La fórmula del éxito
Por Luciana Pinotti
Damián Szifron es director de producciones ya conocidas, como Los Simuladores en televisión y Tiempo de Valientes, en el cine. Sin embargo, en Relatos Salvajes ha logrado encontrar la fórmula exacta para llevar un film al éxito. Las claves: estrategia publicitaria de lujo; actores de primera línea, banda sonora dirigida, por nada menos, que Gustavo Santaloalla, y como si esto fuera poco, tiene de antecedente la ovación que produjo en los premios Cannes, que junto con la posposición de su estreno, aumentaron aún más las expectativas.
Como hall de entrada al film, los transeúntes de esta ciudad, ya han podido ir deleitándose con los enormes afiches pegados en el subte. El más destacado, es el de Érica Rivas, en el que con el delineador corrido en los ojos, luce un hermoso vestido blanco teñido por manchas de sangre. Una producción publicitaria de alto nivel, llevada a cabo por la prestigiosa productora Warner Bross, que ha sabido captar de manera indudable aspectos del film con la atención de los espectadores.
De manera sintética, Relatos Salvajes se trata de seis historias breves que comienzan y terminan con situaciones problemáticas que hacen llevar al extremo a sus protagonistas. Como binomio paradójico: la violencia y el humor, acompañan todas las historias; su resultado es un film que se ha convertido en una pieza única dentro del cine comercial argentino.
La línea de actores exquisitamente seleccionada, ya advierten al espectador que se encontrará con una película de la talla de Cenizas del Paraíso o El secreto de sus ojos, por nombrar algunas. Darío Grandinetti, Ricardo Darín, Oscar Martinez, Leonardo Sbaraglia, Rita Cortese y Érica Rivas, son las figuras de primer nivel que protagonizan cada una de estas historias.
Ricardo Darín, personifica a un ingeniero agobiado por el sistema burocrático, las trabas que se le van interponiendo son tan altas que no le van a permitir seguir con el desarrollo de su rutina: multas injustas por mal estacionamiento, precio irrisorio por el pago de un pastel de cumpleaños, un tráfico extenuante que no le permite llegar a tiempo, entre otros. “Bombita” un personaje complejo: un ingeniero que se dedica a dinamitar y reventar edificios pero que vive en una sociedad rígida e injusta que le exige un comportamiento racional y armonioso. Condimentos explosivos que llevarán al personaje al límite de su paciencia.
En “Las Ratas”, Rita Cortese tampoco pasa desapercibida, al interpretar a una corpulenta cocinera de un bar rutero dispuesta a hacer justicia por mano propia, en caso de que la situación lo amerite. Acompañada por el personaje de Julieta Zylberberg, una camarera débil que se encuentra con un personaje nefasto al que debe atender (César Bordón). Con esta dupla de personalidades tan opuestas, se va a desarrollar esta intrigante historia.
Asimismo, el eje temático que va conduciendo las historias va desde lo más desopilante: comenzando con “Pasternak”, episodio de apertura, que se convierte casi en un chiste, protagonizado por Darío Grandinetti, desarrollado en el interior de un avión que resulta no estar en manos amigas. A temáticas más cercana a la actualidad: multas injustas por mal estacionamiento del auto (“Bombita”); conflictos entre dos conductores que se desata en una pelea incesante por quien termina con el destino del otro (“El más fuerte”, protagonizado por Leonardo Sbaraglia); El hijo de un multimillonario que mata a una mujer embarazada y busca refugio en sus padres (“La propuesta” por Oscar Martinez). Para finalizar, con un remate único que rompe con el esquema de las estructuras que se venía desarrollando: un esposo infiel que es descubierto por su esposa en nada menos que su casamiento (“Hasta que la muerte nos separe”, encabezado por Érica Rivas).
Una característica a sobresaltar, es el condimento humorístico-ácido, que se le da a cada episodio; la presencia de una mirada crítica va más allá de las historias que interpretan los personajes, lo que genera un efecto no celebratorio de la violencia y la locura en la que viven estos personajes. Como el guiño de complicidad que le hace Rita Cortese a Zylberberg en el final de “Las Ratas”.
Algunas cuestiones más a destacar son: la selección atinada de la banda sonora, propuesta por Gustavo Santaolalla que acompaña los ritmos, las situaciones y los desenlaces de las historias. Así como también, maneja los silencios que sirven como “separador” entre las diferentes historias. Asimismo, la producción de la fotografía (Javier Silva), los encuadres, tomas y hasta la inversión tecnológica (Clara Notari), son aspectos cuidadosamente trabajados en el film.
En Relatos Salvajes, desde su presentación en los títulos se invita al espectador a sumergirse en ese mundo bestial (haciendo un juego de metáforas de animales en relación con el elenco), en que los humanos pierden su compostura y se desatan a liberar sus emociones más carnales. El humor que acompaña las escenas permite abrir la interrogación sobre cuestiones que nos circundan, como expresión de los deseos reprimidos y como pequeña muestra de la locura que ata nuestros días. Una película en la que Szifron no ha escatimado en recursos, tecnología y simplicidad para llevar el film al éxito asegurado.
Relatos salvajes, dirigida por Damián Szifron. Con Ricardo Darín, Oscar Martinez, Leonardo Sbaraglia, Érica Rivas, Rita Cortese, Julieta Zylberberg, Darío Grandinetti, María Onetto, Nancy Duplaá, Osmar Nuñez y María Marull