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Galería Hábito: el espíritu en el quehacer artístico

Por Verónica Glassmann

Galería Hábito: el espíritu en el quehacer artístico

La pandemia nos aisló, nos encerró, paralizó sueños y proyectos, nos postergó, nos robó las certezas, nos puso en un extraño modo de espera, pausa e incertidumbre. Sin embargo, hubo quienes se resistieron, buscaron nuevas formas, recorrieron inexplorados caminos encontrando herramientas y oportunidades. Apareció la virtualidad, estallaron las redes sociales y los encuentros por zoom inundaron el mundo del arte. Desde todas las áreas se desplegaron recursos para la supervivencia. Ante nuevas necesidades, aparecieron los valientes emprendedores: los artistas Ezequiel Quines, Lucía Marchi, Bárbara Pittera y Madelaine Gamondés se unieron para poder difundir sus trabajos y crearon “Hábito”.

 

Hábito es una galería de arte en formato virtual que surgió en medio de la pandemia del COVID-19, a partir de la necesidad de curar, difundir y comercializar obras. Los cuatro artistas a cargo de la galería nos cuentan acerca del inicio del proyecto: “Todo comenzó por un llamado telefónico en el cual empezamos a ver posible la idea de formar una galería fundada y gestionada por artistas. Era algo que teníamos en la cabeza desde hacía un tiempo. El contexto virtual que emergió por la cuarentena nos facilitó la posibilidad de concretar el proyecto que teníamos, e incluso nos permite el potencial de conectar con artistas de otros países y poder difundir la galería internacionalmente. Hábito es una galería donde el espíritu yace en el quehacer artístico y en su relación íntima con los materiales, contemplando todas las disciplinas”.

 

 

Bárbara Pittera está finalizando la Licenciatura en Artes Visuales en la Universidad del Museo Social Argentino. Desde 2012 al 2018 realizó estudios de dibujo y pintura en el Taller de José Marchi. En el 2013 viajó a Florencia, Italia, donde participó del Taller de dibujo y pintura de la Academia de arte ADA. En el 2014, en Londres, hizo talleres de dibujo y pintura en la Universidad de Artes de Londres. Desde el 2014 al 2016 fue artista permanente en Agora Gallery, Nueva York, EE.UU. En el 2015 viajó a Barcelona y fue parte de la Residencia de Artistas Cal Gras. Desde el 2019 participa de la clínica de obra junto a Santiago Canción. Ha integrado exposiciones colectivas e individuales: en 2013, «Everyman, Baker Street», London, UK. En 2015, «Agora Gallery», Nueva York, EE.UU. En 2016, «ARTEXPO New York», ARTIFACT Gallery, Nueva York, EE.UU. En 2016, «Biennale Riviera del Brenta», Venecia, Italia. En 2016, PARIS LOUVRE EXPO, París, Francia. En 2017, Muestra individual, “ROJO”, El Sábato – UBA, Argentina. En 2018, PARIS LOUVRE EXPO, París, Francia. En 2018, Muestra individual. ARTIFACT Gallery, Nueva York, EEUU. Al conversar sobre la esencia de su obra afirma: “Mi práctica se llama Rojo. Rojo es un lenguaje, no es solo un color. Rojo es para el desprevenido. Rojo busca puntos de unión. La pieza se manifiesta como un potencial. Es una semilla que puede desbordar. Una línea es un horizonte, es una costura entre el cielo y la tierra. Un desanclaje de escala. Una imagen que se desmarca de lo propio, con un Rojo ilusorio que se puede desmenuzar. Es la sencillez que abre sentido. El tiempo sin límite. Sin nombrarlo. Es la insistencia de la línea. Un micro relato. Un gesto etéreo que se sostiene en el complejo despliegue de la totalidad. Lo pesado será lo liviano. La línea, un paisaje. Una ilusión de lo lineal. Una superficie que forma parte de lo profundo. Rojo es un lenguaje que trasciende el tiempo. ¿El tiempo limita? El tiempo expande. La línea será el transformador capaz de sostenerse en el vacío. La línea como una profecía: el desplazamiento de lo cerrado que nos abre a otros sentidos”.

 

 

Ezequiel Quines es artista visual, enfocado puntualmente en el dibujo, la pintura y ocasionalmente en la escultura. Su formación en estas disciplinas comenzó a muy temprana edad, concurriendo a la escuela de Bellas Artes Carlos Morel y las clases de Carlos Garaycochea. También asistió a los talleres y clínicas de Laura Olada, Guillermo Roux, Diana Aisenberg y al taller de Jose Alberto Marchi, donde comienza a concebir el arte y el proceso creativo desde una perspectiva más amplia en relación a todas las disciplinas artísticas. Expuso en muestras colectivas e individuales, tanto en Argentina como en Europa: Centro Cultural Recoleta, Centro Cultural Dorrego, Alianza Francesa, Museo Franklin Rawson, Galería Newberry, Galería POPA, Galería SANTA, Espacio Ftalo, Le Viaduct d ́Arts (Francia), Instituto Quevedo (España), entre otros. Fue seleccionado en distintos salones nacionales tales como: Premio Bancor, Salón Faber Castell, Salón Emilio Petorutti, Salón Manuel Belgrano y el Salón Nacional. Recibió una Mención en el Salón Nacional de Dibujo del Museo Emilio Petorutti, el Premio Estímulo Salón de Pintura del Museo de Arte de Mercedes (2018), el 2° Premio del Salón de Pintura del Museo Casa Carnaccini (2018), el 2° Premio del Salón Pintura Vicentín (2018), el 2° Premio Salón Nacional de Pintura Museo de Arte Mercedes (2019) y la Mención de honor de la Bienal Nacional de Dibujo del Museo Franklin Rawson (2019). Al hablar sobre su recorrido en el quehacer artístico afirma: “Mi vínculo con estas disciplinas parte desde la relación con los materiales, buscando interacciones que desconozca, combinando materiales o usándolos de modo azaroso. Esta relación plástica con los materiales es la que va construyendo un lenguaje y el mensaje en mi trabajo. Suelo recurrir a temas que me remitan a lo sagrado como estado anímico, pudiendo ser desde imágenes de la iconografía religiosa hasta fotografías que son parte de mi cotidianidad.”

 

 

Lucía Marchi es técnica en Artesanías Aplicadas, egresada de la Escuela Técnica Nro. 6

Fernando Fader. Tiene, también, conocimientos en grabado, pintura, dibujo, diseño, escultura, encuadernación y metales. Entre 2007 y 2008 se desempeñó como docente de taller en metales (especialidad que, desde el año 2001, estudia y consolida en talleres particulares de orfebrería). Al terminar sus estudios secundarios continuó con su formación en la Escuela Municipal de la Joya y, al mismo tiempo, comenzó la carrera de Licenciatura en Artes Visuales (UNA). Hacia 2007 inicia su experimentación con las técnicas textiles prehispánicas, incorporándolas, en principio, al diseño de joyas; para luego incursionar en el de arte textil. Se especializa en anillado Paracas, una técnica poco conocida de bordado en volumen, la cual la trabaja desde entonces tanto en el arte textil como dictando talleres y capacitaciones. Ha participado de muestras colectivas en Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori, Casa Nacional del Bicentenario, Palais de Glace y Museo Benito Quinquela Martín, entre otras instituciones. Al acercarnos a conversar sobre su obra nos explica que “con poner las manos en movimiento, las cosas se unen, toman forma. Cambio constantemente de técnica, de materiales, de puntos de partida; son todas excusas. Excusas conectadas, pero excusas al fin. Salto de un trabajo a otro, lo dejo en suspenso, en pausa. A veces durante mucho tiempo. Voy, vuelvo. Al final, todo lo que da vueltas por ahí se unifica y es un todo. Se transforma, encuentra su lugar y su relación. Recorro playas, selvas, bosques, librerías antiguas, ferias…recolecto plantas, algas, piedras, todo lo que me llame la atención. Saco fotos, descubro libros antiguos ilustrados, objetos. Un día, mientras trabajo (pongo mis manos en acción) o ando en bicicleta, todo esto decanta. Ahí voy en busca de ese objeto o material que esperaba ser usado. Vuelvo a observar ese hallazgo a través de la técnica, dibujo, textil, acuarela, tinta, y ese proceso de “hacer” es el que me lleva al resultado. Entenderme a mí misma artesana me ayuda a entender mi labor artística. Es ejercer un “arte mecánico”. El tejido y mi modo de dibujar lo son. Son rítmicos y minuciosos. Cumplo un objetivo hasta el final, metódica y disciplinadamente. Acá sí acoto mi búsqueda, sí me pongo límites, reglas de juego. Las cumplo. Sigo el plan. A veces, el azar. Lo aleatorio. No tomar decisiones estéticas. Gano en la restricción”.

 

 

Madelaine Gamondés es artista visual y sonora. Su formación en el arte partió desde la escritura, luego giró en torno a lo visual y se recibió de fotógrafa profesional. Por unos años su práctica estuvo volcada enteramente a la fotografía y allí fue cuando participó de varias muestras y festivales de fotografía en Argentina y Francia. “Después de eso volví al dibujo y la pintura que fue mi primera conexión con el arte, como todos cuando somos chicos. Entonces empecé a estudiar en el taller de dibujo y pintura de José Marchi, donde mis obras se fueron volviendo cada vez más abstractas, y donde encontré finalmente una conexión entre mis obras visuales y la música. La música fue parte de mi manera de pensar el mundo, aunque siempre fue algo privado que compartía con poca gente. Lo sonoro empezó a aparecer de manera silenciosa en mi obra hasta que finalmente acaparó gran parte de mi búsqueda y hoy puedo decir que tanto lo visual como lo sonoro van de la mano en mi obra y se retroalimentan constantemente. Me gusta trabajar con elementos naturales porque me recuerdan a mi primera intención en el arte, cuando era chica. Siempre fui de recolectar piedras, ramas, hojas, y crear lo que sea con esos materiales. Hoy los uso para hacer música junto con mi voz, y también como tintes naturales. Hay también algo en lo considerado inservible, inútil, que me atrapa y me interesa darle un nuevo sentido; por eso, muchas veces uso retazos de telas y papeles descartados por otros, o telas que fueron cortinas hace cuarenta años y estaban olvidadas en una vieja bolsa…Además de ser cofundadora de Hábito, mis obras forman parte de la Nuova Galleria Morone en Milán, gracias a la cual participo en ferias de arte europeas como Art Verona y Arte Fiera Bologna”.

 

 

En un plazo de tres meses, Hábito logró hacer dos muestras grupales con artistas nacionales e internacionales y participar en ferias de arte, abrir su tienda online y crear un canal en youtube. Para el 2021, proyectan realizar seis muestras individuales/grupales y participar de más eventos artísticos. No hay pandemia que detenga a quien busca oportunidades