Spinetta y las bandas eternas (segunda parte)
Por Darío Duarte
En esta segunda parte del artículo sobre las agrupaciones que integró Luis Alberto Spinetta vamos a dar repaso de una etapa en su producción más compleja que lo han convertido en uno de los íconos de un rock de calidad poética y musical.
Invisible
Invisible es, indudablemente, una de las bandas que es considerada de las más importantes del rock nacional. La agrupación tuvo dos etapas: una como trío, que va desde 1973 a 1976, cuando ya definitivamente cerrada la etapa de Pescado Rabioso Spinetta se asociaría con Carlos «Machi» Rufino en bajo y Héctor «Pomo» Lorenzo en batería; la otra, de brevísima pero intensa duración -sólo de 1976 a 1977- en la que la banda incorporaría a Tomás Gubitsch como guitarrista.
Invisible produciría tres álbumes: el primero, que lleva el nombre de la formación, Invisible; el segundo, cuyo título es el de una de las canciones incluidas en ese álbum y que además es una de las más celebradas de Spinetta, Durazno sangrando; y el tercero y último, que sería grabado en la etapa que la banda pasó a ser un cuarteto, El Jardín de los presentes.
Las tres discos de Invisible representan verdaderos desafíos conceptuales para los oyentes incluso considerando las producciones anteriores de Spinetta: canciones como Las llaves del mandala o la censurada Elementales leches son altamente complejas tanto desde la poética como de la música.
En muchas de estas canciones se hace sentir la fuerte influencia del psicoanálisis, sobre todo a partir de los trabajos planteados por el psicoanalista alemán discípulo de Freud: Carl Jung. Además, se hace patente la incorporación de elementos de la cultura oriental a partir de las concepciones aparecidas en obras de inspiración taoísta, así como también elementos de la obra de Jean Paul Sartre y de los intrincados desafíos visuales del artista neerlandés M. C. Escher. Podemos decir que Invisible plantea un eclecticismo creativo que deriva en un complejo equilibrio entre una poesía por momentos altamente críptica y una música que se debate entre el blues más áspero y unas sonoridades de corte experimental. En general, el sonido de Invisible recupera algo de la ternura que había caracterizado a los discos de Almendra, sobre todo en el último disco, la cual que se había diluido por la incursión que Spinetta tuvo por un sonido más distorsionado debido a la influencia de Pappo durante la etapa Pescado Rabioso. Pero es una ternura profunda, un aterciopelado sonido que de la candidez de Almendra da paso a una nostálgica forma de estar en el mundo donde mañana es mejor.
Considerando que su producción siempre estuvo dirigida a dar un mensaje a «los marginados y los alienados del mundo», con esta banda Spinetta alcanza la madurez compositiva.
De los tres álbumes de Invisible, sería interesarse detenerse brevemente en tres canciones del último: El jardín de los presentes. En esta producción el rock se va a encontrar nuevamente con el tango, con quien siempre tuvo una relación de tensiones, pero que en esta ocasión se fusiona equilibradamente. Éste abre con una canción que se proyecta de Haedo al espacio: la paradójicamente cósmica y suburbana El anillo del capitán Beto. Esta canción será tenida por una de la más importantes en varios de los rankings del del rock nacional. Un bandoneón que se cuela en la segunda canción, Los libros de la buena memoria, lo que le da un sonido situado: es imposible no pensar en Buenos Aires de madrugada melancólico y un poco etílico de paseo por bares para escuchar blues desesperanzados, pero con una profunda resignación. El tercer track del álbum, Alarma entre los ángeles, es un tema instrumental donde Spinetta canta con su guitarra una línea lánguida e interminable. Aquí el ritmo se vuelve un poco más agitado, pero siempre en el clima contenido, armónicamente es poco más complejo y la melodía de la guitarra dibuja un contorno complejo con cambios de métricas hacia los finales de cada frase, algo típico en muchas canciones del Flaco. La canción suena como una meditación larga sin palabras, como cúmulo de sensaciones que se agolpan y que no encuentran una forma de representarse en algún término conocido: las palabras pujan por salir de esa guitarra, pero no logran escapar seducidas por la ondulación del ir venir fluido de la guitarra.
Spinetta Jade y Spinetta y los socios del desierto
Comentemos brevemente dos bandas que tienen en su nombre el apellido de Luis Alberto. La primera, Spinetta Jade, que tuvo sus presentaciones entre 1980 1985 y que junto al apellido del Flaco aparece una piedra preciosa. El jade es algo que podemos encontrar en la obra de Jung pero que Spinetta en el libro Crónicas e iluminaciones del periodista Eduardo Berti comenta que no recuerda haberlo leído en la obra del psicoanalista alemán. Luego de algunas incursiones como solista y un retorno breve de Almendra, con esta banda Spinetta profundizaría sus asociaciones creativas con el género del jazz, aunque sin perder el elemento de la canción de características pop- rock. Las formaciones de músicos que han integrado esta banda son múltiples siendo Spinetta el denominador común algo que desde el nombre mismo se hace notar: Spinetta jade es el trabajo de un solista maduro que busca apoyarse en músicos de confianza para incrementar sus posibilidades creativas singulares. También hay que mencionar que Spinetta editaría como solista Kamikaze en la época que trabajó con Spinetta Jade.
Cuatro son los álbumes de esta banda: Alma de diamante, Los niños que escriben en el cielo, Bajo Belgrano y Madre en años luz. Distribuidas en los cuatro trabajos de esta banda, encontramos más canciones que contribuyen a engrosar la lista de las mejores del género. Alma de diamante – «Ven a mí con tu dulce luz/ Alma de diamante/ Y aunque el sol se nuble después/ Sos alma de diamante»- Maribel se durmió – «Maribel, Maribel/ Dicen que no lleva ningún papel/ Vamos ya, vamos ya/ Vamos porque viene y porque no está» o Canción de Bajo Belgrano -«Bajo Belgrano, amor ascendente/ Es ella quien te busca donde vos no estás/ Y es que toda tu canción persistirá/ Siempre, siempre, y hasta en el turbio río»- son sólo algunas de las canciones de intenso lirismo que podemos mencionar sobre todo en los dos últimos casos donde su asociación con los oscuros años de la última dictadura han sido comentados en varias oportunidades.
Finalmente, abordemos el power trío Spinetta y los socios del desierto. Esta banda se formó en 1994 y se disolvió en 1999. En esta oportunidad a diferencia de Spinetta Jade, la integrarían músicos estables: Marcelo Torres en bajo y Daniel Wirtz en batería. Cuatro discos podemos mencionar de esta banda: el álbum doble Spinetta y los Socios del Desierto y Estrelicia MTV Unplugged, ambos de 1997, San Cristóforo, de 1998 y, el último, de 1999, Los ojos. Spinetta y los socios del desierto es una formación áspera de un grano musical agrietado para hacer un rock de distorsiones de índole clásicas bien directo como nos demuestran con canciones como Nasty people – “No puedo soportar la gente desagradable”- o Bosnia escrita en el contexto de una guerra que llevaría a la disolución de Yugoslavia y que dejaría tras de ella una herida tremenda de genocidio y crímenes de lesa humanidad. De los cuatro discos, el pico de visceralidad lo alcanzaría con San Cristóforo donde se hace sentir la fuerte intensidad creativa en el modo más hard que tendría Spinetta.
De esta banda también hay que destacar su actuación para los famosos unplugged de MTV.
Día del músico
Spinetta es un músico que ha tenido una larga trayectoria ofreciendo ejemplos que van desde el lirismo más tierno a la expresión más dura y directa pero que en cada proyecto ha aportado una singularidad que lo hace entrar en la nómina de los músicos imprescindibles de nuestro rock con justa causa. Desde el 2015, el 23 de enero se celebra el día del músico. Claro está, la fecha elegida se debe a que en esa fecha nació una leyenda: Luis Alberto Spinetta.