Materiales rituales, vacíos profundos y espejos cóncavos de Kapoor impactan en Buenos Aires
Por Mariana Gioiosa
A principios de año se escuchaba un rumor que sonaba fuerte en el ámbito del arte argentino: Anish Kapoor vendría con una importante muestra a Buenos Aires.
El famoso escultor indio que sorprendió a todos con una gran escultura espejada ubicada en el espacio urbano de Chicago. Se trataba de un frijol de acero inoxidable pulido, que reflejaba todo lo que hay a su alrededor. Con sus formas cóncavas y convexas generó distorsiones visuales que encantaban a los transeúntes.
En 2017 presentó Destierro en el Parque de la Memoria, una instalación que hacía referencia a la violencia del Estado y las sensaciones experimentadas por las personas que sufrieron esos métodos tortuosos.
En esto días La Fundación Proa presenta «Surge», una exposición deslumbrante de Anish Kapoor con vacíos profundos, espejos cóncavos y texturas que sugieren el interior del cuerpo humano.
La materialidad en el artista es muy importante, pero también el aspecto inmaterial, aquello que excede al objeto.
«Gran parte del trabajo de Anish consiste en crear dudas de la percepción y de lo que está delante de los ojos, Un concepto proveniente de la filosofía de la posverdad: lo que tienes al frente no es, y lo que es no lo sabes », comenta el curador de la muestra, Marcello Dantas.
Otras claves para entender las obras de Kapoor son: él concibe el vacío como ocupación del espacio, algo está contenido allí dentro; utiliza los reflejos para hacer desaparecer la escultura como objeto y propone a través de ella, crear una nueva relación de los sujetos con el entorno.
Las tonalidades presentes en esta muestra son cuatro: rojo y azul y por otro lado, blanco y negro. No están utilizados con un criterio estético sino que están cuidadosamente aplicados para transmitir emociones, sentimientos y experiencias. Por ejemplo, explica el artista que la sangre y la tierra son considerados materiales rituales, ancestrales y femeninos, y las vincula con el color rojo. Mientras qué el color azul está relacionado con la masculinidad y el cielo, con la civilización y la elevación espiritual hacia los dioses.
La primera obra que el contemplador ve es Dragón, en ella se puede apreciar una relación directa del hombre con la naturaleza y el misterio que lo envuelve. Consiste en un grupo de piedras encontradas en un río en China, intervenidas por el artista con un azul saturado, tan profundo, que provoca fascinación. Estas rocas presentan hendiduras y dan la sensación de contener algo más allá en su interior.
La segunda, Svayambhu, hace referencia a la auto-creación. Una obra que se hace a si misma con el transcurso de los días y se encuentra en permanente transformación. Es un ladrillo de gran escala, de color rojo apabullante, que se asemeja a la carne. Esta realizada con cera y se desplaza por el espacio, en un proceso lento y largo a través de un sistema de magnetismo. El movimiento es constante y casi imperceptible, de tal manera que genera dudas si realmente esto ocurre o no. Busca la fricción con la arquitectura que lo rodea. Deja huellas en el camino recorrido, como si fuera derramamiento de sangre.
La tercera, El Disparando en la Esquina, resulta ser el trabajo más teatral. Un cilindro de cera rojo intenso es eyectado por un cañón hacia un mismo rincón de la sala a cada hora, «es una tortura constante a la esquina de esta pared, que es permanentemente violada», explica Dantas. Si bien ese vértice es el protagonista, con el transcurso del tiempo esos restos de municiones toman relevancia, ya que esa violencia se hace más explícita.
Doble Vértigo, es el cuarto trabajo que podemos apreciar. Una instalación de dos espejos de acero inoxidable curvos y largos que provocan una distorsión de la realidad y una pérdida de nuestro sentido del equilibrio, al cambiar repentinamente la percepción espacial. «La sensación es entrar en ese espacio de vacío, donde no hay ni piso ni techo», comentó Danta. Kapoor se interesó en desarrollar objetos con distintos tipos de concavidades, por su cualidad de capturar «el cuerpo y los oídos» ya que este tipo de forma concentra la imagen y también el sonido.
Cuando estoy gestando es la quinta creación. Una obra que parece surgir, crearse frente a nuestros ojos. Sobre una pared blanca, pura, crece un vientre y lo notamos cuando cambiamos el ángulo desde donde la observamos. «Es posible que estés delante de ella y no verla, la explicitud de la imagen no es naturalmente cognitiva», dice el curador.
La sexta realización, No Objeto (puerta) consiste un prisma rectangular, conformado por espejos que reflejan de una forma distorsionada. Trabaja con lo presente y lo ausente. Es un volumen puro que se puede mimetizar con el entorno y desaparecer de la vista. Pero si nos detenemos frente a una de sus caras, esa deformación del plano crea una realidad virtual, que nos remite al juego de espejo de los viejos parques de diversiones.
El origen del mundo, parece una síntesis minimalista excelsa de la obra de Gustave Courbet realizada en 1866. Este trabajo es el último presentado en este espacio expositivo y fue adaptado especialmente para la exhibición. Se trata de una cavidad negro azulada que parece no tener fin. Una puerta que se abre hacia la dimensión desconocida.
Esta exhibición de Anish Kapoor propone una introducción a su mundo, en el que saca de contexto objetos que no son considerados piezas artísticas y les da una nueva escala y función, provocando sensaciones de extrañamiento que permiten dudar de lo que tomamos por cierto. Tal como el significado en inglés Surge (oleada, subida o aumento), las obras se mueven y transforman durante el período que transcurre la muestra. Es una obra provocativa, explícita, que no pasa desapercibida ante los visitantes. Se puede visitar de martes a domingos, de 11 a 19 hs hasta el mes de Marzo 2020. No se la pierdan.