Magdalena Faillace y El poder del mito de Eva en la Bienal de Venecia
por Margarita Gómez Carrasco
El envío de nuestro país a la 55 Exposición de Arte en la Bienal de Venecia es una videoinstalación sobre las múltiples caras de Eva Perón, obra de la artista Nicola Costantino, que se desplegará en más de 500 metros cuadrados. En busca de una palabra autorizada que nos cuente los pormenores, fuimos hasta el despacho de la embajadora Magdalena Faillace.
¿Cuál fue la lógica para seleccionar el envío a la Bienal?
El canciller Timerman me propuso la Dirección de Asuntos Culturales, porque yo ya venía trabajando en cultura. Luego me ser comisaria de la Bienal de Venecia; acto seguido, me ofreció Culturales. Una de las primeras cosas que me dijo fue: «No quiero que el artista, el curador y el equipo que van a Venecia sean producto de una elección azarosa, sino que haya varias propuestas». La Bienal de Arte es la bienal más antigua del mundo: se inauguró en 1895. La Argentina ha tenido siempre una presencia destacada y sostenida, desde 1905 hasta el presente; si en algún momento decayó, fue durante las dictaduras militares, pero podemos decir que fue enormemente valiosa, y tenemos tres premios de la Bienal de Venecia en nuestro arte: uno de Antonio Berni en 1962, después Julio Le Parc, y en 2007 el premio que se le dio a León Ferrari.
¿Cómo formaste el comité de trabajo de selección?
Convoqué desde la Dirección de Asuntos Culturales, con el apoyo del Canciller, un comité de gente notable, reconocida en el mundo del arte y la cultura. Rosa María Ravera, dos veces presidenta de la Academia Nacional de Bellas Artes, una gran filósofa, semióloga y conocedora de nuestro arte; Guillermo Alonso (director del Museo Nacional de Bellas Artes), Clorindo Testa y Juan Fontana, arquitecto y artista. También están Gustavo Vásquez Ocampo (coordinador ejecutivo de Museografía del Malba) y Fito Fiterman (presidente de la Fundación Alon). Con este comité trabajamos durante noviembre-diciembre, y se elevaron varias propuestas; algunas traídas por los mismos artistas, como en el caso de Nicola Constantino, quien fue la más votada. Su propuesta toca un tema sensible a la sociedad argentina, como Eva Perón, ya que es una figura que ha trascendido a la historia, se ha convertido en un mito para la realidad social de Argentina y ha traspasado nuestras fronteras. El Canciller acordó que era importante que la presidenta Cristina Kirchner avalara este proyecto; ella tiene una particular devoción por la figura de Eva Perón, por su liderazgo, y estuvo entusiasmadísima con este proyecto.
¿En qué consiste el envío que representará a nuestro país?
Consiste en una videoinstalación con objetos de arte y que consta de varios tramos. Tiene una primera parte donde seis proyectores cruzan imágenes de Eva Perón en sus múltiples caras. Es la Eva que llega de Junín habiendo padecido la discriminación, por haber sido una hija ilegítima, de no haber podido ir al funeral de su propio padre; que llega con sus sueños e ilusiones a Buenos Aires, la Evita del vestido floreado, rubia, actriz de radio, que conoce al general Perón, y no se separan nunca más y se casan; es la Evita de la Fundación, y finalmente la Eva vestida por Dior para la gala del Teatro Colón. Hay dos instalaciones: una es el escritorio, living y el comedor de la casa de Perón y Evita; y la otra es el dormitorio de Eva, un boudoir estilo francés con una cama francesa y espejos hasta el piso. En todas estas proyecciones, la imagen de Eva es encarnada por la propia artista; Nicola Constantino tiene una característica: se proyecta en sus obras. Esta muestra es a escala natural, porque tiene muebles en escala real.
En la parte central del pabellón, hay un vestido, una estructura de metal muy impactante que alude a ese corsé que siempre mencionaron los que estaban próximos a Eva; cuando ella acompaña al general Perón en su última salida pública y hace el recorrido parada en el auto… se proyecta contra las paredes de vidrio, como queriendo simbolizar de una manera muy impactante la soledad y la impotencia ante la conciencia de que la muerte estaba tan próxima, tan prematuramente. Hay otro objeto que se puede identificar con un quirófano, con una montaña de lágrimas de hielo que se derriten frente a la presencia de dos grandes lámparas que proyectan luz sobre ese montículo de lágrimas, que simboliza al pueblo por la muerte de Evita. En ese tramo, hay una serie de imágenes visuales, fotografías y proyecciones de Eva viva y su entierro. En la parte final se la muestra como la primera desaparecida de la historia argentina; cuenta cómo los militares que derrocan a Perón sacaron su cuerpo del país para esconderlo, y todo lo que hicieron para silenciar esa voz de Evita, tan inconfundible, y esa presencia tan maravillosa que tuvo en la historia de los excluidos, que gracias a la acción de ella y del general Perón, tuvieron la oportunidad de ser protagonistas de la historia argentina junto con el resto de los argentinos. De alguna manera, es el poder del mito de Eva: ninguna dictadura militar pudo silenciarla ni borrar su imagen del inconsciente colectivo de los argentinos; es un poco el «Volveré y seré millones», tal como volvió en los años setenta con la juventud de esa época…
¡Coincide con el lema de la Bienal, «El Palacio Enciclopédico»!
¡Exacto! ¿Qué imaginas de un palacio enciclopédico? Un palacio donde hay una suma de todo el saber. Aquí sería la suma de todas las imágenes, los mensajes y la obra de arte que seguramente hará despertar otros mensajes. Esta es un poco la síntesis para estrenar en arte. Lo hemos estrenado en arquitectura, pero es la primera vez que el arte se va a hacer carne en nuestro pabellón. Este tiene unas dimensiones espectaculares. Por eso creo que no son casualidades, sino el resultado de mucho trabajo. La artista ha trabajado durante dos años en este proyecto, lo ha tratado con un singular respeto.