Juan Solá: «Nunca se deja de escribir poesía»
Por Verónica Glassmann
Juan Solá es escritor. Nació en Entre Ríos en 1989. Siendo muy chico se radicó en Chaco, donde cursó sus estudios y publicó su primer libro. Un recorrido por su obra literaria nos lleva por la trilogía de Ñeri, La Chaco y Galaxia, pero tiene más de una decena de títulos publicados y miles de ejemplares vendidos entre los que se encuentran: Microalmas, Épica Urbana, Naranjo en flúo y, el reciente, Invisible.
No solo es un comprometido militante, también usa la palabra para poner, con enorme sensibilidad, luz en rincones grises, visibilizando sectores que viven en los bordes. Sus historias nos hablan de violencia, pobreza, diversidad sexual, desigualdad, el amor y la hermandad de la amistad, la locura y la libertad. Leerlo es atravesar una escritura sencilla pero absolutamente potente de la que es imposible no salir conmovidos.
¿Cuándo se inicia tu camino como escritor?
Se inicia a los cincos años, cuando una maestra descubre que escribo cuentos atrás del cuaderno de comunicaciones y lo difunde entre el cuerpo docente de la escuela. La directora de la biblioteca se contacta con lo que era, en ese entonces, la Sociedad Argentina de Escritores filial Chaco y me sacan en el diario como el escritor más joven de la provincia. A partir de ahí, empieza la marca del destino con las letras. Después, seguí escribiendo durante muchos años. En el 99 publiqué mi primer libro que se llama Cuentos para compartir editado por Pensamiento en Red. Después, dejé de escribir un tiempo hasta que retomé en el 2015 para dedicarme de lleno a eso.
¿Cómo es el proceso de escritura? ¿Hay rutinas, ideas previas? Escribiste poesía, narrativa e infantiles. ¿Cómo es moverte entre los géneros?
Mi proceso de escritura no es rutinario, no me siento todos los días a escribir. Las ideas siempre están, no sé si son previas o preexistentes, son inquietudes que constantemente estoy pensando o procesando, a lo mejor durante años, y se terminan convirtiendo en un cuento o en un poema. Lo que relato tiene más que ver con mi experiencia humana en el mundo y lo que es poesía tiene más que ver con mi emoción del momento y también con las emociones que me despierta la memoria, como un recorrido de ella. El salto que hago entre géneros tiene que ver con lo que me pasa a mí y cómo interpreto yo lo que me está pasando, cómo lo codifico, para poder compartirlo.
Naranjo en flúo es una novela para público infantil que rescata la mitología guaraní, la cultura indígena de la zona del Nordeste argentino donde te criaste, ¿cómo es escribir para niñes?
Escribir para infancias es escribir un poco para uno mismo. Es la búsqueda de esa posibilidad de sorprenderse. Nosotros vamos perdiendo esa capacidad. Rescatarla y, a partir de ahí, crear universos que estén a la altura del asombro que tiene esa edad.
Microalmas es una obra de micro-relatos. Habla del amor romántico, las decepciones amorosas, la frustración. ¿Cómo es la escritura de relatos breves, son material que vas recopilando con tiempo?
A mí, el formato de microrrelato me gusta muchísimo porque condensa en, pocas palabras, ideas que a veces son enormes. Es un ejercicio de precisión del lenguaje que me parece muy interesante porque también sirve para ejercitar la memoria, la forma de comunicar las ideas, para ser breve y conciso. Me parece que es un formato que invita mucho a la escucha, a la lectura en voz alta, a compartir. Son muchas veces, reflexiones que en pocas líneas permiten ampliar la conciencia, el mundo visible, la forma en que entendemos las cosas y creo que es un género que seguiré explorando hasta que me agote.
En tus historias hay siempre un fuerte componente social que intenta visibilizar diversidades sexuales o desventajas sociales. ¿Creés que son los temas que más te interesan?
A mí me interesan todos los temas, pero unido a mi militancia, muchas veces, me he volcado a escribir sobre ciertas situaciones vinculadas con la diversidad, pero me interesan todos los temas. Muchas veces siento que hay situaciones o temas puntuales que, desde mi lugar de comunicador, necesitan ser exaltados, mostrados o compartidos y que son más urgentes.
La Chaco es una incursión al mundo trans. Narra la experiencia de una travesti chaqueña que llega a la ciudad de Buenos Aires. Contanos el proceso de escritura de este libro y qué te llevó a dar voz a la identidad trans.
El editor de Hojas del Sur me propuso formar parte de su editorial con la escritura de un libro. Me pareció que por la difusión que, en ese momento, me ofrecía la editorial, era importante tocar este tema de índole social. Tenía en el tintero muchas historias de identidad trans que me fueron contando compañeras. Empecé militando en Unidos por la Diversidad en el 2010 y escuché un montón de relatos. Me pareció importante poder plasmarlas, sobre todo porque son historias que siempre tuvieron existencia en los márgenes, inclusive, de la literatura. Para mí era necesario y valioso tocar estos temas.
Ñeri es la continuación de La Chaco, aunque se puede leer de manera independiente. Es la historia de una familia de siete hermanos, a quienes el padre los va sacando uno a uno de la casa. La historia habla de mandatos patriarcales, pobreza y exclusión, pero también de cómo los vínculos son la salvación de los personajes. ¿Cómo fue el proceso de escritura de este libro?
En el caso de Ñeri, lo que hice fue tratar de fragmentar la mirada de estos siete hermanos y ver de qué manera plasmar como la figura patriarcal puede tener variadas consecuencias en las personas. Escribir este libro fue un poco duro, la verdad. La familia de siete hermanos está inspirada en una que conocí, fue un poco volver al pasado constantemente. Si bien no es la misma historia, visualizar esa familia fue complicado para el espíritu que tenía que llevar adelante esta ficción. A sabiendas de que el cerebro no distingue entre ficción y realidad, fue como volver a pasar por el mismo lugar y resultó tremendo, pero estoy muy satisfecho con lo que pasó con esta novela. Es muy buen puente entre La Chaco y Galaxia.
Galaxia es uno de los personajes destacados de La Chaco y da el nombre al último libro de la trilogía ¿Por qué sentiste la necesidad de la continuación del personaje y la historia?
Galaxia es un personaje muy querido en la historia de La Chaco y del cual tenía mucho material que no había sido escrito. Decidí que era suficiente como para cerrar la trilogía. Galaxia es un personaje que yo quiero un montón. Creo que todo el mundo quisiera ser Galaxia, porque es super atrevida, mandada, no tiene miedo. Me encanta. Explicar un poco esto de los amores urgentes que es lo que le da la base al libro. Los amores urgentes, aquellos que necesitan los que nada tienen. Galaxia entiende esto y decide que su vida no fue vivible porque la vida trans siempre es muy sacrificada. Entonces, decidió entregarle esa vida a algo más urgente. Eso me parece hermoso. Un poco sienta las bases de mi pensamiento en torno a lo necesario que es, a veces, dejar de lado el deseo personal para meterse en otras realidades y ver, desde ese lugar, como se puede mejorar la vida de personas que no la tienen fácil como uno. Galaxia es un personaje que yo quiero un montón, sinceramente.
Tu última novela, Invisible, habla de la locura, la oscuridad y el abuso. ¿Cómo fue el proceso de una escritura por temas tan movilizantes y conmovedores?
Invisible lo escribí muy rápido, tenía algunos textos ya presentes y el resto de la historia fue tomando forma en torno a esos textos. Me interesaba hablar sobre todo de la mirada de la infancia sobre el abuso. Cómo deja marcas indelebles y cómo eso se manifiesta en la psiquis. He recibido comentarios muy positivos por parte de la comunidad de psicólogos y psiquiatras respecto al libro y a lo interesante de la propuesta. Lo escribí desde el convencimiento que la locura es algo que está en los ojos de quien la juzga, que todos tenemos un grado de “locura”, un grado de posibilidad de ver el mundo desde otro costado menos ordenado y, también, un cuestionamiento hacia las instituciones celadoras del orden que nos quieren de tal o cual forma, siendo que. en realidad. la propia experiencia te dice que cada mundo es un universo diferente.
Dirigís la colección Poesía Sudversiva de la Editorial Sudestada, ¿cómo es esa experiencia para vos?
Es una colección que busca reunir, darle un micrófono de papel, a las nuevas voces de la poesía actual. Es una colección que surge desde un libro mío, que se llama Esquelas, y el libro de mi colega y amiga Natalia Bericat, Desilachada. Ambos libros salieron en conjunto y, desde entonces, la colección se ha ido ampliando. Está Maru Leone, Gustavo Yuste y, próximamente, habrá nuevas incorporaciones. Dirigir la colección, para mí, es hermoso porque es un proyecto que tiene mucho de índole personal, hay muchos prólogos míos dentro de los libros y creo que, en su conjunto, la colección tiene un gran valor. Nos gusta la idea de que la poesía está teniendo un revival, una “resurrección”. En parte, gracias a las redes y, también, en parte, gracias al hecho de que es un género que no se deja de escribir nunca. Me parece interesante rescatar como una marca de época lo que dice la poesía actualmente.
Foto Portada: Créditos, Pablo Ortemberg