, yo lo veía hace un tiempo en 2012, cuando empezó operativamente la serie Land, hasta ahora, es que la tecnología se va modificando y yo voy encontrando nuevos paisajes en Google Earth, entonces me da la impresión de que esto no va a acabar nunca y, además, la expansión de extracción de recursos naturales es una actividad que funciona permanentemente, todo el tiempo se están haciendo pozos.

 

—Antes de vestir cuerpos con pieles, ¿cuál era tu producción artística?

—Había hecho dos series de fotografías, una se llamaba Zapping, que después cambié su nombre a Anti-Ludovico. Era fotografía directa, con cámara, yo lo que hacía era fotografiar con una cámara fotográfica cada uno de los canales de televisión por los que yo atravesaba cuando hacía zapping. Y después las ponía, en vez de en sucesión de imágenes, como funcionan en un zapping, que está de manera sucesiva en el tiempo, todas juntas, como para, de alguna manera, generar conciencia acerca de lo que uno ve y se imprime en su inconsciente. Como verás, siempre con la pedagogía.

Es una serie que está terminada, podría haber seguido con eso porque imaginate que cada vez se fueron aumentando más lo canales de televisión. En esa época había treinta y seis y la televisión era de tubo, entonces tiene una estética determinada. La idea era como la película de Kubrick, La Naranja mecánica, hay un momento en que, para curarle la violencia a Alex, que es el personaje principal, lo someten a un experimento que se llama Experimento Ludovico, donde le mantienen los ojos abiertos y lo ponen frente a un televisor a ver imágenes de violencia absoluta de forma permanente, sin que él pueda parpadear. Mi idea era armar el parpadeo de Alex. Capturar eso para poder pensar y ver eso que sucede cuando uno hace zapping en la tele.

 

 

—¿En que época de tu vida coqueteaste con la idea de ser artista?

—Mis amigas en la secundaria decían que yo siempre fui artista, pero también yo tengo una familia de clase trabajadora, y a mí me educaron para conseguir un trabajo, y el arte no estaba dentro de esas posibilidades.

Bueno, obviamente yo estudié en la universidad, Pedagogía, al principio, Ciencia de la educación, en La Plata, hasta que me mudé a Barcelona y termine ahí. También formé una familia, así que yo no tuve tiempo de dedicarme al arte hasta los treinta y ocho años; obviamente, siempre fui a talleres de dibujo, pintura…

 

—¿Y cuándo te autorizaste a mostrar tu producción artística?

—Fue de casualidad, como todo. Pasó una cosa increíble, yo hacía fotografías. Luego me mudo a los treinta y seis a Rio Gallegos, como te conté antes, y a los treinta y ocho se me ocurre comprarme una cámara digital para hacer fotografías, y comencé en mi casa, de manera totalmente autodidacta, sin conocer a ningún fotógrafo ni saber la historia de la fotografía ni nada, esa es la realidad. Pero en paralelo yo trabajaba como diseñadora web, y estaba haciendo la web del Museo de Arte Eduardo Minicelli de Rio Gallegos. Y la directora de ese museo venía a mi estudio a ver la evolución de ese trabajo que yo hacía, y un día de esos, vio unas copias de fotos mías sobre la mesa. Y ella me incentivó, de una manera increíble, para que empiece a presentar mi material en concursos o que me presente a becas, ya que había becas de perfeccionamiento, de producción. Me insistió que lo haga, y yo lo empecé a hacer, y la verdad es que empecé a desarrollar una especie de actividad que me autorizó a mí, no yo a ella, fue como al revés, fue como que las cosas que me sucedían me hacían sentir que nadaba como un pez en el agua, que era como mi elemento. Y, bueno, finalmente no me quedó otra que dedicarme cien por cien al arte. Me costó la fotografía, pero no pude decirle que no, era una cosa que avanzaba cada vez más y más y, al final, cuando mi hijo ingresó a la universidad, yo decidí volver a vivir en Buenos Aires para terminar de formarme e ingresar en el ambiente de los artistas en capital. Y en esos años, 2014, me mudé y empecé a hacer talleres, el PAC, Programa de Arte Contemporáneo. Talleres como el de Juan Travnik, Eduardo Gil, hice muchos seminarios con diversos artistas, seguí con Gabriel Valanzi, que yo digo que es como mi tutor.

 

 

—¿Qué es para vos el arte?

—Yo creo que el Arte es un portal mágico que produce sensaciones, y que las sensaciones producen cuestiones que son verdad. Yo siento eso, a mí me conmueve el arte y nunca va a dejar de conmoverme. Esto, hablando de las artes visuales, no de la música, porque la música es más todavía, esta se capta y te transporta al universo, es una cosa de locos, es impresionante. El que disfruta de la música es como que entra en una dimensión que no es la dimensión de lo real, de lo cotidiano. Y me parece que el arte visual funciona de la misma manera, es un portal mágico.

 

Para Rancière, el arte constituye sus propias formas de disenso. Las prácticas artísticas no sólo son construcciones simbólicas que ofrecen un reflejo o una crítica de la sociedad, también son experiencias que contienen la posibilidad de intervenir directamente en la arena política. Sin duda, la producción artística de Marcela Magno nos invita a reflexionar sobre el arte y su implicancia con lo social y los caminos azarosos de la vida.

 

Marcela Magno

 

Las obras de Marcela Magno se encuentran en Museum of Fine Arts Houston, USA. Museo Minicelli Rio Gallegos, Aregentina. Museo Caraffa, Córdoba, Argentina. Colecciones particulares en Estados Unidos, España, Argentina, Brasil.

En el 2018, fue invitada por Internacional Fine Print Auction a una subasta organizada por FotoFest en Houston. Entre sus muchos premios solo destacaremos el de 2017: Primer premio Adquisición AAMEC de Fotografía Contemporánea Argentina, Museo Caraffa, Córdoba. En el 2015, tuvo dos premios: Segundo Premio en el Festival OFF de fotografía europea. Reggio Emilia. Italia y Primer premio Carolina Idalgo Vivar de Medio Ambiente. POYLATAM en San Miguel Allende, México. En 2014, fue ganadora de los Descubrimientos del Foro Internacional de Pirtfolios 2014.

Obtuvo becas de estudio: en el 2016, Master en fotografía contemporánea latinoamericana, Maldefoco 2.0 Centro de la Imagen, Lima, Perú. 2010, Beca de producción para artistas visuales, Fundación Banco Santa Cruz, y en el 2009, Beca de perfeccionamiento para artistas visuales, Fundación Banco Santa Cruz.

PUBLICACIONES

2018, Phmuseum. A Visualisation of the Anthropocene Era through Satellite Images. Irene Opezzo. Online.
2017, NanoFest séptima edición FOLA. Territorio con Marcela Magno.
2016, Revista El Gran Otro. Arte y psicoanálisis. Online.
2015, De la tierra al cielo. Fotografías de la cuenca del golfo de San Jorge. Editado por Estudio Las Rosas, María Julia Iglesias, Daniela Zamit, Gabriel Valansi.
2015, Fototazo. Argentina Notebook: Q&A with Marcela Magno. Online.
2015, Vector – Critical research in context. Post-photography. Edited by: Matei Bejenaru, Catalin Gheorghe. Published by Universitatea de Arte.
2015, LAT Photo Magazine Nro 8, editado por Claudi Carreras Guillén.
2015, ReVista: The Harvard Review of Latin America. Energy: Oil, Gas and Beyond (Fall 2015). Online.
2015, Bazar americano, galerías. Seleccionada por Daniel García. Argentina. Online.
2015, Reviste Vice. Fotografías del gran supermercado del petróleo en Argentina. Fotos de Marcela Magno; texto por Fernando Bernal. Madrid. Online.
2014, Lens Culture, seleccionada por Jim Casper. USA.

 

https://www.marcelamagno.com/