Ralph Rugoff y un avance de (su) Venecia 2019
Texto y fotos por Daniel Villar
La próxima Biennale di Venezia (11 de mayo~24 de noviembre de 2019) será por primera vez curaduría de Ralph Rugoff, visitante estadounidense a la Universidad de Tres de Febrero −sede Rectorado Centro− en este noviembre lluvioso. Amena conferencia de traducción simultánea, donde la anfitriona e interlocutora, Diana Wechsler, entabló un mano a mano para situar la ocasión inaugural veneciana del año entrante.
Pantallas gigantes, auditorio colmado, me malentiendo con el auricular de la intérprete inglés-castellano en vivo… Risas, masas de confitería y café; afuera sigue lloviendo persistentemente.
«La audiencia necesita saberse parte de la información», abre Wechsler, Directora del Departamento de Arte y Cultura de la UNTREF, dando inicio a la charla. «¿Es esa una «política de públicos»…? ¿Afirma lo mismo la estrategia de selección de artistas…?» Solicitándole así a Rugoff −flamante Director/Curador de la Biennale Arte 2019− que nos detalle cómo lleva a la práctica su visión. Tras disculparse por no saber hablar nuestro idioma, Ralph comienza su repuesta por el concepto de brutalismo.
“La dimensión de este tipo de bienales (se remite a las características del edificio donde puntualmente se lleva a cabo una muestra, sea Venecia, sea la Galería Hayward que dirige en Londres), sus espacios de exhibición, como proyectos en sí, son fantásticos para la gente que ingresa y la que no ingresa también. Con sus vistas a las ciudades, cada sección con su carácter nos sitúa y aleja a la vez de la experiencia abismal que propone el mundo del arte. Al representársela así, muchxs curadores/directorxs, son, en definitiva, «contextualizadores» de la experiencia. El brutalismo evita la ruta única, optando por los «planos abiertos», donde escaleras, descansos y puentes favorecen el armado del propio itinerario, cada uno difiriendo del otro”. Es decir, edificaciones que, al tiempo que albergan, paralelamente eluden seguir un orden en el visionado, la experimentación de sentidos o el simple paseo.
“No querría usar la palabra método. Creo que el arte puede ser más bien una «vía» al pensamiento, cómo concebimos nuestra existencia en este mundo”, así de directo manifiesta su mirada Rugoff, un hombre de mediana edad con aspecto se diría que desgarbado, inesperable en alguien con grandes responsabilidades tan próximas, que aunque sobrelleva su cara de jet-lag como si tal cosa, logra que nosotrxs audiencia reparemos en su manera sosegada al hablar (sentado cómodamente erguido, como quien ha hecho esto gran parte de su vida), y sí, por supuesto, en sus mocasines italianos.
“A nivel general, puedo «jugar» como crítico, pero más allá de eso, creo que es horrible hacer algo cada dos años sin cuestionarse el motivo por el cual se lo está haciendo”. Rugoff sostiene que quizás debería “haber algo” que suceda cada más años, mediando un período de intervalo más extenso, “cada diez años, una «decenal» en lugar de bienal, ¡me gustaría curar un centenario…!” (Risas.) Un sueño que apunta a algo que se celebre cada 100 años: tal es la ambición de un hombre llegado a las cumbres de la curadoría global, a los palacios diseñados para recorrer arte, recorridos exteriores que nuestro interior también asimila.
“Sin embargo, usted está ante la perspectiva de hacerse cargo, de hecho ya se ha hecho cargo –da la primicia la maestra de ceremonias Wechsler– de curar la Bienal de Venecia 2019… por lo tanto, eso lo pone frente a uno de estos rituales bianuales, y más aún en el caso de Venecia por ser la más antigua, por ser la que inventó el formato y lo cambió en el tiempo”. Diana expone a continuación una cantidad de reglas que (por adhesión u omisión) no podrían dejar de contemplarse, incluso respecto de los públicos. Rugoff argumenta: “El público de Venecia, en su mayoría, tiene acceso a través de los medios, las publicaciones en redes sociales y la difusión general”, y subraya su axioma más importante: “La «conversación» debe ser internacional; las ciudades anfitrionas, más allá de aportar el mayor caudal de público, tienen que saber a conciencia que están participando de un diálogo con artistas internacionales, aunque no necesariamente de muchos países”.
Se ríe: “Yo creo más bien en una regla de tipo general. El arte interesante para mí es el entendido como «cosas» con las que tratamos de descubrir al mundo en su totalidad”. Puede que Rugoff conserve resabios de sustento marxista en su discurso, que recuerdan aquel apotegma tan bondadoso del pensador prusiano: “El arte es la mejor manera que inventó el hombre de alegrarse”.
En un off the record con El Gran Otro, Diana Wechsler –también directora de la Maestría en Curaduría en Artes Visuales de la Universidad Nacional de Tres de Febrero– nos pormenorizó la perspectiva de esta visita a Buenos Aires el año previo a un debut curatorial tan relevante, precisamente al corazón de la institución que auspicia la 2ª Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de América del Sur, BIENALSUR 2019 (¡disputándole calendario a Venecia!), y nos la dilucida: “A raíz de la motivación de Teresa de Anchorena −que logró reunir los esfuerzos del Fondo Nacional de las Artes, el Museo Nacional de Bellas Artes, el Museo de Arte Moderno, Fundación PROA, el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto y la misma UNTREF−, queremos que las grandes bienales entren en contacto con los diferentes cruces que lxs artistas argentinxs puedan representar. Nuestro arte contemporáneo nacional, a la vez que se organiza en estructura bienal en sedes propias de la universidad para el año entrante, al mismo tiempo ordena su vidriera, tiende lazos con el mundo del arte global y dice presente a través de su fisonomía, de su intención, de su sorpresa”.
Se rumorea que El Gran Otro viajará a la Biennale Arte 2019 di Venezia. Pero lo confirmaremos más adelante.
La línea editorial de la revista El Gran Otro acepta el lenguaje inclusivo por el que ha optado su autor.