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4 septiembre, 2020

Eduardo Gil: “La mirada es el recurso del artista”

Por Verónica Glassmann

Eduardo Gil: “La mirada es el recurso del artista”

Eduardo Gil es uno de los máximos referentes de la fotografía argentina contemporánea. Su nombre está ligado a “El Siluetazo”, una de las acciones estético-políticas más relevante en la historia del continente. Es el creador de los conocidos TEF (Talleres de Estética Fotográfica), en los que aplica técnicas no convencionales de búsqueda estética y elaboración grupal. También fue el artífice del Taller experimental con los pacientes del Hospital José T. Borda de Psiquiatría de Buenos Aires, en el cual desafió todo convencionalismo. 

 

Sus obras fueron expuestas entre los lugares más destacados del mundo del arte: participó en la muestra “Verboamérica”: Exposición permanente con obras seleccionadas de la colección del MALBA, Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires; participó en la muestra “Sublevaciones” en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo de México y en la muestra “Contradiction and Continuity: Photographsfrom Argentina, 1865-2015” en el Paul GettyMuseum. Su extensa y rica trayectoria también lo llevó ser invitado por Didi Huberman para participar en la muestra “Soulevèments” en el Jeu de Paume de Paris.

Entre sus libros más reconocidos se encuentra “El Siluetazo, desde la mirada de Eduardo Gil” e “Imágenes de la ausencia, El Siluetazo, Buenos Aires, 1983”, prologado por Estela de Carlotto, Ana Longoni y Florencia Battiti.

 

Eolo (de la serie Aporías) 2005-2015

 

Además de ser un artista visual sos un docente apasionado y por eso tus aulas en el barrio porteño de San Telmo se llenan todos los años. Algunos de los mejores fotógrafos argentinos fueron tus alumnos. ¿Se puede enseñar a mirar?

La mirada es uno de los recursos de un artista. Personal y macerada por la biografía y la circunstancia. Me parece fundamental trabajar en los márgenes de lo que tiene que ver con la «enseñanza» o la bajada de «verdades», me interesa más incentivar, casi diría cultivar primorosamente, un estado de incertidumbre existencial donde podamos ser libres para comprender las propias necesidades y para aceptar la duda y el error como parte de las revelaciones más fructíferas para nuestro desarrollo.

 

Cubo negro (de la serie Aporías) 2005-2015

 

El artista plástico Eduardo Stupía expresa en su texto “La Argentina entre paréntesis” que tu trabajo es “una máquina metafórica que propone un fluido engranaje de anti–poses tan naturales como indiferentes ante la lente, ocupadas como están en su avatar pre – fotográfico, en un inmenso efecto de fuera de campo no sólo espacial sino temporal”. Ante esto nos preguntamos… A la hora de hacer una foto, ¿salís a buscar la imagen?

La fotografía es una herramienta que tiene distintos usos. Una de sus posibilidades es la de ser, en manos de un artista, uno de los posibles instrumentos que utilice para la concreción de sus proyectos estéticos. Al principio se trataba básicamente de imágenes: técnica, momentos «precisos», fotos «buenas». Hoy me preocupa más resolver la forma, el cómo plasmar mis ideas y en ese proceso, si bien las imágenes no son un tema menor, no son lo más importante.

 

Señas personales (2011-2015)

 

Sos Piloto Comercial de Avión, estudiaste Meteorología, cursaste la carrera de Sociología en la Universidad de Buenos Aires y la dejaste cuando solo te faltaban cuatro materias para recibirse. ¿Cómo llegaste a la fotografía?

Cuando ocurre el golpe cívico-militar de 1976 me encuentra militando en la Universidad donde estudiaba Sociología y desarrollando simultáneamente una importante actividad gremial. Esto me obligó a alejarme y cambiar drásticamente mi vida. Entre otras cosas, necesité encontrar nuevas formas de subsistencia. Ahí aparece la fotografía que inicialmente es una actividad exclusivamente profesional. Más adelante, una vez resuelto el tema de la técnica y debido a las muy diferentes experiencias de las que venía (aviación, meteorología, sociología, el mundo empresarial desde lo gerencial primero y luego lo gremial…) hicieron que pronto comenzara a cuestionar las convenciones tradicionales del medio. Después al empezar a estudiar arte, iniciarme en la docencia y posteriormente en la curaduría, se fue modificando mi forma de pensar y de avanzar en mi producción. Hoy me identifico esencialmente como artista visual más que como fotógrafo.

 

Aporías 2011-2015

 

Muchos de tus trabajos son íconos de la fotografía. Uno de ellos es la obra “Esqueletos” donde pueden verse dos personas con disfraces de esqueletos perdidos en un edificio abandonado del Hospital Borda. Algunos críticos no dudaron en decir que esa era tu mejor foto y hablaron sobre tu obsesión con la muerte, las máscaras y la locura. También marcó para siempre el mundo de la fotografía tu mirada sobre El Siluetazo, la intervención artística que delineaban siluetas que representaban la presencia de los desaparecidos y cuestionaban la dictadura militar desde el arte. Pensado a la distancia, ¿cómo recordás el siluetazo? ¿Cómo te marcó a vos en lo personal esa experiencia?

El Siluetazo fue una de las experiencias más determinantes en el desarrollo de mi formación artística, claro que debieron pasar más de veinte años para darme cuenta… Esta gesta histórica, la impresionante acción estético-política popular desarrollada en 1983 durante la Tercera Marcha de la Resistencia de las Madres de Plaza de Mayo, aún en dictadura, donde los asistentes con la consigna «Aparición con vida» literalmente pusieron el cuerpo para trazar las siluetas de los desaparecidos y con ese gesto simbolizar la presencia de aquellas ausencias, me marcó para siempre. La vivencia de aquello y las fotografías que entonces hice, sin dudas fueron una influencia muy potente que trabajaron dentro mío moldeando toda mi obra hasta la actualidad.

 

Naturaleza ajena (2000)

 

A lo largo de tu carrera has recibido innumerable cantidad de premios. Entre los más destacados se encuentra el Reconocimiento por tu trayectoria en la lucha por la memoria, verdad y justicia de manos del Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y el Premio Nacional a la Trayectoria Artística. Por eso nos pareció interesante saber qué mira y qué consume como público un hombre reconocido internacionalmente. ¿Quiénes son tus fotógrafos favoritos y por qué?

Cada momento estuvo acompañado de nombres, primero de fotógrafos y más tarde de artistas de otras disciplinas que me influenciaron de distintas maneras. En algunos casos se trató de pasiones efímeras y en otros de amores con los que convivo. Para nombrar solo fotógrafos, aunque la lista es interminable mencionaría a Eugène Atget, August Sander, Robert Doisneau, Manuel Alvarez Bravo, Diane Arbus, Walker Evans, Robert Frank, Masahisa Fukase, Hiroshi Sugimoto, Bernd y Hilla Becher, Ana Mendieta, Joel Peter Witkin, Thomas Struth, Rineke Dijkstra y un largo etc. etc.

 

Eduardo Gil

 

¿Cómo vivís estos tiempos de pandemia y cómo crees que va a afectar o no al mundo del arte?

En lo personal la cuarentena no me afectó demasiado ya que mi cotidianeidad consiste en pasar muchas horas solo y «adentro». Tuve que adaptar a casa la rutina del estudio pero en muchos aspectos disfruto de otras cosas para las que habitualmente no me daba el tiempo suficiente. Las plantas, otras lecturas, más interacción con la familia. Extraño la calidez del contacto con otros, especialmente el cara a cara tangible en los talleres. Si bien ya venía trabajando a distancia en algunos casos puntuales, ahora los encuentros online se convirtieron la norma (con sus limitaciones pero también con sus enormes potencialidades). Los efectos de esta pandemia nos van a afectar a todos. El mundo del arte tampoco saldrá indemne de todo esto. En muchos aspectos habrá que aprovechar esta coyuntura para repensarlo y corregir el rumbo. Creo que todavía no se tiene mucha idea de que esto va a marcar un antes y un después para la humanidad. Es difícil imaginarlo sin ser pesimista. Shocks tan profundos y desconcertantes pueden tener consecuencias hoy inimaginables. Para quienes tenemos una visión pesimista del futuro, todo esto que estamos viviendo nos confirma en nuestro escepticismo. Mi obra, en general tiene ese sesgo, particularmente Aporías en donde (desde 2005) vengo planteando algo de eso respecto de nuestro país y su historia. En abril, ya inmerso en la cuarentena, comencé un nuevo trabajo al que llamé Insilios. Tiene que ver con este irnos sin movernos del sitio el que nos encontramos, o quedarnos sin estar. Esta angustia sin tiempo en que, siendo inamovibles los límites del encierro externo, tenemos la posibilidad de adentrarnos ilimitadamente hacia nuestro interior.

 

Eduardo Gil es un referente en la fotografía, en el arte y la docencia. Sus trabajos son íconos inolvidables. Inspirador y motivador. Generoso, con voz calma y con un trato amable iluminó con sus palabras esta entrevista.

 

Foto portada: «Esqueletos» (1985) – Eduardo Gil