«Tango imagen y la teatralidad del tango» Entrevista a Sergio y Adrián Theaux
Por Raquel Tesone
Fotos: Nano Jimenez
Sergio y Adrián son dos hermanos que se han consagrado al diseño de indumentaria para tango. En su local en el barrio del Abasto, nos muestran su arte. Nos reciben con entusiasmo; y con el placer y el orgullo de quien presenta a sus hijos, nos muestran desde vestidos elegantísimos y polleras con tajos para tango, hasta corsets y transparencias. Además, nos cuentan sobre todo lo que abarca el arte del diseño de indumentaria.
¿Cómo fueron los comienzos y por qué esta elección de diseñar indumentaria para tango?
Sergio: Surgió a partir de este lugar, en este espacio la gente nos empezó a preguntar por el tango. Acá en el Abasto hay un núcleo tanguero, como la estación de subte «Carlos Gardel», el restaurant, la calle, el monumento. A partir de ahí pusimos la «2×4» y trabajamos en función a una propuesta propia de lo que entendíamos nosotros del tango. Tuve que salir a comprar ropa para tango a mi gusto, que tuvo muy buena aceptación.
¿Esto lo construyeron en base a dotes artísticas, en cuanto a la creatividad y a la originalidad de los diseños?
Sergio: Pienso que contribuyó que yo fuese actor, y que cantara tango. Después me inicié en el baile, creo tener una mirada muy teatral. Trabajaba de noche, me ponía a coser. En principio, no tenía clara la propuesta estética pero fue surgiendo en relación a la demanda de la gente. Después empecé a construir, con los años, una identidad propia respecto al tango y hoy tengo una concepción del tango escenario y el tango salón absolutamente mía. El tango escenario es una propuesta escénica y teatral con otra estética,distinta al tango social, porque es una imagen potenciada de lo que trasluce la milonga. Es un tango teatralizado. Se empilcha bien en la milonga, y esto tiene que ver con el auge que tuvo. Igual, hubo un cambio desde que nosotros comenzamos en el 2006, había un diseño con más vuelo, por el tango nuevo. Era una estética más contemporánea y, como todo alo que se le da rienda suelta, voló, deliró y volvió a la base.
Se nota en el diseño de Tango imagen que tienen un mix de lo contemporáneo y lo tradicional.
Sergio: Sí. Hubo mucho de eso en la etapa del 2006 al 2008, pero hoy la necesidad visual requiere un tango que va más al piso, que vuelve a la raíz. La indumentaria también, en este momento estoy en una etapa de transición. Veo todo muy similar y no me gusta. Siento que empezamos con algo más volado, y volvimos a lo tradicional. Hoy pretendo salir de ahí combinando materiales blandos y duros, telas planas y punto, para lograr una imagen del tango tradicional, pero más contemporánea.
¿Cómo es trabajar con tu hermano, Adrián?
Adrián: Fue una propuesta comercial de él. Hace muchos años nosotros fabricábamos pulóveres en Mar del Plata, y fue como seguir con lo mismo. Ya estábamos en la moda, haciendo un trabajo muy artesanal. Antes los sweaters se tejían con máquinas que se empujaban con carros a mano. Hacíamos cien. Los dos diseñamos, cortamos, cosemos, pero en lo práctico tenemos roles bien definidos. Sergio está menos en el taller, se ocupa más de la compra de materiales, y de descifrar la tendencia.
¿Y conservan ese espíritu artesanal de los comienzos?
Sergio: Yo pienso que sí. Diseñar tiene ese espíritu, aunque esmuy difícil sostener un negocio desde lo artístico. Muchas firmas empezaron esperando hacer un negocio y se encontraron con un trabajo, un gran trabajo con mucha pérdida. Trabajar en la confección de unidades deja mucho desperdicio de material, que es parte de la ganancia, pero no tiene utilidad. En esa primera etapa nos encontrábamos con bolsas y bolsas almacenadas. Era ganancia acumulada, pero ese recorte de telas no se podía tirar. No funciona para un negocio. Hoy lo hacemos solo sobre artículos que tenemos trasladados a corte semi-industrial, la variedad la logramos con lo que encimamos para cortar, con las distintas telas. No es posible sostener un negocio cortando de a uno, aunque la tanguera lo demande.
También vistieron a grandes figuras…
Sergio: Todas son grandes figuras, la mujer para mí siempre tiene algo con lo que se distingue. Pero sí, a personalidades públicas, como Laura Figalgo, Johana Copes… A mí no me eleva trabajar para una estrella. Lo mejor de mí sale cuando lo que estoy haciendo me gusta, cuando la prenda es linda, cuando el otro la disfruta. Es una mezcla de amores, del amor mío y del otro. He hecho cosas muy lindas para gente que no sé dónde las usó, si se las puso para un escenario importante, pero disfrutamos y se fue feliz. Esa fusión del amor es la que quiero, es como cuando uno cocina con amor, sale más rico.
¿Y el vínculo de amor entre hermanos se refleja en el trabajo?
Adrián: Yo me entiendo bien con él.
Sergio: Es un trabajo, somos un equipo. Contamos con más gente que labura muchísimo, personas apasionadas que disfrutan haciendo este trabajo y tratamos de ser lo más flexibles posible.
Adrián: Les tiene que gustar.
Sergio: Trabajamos con chicas que se dedican al baile. Y con un equipo apasionado.El compromiso y las ganas se reflejan en el producto final, y eso es parte de la satisfacción que se logra. Cuando bajás la cortina y te seguís divirtiendo, te das cuenta de que no es solo por el dinero. Dentro de lo que podemos, hacemos lo que nos gusta.
¿Hay otros proyectos?
Sergio: Dentro de esta propuesta estética, me gusta la moda, lograr algo más urbano. Todo funciona, pero a la vez hay que abastecer de trabajo los talleres. Dar continuidad.
Adrián: Tenemos una cuenta pendiente con los zapatos.
Sergio: Nunca logramos estar satisfechos, ya que no depende de uno, hay que adaptarse a las fábricas y hay poco compromiso. Identifico cuando alguien siente amor por lo que está haciendo, les pongo fichas a esos equipos. Estos conjuntos, por ejemplo, corset y falda, cuando la persona que los cosió los trajo tenía alegría en su cara, sentía que podía dar más. Con los zapatos no logramos eso, el zapato tiene que ser de primera. Están quienes los hacen bien, pero tienen su propio punto de venta y están cubiertos. No encontramos una fábrica con gente que se apasione. Pero no cerramos la puerta.
¿Se imaginaron cuando empezaron que iban a crecer tanto juntos?
Adrián: Cuando arrancamos él tenía 21 y yo 18, y sí, lo imaginamos. El sueño empezó hace tiempo.
Sergio: No suelo tener imágenes muy claras, me va cambiando esa imagen del tango, veo colores, transparencias, tules, piedras, no lo logro materializar como lo imagino, pero me dejo llevar por el impulso. Me gustaría que los diseños tengan más vuelo, es todo muy al cuerpo. Tiene que ver con la necesidad del baile, pero no es lo que más me gusta de tanto verlo. Hay una propuesta de mucha transparencia, me pasa que a veces me distrae.
Adrián: (Risas) Nos pasó en un espectáculo.
Sergio: Sí, no podíamos ver el baile, porque no parábamos de mirar a la chica que estaba desnuda (risas). Hay un vestido que me gusta mucho que hicimos para María Figueras para la película Los rulos de Lulú, es sexy, marca la figura y tiene sensualidad, sin ser transparente. Después está lo que quieren los bailarines.
¿Algún nuevo proyecto?
Sergio: Estamos creando un espacio para dirección artística de bailarines profesionales. Siento que hace falta dirección, para aprovechar lo que sale auténtico y que no se pierda lo espontáneo. En ese rol creo que falta la mirada de un director. Identificar la transición nos permite ver el tango hoy.
Hay una cuestión artística global que implica al diseño, a lo actoral, a la exposición, las mezclas de estilos…
Sergio: Absolutamente. El vestuario es parte de la estética del bailarín, eso forma parte de un todo, y también es parte de la propuesta. Alguien quiere algo más sobrio, o más pretencioso, y eso se tiene que reflejar en el baile. La idea de dirección artística con bailarines, es trabajar con gente que baila tango y quequiera potenciar los elementos que tiene. A diferencia de los actores, que cuando son convocados para teatro el director trabaja con los elementos que traen. Si tenés una voz chillona, el director trabaja con esa voz. En el tango, hay algo que no está claro, es como que tienen que llegar a una línea similar. Me parece que no tendría que ser así, creo que hay que trabajar el potencial de cada uno, para volver al tango de identidad propia. Justamente ayer me llegó una propuesta de Ricardo Calvo y Sandra Messina, que son jurados en el pre-mundial de Francia, y estamos combinando fechas para trabajar esta dirección artística sobre lo que es potente en el otro, no desde una propuesta técnica, sino auténtica.
Gracias por este intercambio.