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28 abril, 2014

Presentación de Lapsus Calami en la Feria del Libro

Por Analia Dobrov Basileff

Después de la presentación en de Lapsus Calami, dialogamos con la Presidenta, Ilda Rodriguez, de la Institución Psicoanalítica Mayéutica.

¿Qué me puede contar a cerca de Lapsus Calami?

Lapsus Calami es una revista de psicoanálisis que editamos un grupo de trabajo conformado por analistas de distintas instituciones psicoanalíticas que son miembros de Convergencia, Movimiento Lacaniano por el Psicoanálisis Freudiano, que continúa lo fundado y enseñado por los maestros de nuestro psicoanálisis, Freud y Lacan. A esta red internacional y multiinstitucional la forman instituciones y escuelas de Argentina, Uruguay, Brasil, Estados Unidos, Bélgica, España, Francia, China, etc. Le decía, entonces, en referencia a Lapsus Calami, que Alejandra Ruiz, Verónica Cohen y quien le habla, a partir de una experiencia de trabajo en la organización, junto con otros, de un coloquio en la Biblioteca Nacional previo a un congreso en 2009, decidimos constituir un grupo de trabajo y editar la mencionada revista de psicoanálisis con recursos propios, inscribiéndola en Convergencia. En la actualidad, su comité editorial está conformado por Adriana Bauab, Verónica Cohen, Diego Fernández, Ilda Rodríguez, Alejandra Ruiz y Gabriela Spinelli. Este es el cuarto número de la revista y está dedicado a «la traducción en psicoanálisis». Encuentro allí algo muy importante para destacar y es que se trata de una revista de psicoanálisis muy plural, siguiendo el desideratum de Convergencia, Movimiento Lacaniano por el Psicoanálisis Freudiano. ¿Cuál es? Esforzarse en preservar tanto como en alentar una multiplicidad de enlaces y lenguas, alojando en su seno el principio de una diferencia fecunda. Este movimiento se organiza en numerosas comisiones de enlace locales y en una comisión de enlace general, que se reúne una vez al año (una en América y otra en Europa), y en este 2014 será en junio, en Buenos Aires. En esa reunión, se toman las determinaciones pertinentes a la dirección del movimiento que rigen, además del acta de fundación, hasta la próxima reunión anual. Esto es decir que no hay una persona, ni una institución, ni una lengua (ahora son cinco las lenguas vigentes) que goce de mayor jerarquía que las otras. De otro

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modo: tenemos que arreglárnoslas sabiendo hacer ahí con ello ya que lo que se gana por un lado se pierde por otro (ley de la castración), como sucede en la vida. Por otra parte, es sabido que cada quien habla más de una lengua, porque somos bífidos, aunque no hablemos varios idiomas. Todas tienen el mismo valor y por eso en cada actividad se lleva a cabo la traducción en estos idiomas.

Retomando la cuestión de Lapsus Calami, consideramos que este número ahonda en un tema nodular del psicoanálisis y que está a la orden del día desde su invención misma. Hemos recibido la autorización de la prestigiosa artista plástica argentina Marta Minujín para ilustrar la tapa con una fotografía de su instalación, Torre de Babel, puesta en obra en Buenos Aires en 2011. La cuestión es que, en esta ocasión, nos detendremos en el punto en que aquella vuelca su vertiente en una multiplicidad de lenguas que no se comprenden entre sí, pues, somos una babel. Siendo la idea central, como le decía, que, además de hablar la lengua natal, que es el idioma, hay una lengua a la que nacemos que es la lengua de la madre. Llamamos lengua materna al modo en que la madre habla a su bebé y lo hace de un modo distinto de como habla en el supermercado, por ejemplo, ¿no?, el llamado laleo o lalación. Es una lengua olvidada, pero que va a aparecer en todo tipo de equívocos, por ejemplo, en los sueños, lapsus, síntomas, etc. A posteriori, se revelará como un eco en el cuerpo del hecho de que ha habido un decir. Se la llama lalangue (todo junto) y es lengua pulsional, singular en cada hablante, que irrumpe en la sesión analítica por efecto de un forzaje de la lengua cotidiana, a través de la homofonía, el equívoco, la paronomasia, el anagrama, etc., y que requieren del escrito para su desglose. Está claro que con madre mentamos el Otro primordial, predicándolo como «vital», en tanto y en cuanto habla de los cuidados del cuerpo y que hacen al orden, digámoslo de esta manera, del canturreo [1]. Desde ya que en este caso no es traducible a la lengua natal, sino que se juega en el análisis singularmente como la parición de un significante nuevo, mediante el cual el sujeto puede nominar con un modo inédito hasta allí su experiencia vital.

Hay un caso célebre de Freud, de un joven paciente que había elevado a la condición fetichista «cierto brillo (mirada) en la nariz». «Condición» habla de lo secreto en lo tocante al objeto de su «elección». Por cierto, en su texto de 1927, El fetichismo [2], Freud nos advierte que aquella provenía de su primera infancia y que había que leerla en un inglés olvidado (había sido criado en Inglaterra) y no en el alemán de su residencia actual, «donde olvidó casi por completo su lengua materna». En efecto, se había producido un pasaje entre glanz, glance, por la consonancia (una y otra suenan al mismo tiempo y con sonidos similares) en esas dos lenguas. Se trata aquí de la brillante operación freudiana que hace trabajar la homofonía interlingüística y no es un hapax, ya que es notoria la frecuencia con que se vale de ella en la escucha y operatoria analíticas, por ejemplo, en La interpretación de los sueños.

 

¿Qué lugar ocupa la traducción en el psicoanálisis?

La cuestión de la traducción en el psicoanálisis es fundamental, empezando por el hecho de que Freud lo escribió en alemán y hubo que traducirlo a muchas lenguas. En este número de Lapsus Calami, hemos dispuesto, como parte del despliegue de la temática en cada número, referencias artísticas que en este caso son ilustraciones de las tapas de los libros de Freud y Lacan en idiomas como el chino, japonés, inglés, español. Por cierto, los analistas invitados escriben sus artículos en francés, en portugués, uno de ellos que es chino, por ejemplo, lo ha hecho en francés, siendo algunos también traducidos por integrantes del comité editorial. En este número, se encontrarán entrevistas, artículos e ilustraciones (en cada número nos acompaña el humor gráfico de Tute), aunque me gustaría resaltar una característica de la revista, la cual es que los que la editamos escribimos, además del editorial, obviamente, notas de lectura. En estas se trata, como su nombre lo indica, de operar un trabajo de lectura de la escritura del material ofrecido, que intenta circunscribir la cuestión, instalando diferencias, semejanzas, resaltando modos de lectura que llamen nuestra atención, significantes nuevos y periodizando los conceptos al situarlos en distintos momentos lógicos en la enseñanza de Freud y de Lacan. Nosotros no redactamos los artículos de fondo, sino que invitamos a escribir a otros analistas que nos interesen, reservándonos esta modalidad de la puesta en acto de diferentes lecturas.

Entonces, retomando, Freud fue traducido y Lacan también, pero la novedad es que el inventor del psicoanálisis se transmitió a nosotros, no solamente por los analistas alemanes, es decir, por sus colegas o discípulos que lo tradujeron, sino porque fue preciso que llegara un analista que hablara otra lengua, el francés Lacan, quien leyó a Freud en alemán. Ocurre frecuentemente que el no saber qué hacer con las cosas novedosas poco tarda en ubicarlas con las nociones ya recibidas. Lacan nos recuerda que esto es lo que se hizo, a veces, con Freud, es decir que no se lo leyó, a pesar de que estaba ahí escrito. Es el énfasis puesto en la novedad de lo escrito que adquiere tan notable importancia para los psicoanalistas lacanianos y que ha sido puesto a trabajar en Convergencia, Movimiento Lacaniano por el Psicoanálisis Freudiano, haciendo avanzar el psicoanálisis sobre aquello que aún no ha sido leído en algunos tramos de la obra de Freud y de Lacan

El tema de la traducción, como le decía, es nodular por varias cuestiones en relación con la difusión y transmisión del psicoanálisis y también en el sentido del traduttore traditore, que significa «traductor traidor», ya que no hay una traducción que logre un pasaje sin pérdida de la lengua de partida a la lengua de llegada. Exigencia imposible puesto que hay que contar con el genio de cada lengua que hace de las suyas y, entonces, ocurre, como decía Freud, que si en cada lengua hay palabras que suenan parecidas es porque hay algo que las acerca. Por ejemplo, en castellano puedo decir: «¿Cómo sabe la lengua?», y en ese «sabe» está latente y presente, a la vez, el «sabor» y el «saber». Esas diferencias en el fluir de las lenguas van a encontrar un punto de intraducible, digamos que una lengua no recubre exactamente a la otra y también estas implican modos distintos de decir las cosas. Meschonnic trabajó mucho el tema de la ética de la traducción, diciendo hay que hacer en la lengua de llegada, con sus medios propios, lo que el texto le hace a su lengua, la lengua de partida. En efecto, una operatoria en el psicoanálisis es la que Lacan muestra en uno de sus seminarios cuando intenta mencionar a los autores de un conocido diccionario de psicoanálisis cuyo responsable es Lalande y comete un acto fallido. A partir de este construye un neologismo homofónico que escribe «lalangue». Así, podemos afirmar que de tal equivocación surge un significante nuevo que es lalangue y que es un modo de hablar que no está en la lengua compartida de los diccionarios, sino en el habla singular de cada sujeto.

¿Cómo se decide el tema de cada número?

Cuando empezamos con la revista, el primer número fue «Cuerpo y sexualidad», y surgió a partir de aquel coloquio del que le hablé al principio. Los temas se van decidiendo de acuerdo a lo que va surgiendo en nuestro encuentros semanales y lo que es seguro es que está en el horizonte de lo que estamos trabajando, de lo que en ese momento nos «tiene», ya que, en general, es algo que in-viene, se impone, nos encuentra, sea porque hemos leído algún artículo que nos gustó, sea por una actividad, por lecturas, por cuestiones clínicas, en fin…

El segundo tema de la revista fue «Escritura y síntoma», y antes de concluir con esta edición estaba urdiéndose en nosotros el tema de la traducción. Nos encontramos, una vez decidida la temática, con que lo que íbamos concibiendo de esta, comenzó a ampliarse, a ahondarse, a complejizarse, diría, escuchando, leyendo, encontrándonos interesados en enfoques, pliegues, énfasis, sesgos que, hasta ese momento, no se nos habían ocurrido. Y comenzamos a hacer ese trabajo de lectura de la escritura propio del psicoanálisis que ponía sobre el tapete, por ejemplo, diferencias entre los analistas respecto de la concepción de la noción, en el modo de plantearlas, propio del estilo de cada uno: así fue contorneándose la traducción en psicoanálisis como interpretación, como apropiación, como pasaje de lenguas, como paradoja de la intraducción.

Por otro lado, en Europa y Estados Unidos, específicamente, existe en la actualidad una cuestión insistente que llaman «fenómenos de multilingüismo y de migración lingüística». Así, se hace referencia a las personas que, por motivos que llevan al exilio de lugar y lengua, quieren hacer un psicoanálisis en la nueva residencia, lo cual conduce a la interrogación de los psicoanalistas que los reciben: ¿cómo hacer su análisis?, ¿en qué lengua? De hecho, muchos de ellos van a buscar un analista que comparta su lengua natal. Entonces, ¿se le debe hablar al paciente en su lengua?, ¿se debe considerar que la lengua materna es la que hablaba la madre? Se da en llamar «fenómenos de multilingüismo y de migración lingüística».

En general, se piensa que hay que hablar en la lengua del lugar de residencia del hablante y algunos analistas consideran que esto tiene beneficios porque hay palabras u expresiones que dichas en una lengua extranjera permiten implicarse de otro modo, paradojalmente, más propio. Yo viví varios años en Francia y, por ejemplo, en castellano suele decirse «extraño a mi familia». Por su parte, en francés, se dice ils me manquent, que se traduciría letrinamente, «ellos me faltan» o «ellos me hacen falta». Sucede que no me decía lo mismo una expresión que la otra, porque extrañar, me parece, que comporta la extrañeza de algo que debería permanecer oculto y que, sin embargo, se ha manifestado; en cambio, que «ellos me falten», que es como lo estoy traduciendo, es otra cosa. Ahí está el genio de la lengua castellana, por ejemplo, que dice extrañar o extrañeza como esta cosa bizarra o siniestra que hace que aparezca algo que debería permanecer oculto. Sumado a la singularidad de que el genio de esa lengua extranjera me hablara, en un momento propicio, haciéndose eco de mis sentimientos. Quiero decir, que me hice hablar por ella, apropiándomela. A mí también se me presentaba aquel interrogante cuando residía en Francia, acerca de la lengua propiciatoria para la dirección de la cura, en tanto analista, y algunos colegas me aconsejaron escuchar, audicionar el fraseo analizante en las lenguas que se jugaran en ese análisis. De hecho, la lengua que importa en el análisis es lalangue, y no decisivamente la lengua compartida, la de la parroquia, como decía Freud, sino aquella en la que fuiste hablado, amado, en un lugar de yo ideal para el Otro materno.

¿Quiénes escriben en este número?

Me gustaría mencionar los nombres de los autores presentes con sus escritos y entrevistas en este número de Lapsus Calami: Irene Agoff, Clelia Conde, Frédéric De Rivoyre, Edgardo Feinsilber, Roberto Harari, Mirta Fernandez, Diana Kamienny-Bozckowsky, Guy Le Gaufey, René Lew, Paola Mieli, Ricardo Rodriguez Ponte, Anabel Salafia, Amalia Sato, Erik Porge, Graciela Strada, Yang Chunquiang y Héctor Yankelevich.

¿Presentaron la revista en la Feria del Libro?

Vamos a hacer dos presentaciones, la primera fue en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, en La Rural, Predio Ferial de Buenos Aires, el sábado 26 de abril. Fue presentada por los siguientes psicoanalistas Edgardo Feinsilber, miembro de Mayéutica Institución Psicoanalítica, quien escribe un artículo en la revista; Héctor Yankelevich, miembro de la Escuela Freudiana de Buenos Aires, quien nos ofrece una entrevista; Norberto Ferreyra, miembro de la Escuela Freudiana de la Argentina, y quien le habla, miembro y presidente de Mayéutica Institución Psicoanalítica. Coordinará Adriana Bauab, también psicoanalista miembro de la Escuela Freudiana de Buenos Aires. Es la primera vez que vamos a presentar la revista en la Feria del Libro.

La otra presentación a realizarse se llevará a cabo el viernes 13 de junio, en la Escuela Freudiana de la Argentina, en ocasión de la reunión del Comité de Enlace General de Convergencia. A propósito de ello, tendrá lugar un coloquio internacional, con la presencia de los analistas más significativos de nuestro movimiento, el 14 de Junio en la Biblioteca Nacional sobre un tema clásico del psicoanálisis que es «Neurosis, Perversión y Psicosis: Incidencias de lo Real».

Desde aquí, hago llegar la invitación a participar del mismo a aquellos interesados en el psicoanálisis, a los psicoanalistas que hacen su práctica en diferentes instancias tales como hospitales, universidad, centros de salud, escuelas, etc., a estudiantes avanzados y a los miembros, y participantes de las instituciones y escuelas que componen Convergencia.

¿Quisiera contar algo más sobre Convergencia?

Sí, quisiera destacar lo escrito en su acta de fundación, el 3 de octubre de 1998, y es que esta nueva modalidad de enlace entre analistas se diferencia de la instalación del lazo piramidal y autoritario propio de una suprainstitución. A punto tal que, en Convergencia, la multiplicidad de lenguas, de lecturas y la diversidad de las distintas posiciones asociativas que la integran no es considerada un defecto. El movimiento se propone alojar en su seno el principio de la diferencia fecunda presente entre tales posiciones enunciativas. Convergencia, en su acto de fundación, apuesta asimismo a responder a las diversas formas que toma hoy el malestar en la cultura, a las facticidades, tanto como los avances hacia la forclusión del sujeto por el discurso de la técnica. Más aún, es parte de nuestros objetivos el ofrecer a los psicoanalistas reunidos en Convergencia una fuerza política que apoye su inscripción social en los distintos contextos internacionales en los cuales su acto tiene lugar.

 

[1] Jacques Lacan, De James Joyce comme symptôme, Conferencia en Niza del 24 de enero de 1976 (ver www.ecolelacanienne.net).

[2] Sigmund Freud, El fetichismo, en Obras completas, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1980, vol. XXI.