Natalia Rozenblum: «La riqueza de un taller literario es el diálogo con el otro.»
Por Verónica Glassmann
Natalia Rozenblum dicta talleres de escritura desde 2008 y publicó Cuaderno de escritura y Cuaderno de creatividad, donde propone ejercicios que brindan herramientas para la tarea de narrar. La novela Los enfermos fue su debut literario. Cuenta la historia de una madre y su hijo adolescente en coma. Muestra la fragilidad de los lazos familiares en un relato inquietante y perturbador. Baño de damas es su segunda novela y con ella se introduce en el mundo de la vejez. La historia la hizo ganar una mención en la Bienal de Arte Joven de Buenos Aires en 2017. Además, es creadora de La Vecina Libros, una librería virtual en Instagram. Nos metemos de lleno en esta entrevista en la que conviven la librera, la escritora y la docente.
¿Cuándo se inicia tu camino como escritora?
No tengo ni idea. La lectura y la escritura estuvieron siempre a mano, así que nunca lo proyecté como algo ajeno que tenía que alcanzar o ser. Me gusta leer y escribir desde chica. Empecé dando talleres mucho antes de publicar, ni me imaginaba o interesaba ese recorrido. Disfruto corregir y acompañar los procesos. Supongo que, en algún momento, descubrí algo que yo también quería contar.
¿Cómo es el proceso de escritura?, ¿hay rutinas, ideas previas?, ¿es un trabajo que realizás metódicamente?
Nada metódico, me cuesta cualquier tipo de rutina. No logré nunca sentarme todos los días a escribir, pero tampoco pienso que sea la única forma de trabajar. En mi proceso, lo que más me importa es encontrar algo que me interese contar y, cuando eso ocurre, entonces sí puedo pasar muchas horas y muchos días, e incluso meses o años, embarcada. Si, por el contrario, no hago ese trabajo previo con mi cabeza, no me voy envolviendo en un clima, un personaje o una idea, puedo sentarme todas las horas y no escribir ni dos frases.
Baño de damas es una novela que explora en la vejez y el deseo, ¿cómo surge en vos la idea de estos temas para la escritura?
Siempre miré a las personas mayores y estuve atenta a cómo los demás las miraban. Cuando fui creciendo, noté más esa especie de anulación que se hace desde la juventud y la adultez, como si a cierta edad alguien bajara un interruptor. Creo que mi interés tiene que ver con que no pienso tanto el desarrollo de una persona y los vínculos como algo mediado ante todo por la edad, sino por los intereses y deseos. Hay mucha gente joven sin curiosidad y hay gente mayor muy curiosa. Yo me llevo mucho mejor con esas personas.
Los enfermos es una novela inquietante que cuenta la historia de una mujer que cuida a su hijo adolescente en coma y es también su prisionero. ¿Cómo fue el proceso de escritura?
Estaba por empezar una clínica de obra con Julián López y Selva Almada y no tenía material. Escribí seis páginas, que luego fueron el inicio de la novela, el día anterior al encuentro. No las pensaba como un texto largo, no sabía siquiera bien qué era eso, pero me gustaba el clima y se había disparado por una imagen que tenía en mi cabeza. Cuando leí, ellos me dijeron que veían algo de largo aliento, así que avancé. La primera mitad la escribí muy rápido. La segunda parte me costó más porque tuve que tomar otro tipo de decisiones.
Tanto en Baño de damas como en Los enfermos la salud y las relaciones madre / hijo son un tema recurrente. ¿Por qué en tus dos novelas aparece este eje?
Lo más obvio sería que esos temas me atraviesan; así que sí, esos temas me atraviesan. Especialmente, las relaciones son algo que me resulta muy complejo, y me interesa desarmar la imagen de la maternidad que se vende en las revistas. Me gusta ver los matices. No me gusta clausurar a los personajes como buenos o malos.
Fuiste a los talleres de escritura de José María Brindisi, Julián López, Selva Almada y Margarita García Robayo. ¿Qué te aporta el encuentro colectivo de escritura con otro?
A mí me encanta el proceso de corrección de un texto. Me parece muy importante ese encuentro con otra mirada que, sin dudas, me exige pensar más y muchas veces, también, vencer la vagancia de solucionar problemas que ya había detectado y a los que no quería enfrentarme. Que te lean con atención y puedan hacer comentarios constructivos es un regalo.
Publicaste Cuaderno de escritura y Cuaderno de Creatividad y también estás al frente de tus propios talleres de escritura. ¿Se puede enseñar a escribir? ¿Cuáles creés que son tus aportes desde los talleres y estas publicaciones para quien busca herramientas que sirvan en sus procesos de escritura?
Los cuadernos son disparadores, como un iniciador para prender el fuego, pero para mí lo más importante e interesante es acompañar todo un proceso de escritura. Y lo que hago es eso: dar mi mirada sobre la construcción de la historia. Por supuesto que para eso se necesitan herramientas; de todos modos, lo más enriquecedor de un taller es ese diálogo con el otro. Tanto en los talleres que yo elegí como supongo que le pasa a las personas que vienen al mío, encontramos en la mirada de quien coordina algo que nos gusta y desafía en nuestra escritura.
Tenés una librería virtual que se llama La Vecina Libros, ¿cómo surgió esa iniciativa y cómo conviven la librera, la escritora y la docente?
La librería surgió de un momento de aburrimiento. Quería hacer algún proyecto nuevo y vi una nota de una librería en casa. Como los libros y mi casa son los espacios que mejor habito, me dije: bueno, voy a poner una. Y en un par de semanas contacté gente, definí el nombre, armé un Instagram y subí una foto cargando una caja. No tenía expectativas ni idea de a dónde iba a ir, pero acá estoy, más de cinco años después. Creo que a la librera es a la que le doy menos tiempo, no me siento librera de oficio, es un juego. Pero, por supuesto, dialoga con la Natalia que escribe y con la que da talleres. Nos traficamos información.
¿Cuáles son tus libros y autores preferidos?
John K. Tool, Manuel Puig, Sharon Olds, Wislawa Szymborska, Oliverio Girondo. Todo lo que ellos escriban.
El mundo editorial está deslumbrado con nuestras grandes narradoras argentinas. ¿Cómo analizás este momento de la literatura femenina?
No entiendo bien la denominación de literatura femenina, a menos que solo refiera a literatura escrita por mujeres. Por supuesto que me parece hermoso que circulen estas voces; lo que me sorprende es ese deslumbramiento como si hubiera algo llamativo en que las mujeres escribieran con esta fuerza.
Crédito Foto Portada: Silvina Baez