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25 noviembre, 2020

Marina De Caro: “Ser artista es una actitud política”

Por Verónica Glassmann

Marina De Caro: “Ser artista es una actitud política”

Marina De Caro es Licenciada en Historia del Arte, recibida en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Coordinó el Proyecto Trama, programa internacional de cooperación y confrontación entre artistas 2001/05, los encuentros de Video Bastardo y el Club de Herramientas Disponibles para artistas. Desarrolló el Proyecto Pedagógico Artistas en Disponibilidad. La educación como un espacio para el desarrollo de Micrópolis experimentales para la 7ma Bienal do Mercosul: Grito e Escuta, Brasil y el proyecto educativo El laberinto de los sentidos para el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Realizó exposiciones individuales y colectivas, performances y proyectos independientes para la comunidad artística. En 2012, recibió el Premio Konex de Platino en la categoría Arte Textil y en 2017, estrenó la obra teatral El universo en un hilo. Ópera en tres cuadros y dos intermedios en el Centro de Experimentación y Creación del Teatro Argentino de La Plata. Compromiso, solidaridad y la búsqueda constante son lo que hace que Marina De Caro deje huella en el mundo del arte.

 

¿Cómo es tu formación y cómo se inicia tu carrera como artista?

El primer taller de arte al que asistí fue el de José María Cáceres, lo considero mi maestro. Como educación formal, realicé los dos años del enlace de la Escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, de la cual me fui a fines de 1980. En esos años se cursaba una introducción al dibujo, la pintura, el grabado y la escultura además de un encuadre teórico básico en materias como historia del arte, estética y principio de composición, por ejemplo. Luego entré a la Facultad de Filosofía y Letras para estudiar Historia del Arte y me recibí después de muchos años de cursada. Dentro de la educación informal y la herencia familiar puedo decir que pertenezco a una familia de arquitectos con un padre muy lector, militante de izquierda y una madre muy interesada en el diseño, en las artes visuales y, especialmente, en la música. La danza que me siguió y la seguí toda mi vida empezó de la mano de una tía bailarina del Teatro Colón; aún hoy sigo estudiando danza.   Como artista la formación es permanente, el cambio de paradigmas en nuestro contexto histórico es tan rotundo que te exige estar constantemente alerta, leyendo y activando de maneras diversas.

 

Sos una artista multidisciplinaria, tu obra recorre lo textil, el dibujo, la escultura y el video, ¿a qué responde la elección del soporte y con cuál te sentís más cómoda?

No sé si me gusta hablar de un soporte material con el que me sienta más cómoda, cada materialidad responde a otra sensibilidad a la que puedo recurrir cuando la obra y yo la necesitamos. Es verdad que el dibujo es una gran herramienta ya que me ayuda mucho a pensar y no necesita de grandes despliegues técnicos y de espacio. El dibujo tiene la potencia de la inmediatez. A esta altura de mi vida y de mi camino como artista, creo que lo que me resulta más interesante es trabajar entre disciplinas, esos espacios vacíos que te dejan lugar para que construyas tu propio lenguaje.

 

Tu trabajo no se inicia con un proyecto sino con una idea, ¿cómo es ese proceso creador en vos en el cual el aprendizaje es más importante que la obra terminada?

Hay ideas que aparecen y me producen adrenalina, tengo la certeza y la necesidad de seguirlas, me cambian el humor y las persigo hasta llevarlas a cabo. Generalmente, son un poco desmedidas pero lo interesante es todo lo que se aprende en la realización de las mismas, lo que me va sucediendo cuando entro en ese proceso de trabajo. Me dispongo a ser mi propia espectadora, estar atenta a las consecuencias de cada elección que hago, tomo riesgos y entro en lugares antes desconocidos para mí. Aunque logré solo el comienzo de las propuestas, el lanzar la propuesta al mundo ya me parece algo importante, es darle lugar a un posible desarrollo futuro. Todo lo que aprendo se vuelca después en una metodología para el acompañamiento de artistas. Me gusta compartir las experiencias y descubrimientos, los procesos de trabajo. Las piedras que tiene el camino hay que dejarlas en su lugar y estudiarlas.

 

Trabajás con temas que te interesan y son recurrentes en tus obras: el cuerpo, el espacio, la experiencia, el comportamiento. ¿Qué relación guardan entre sí y por qué son vitales en tu trabajo?

En principio, me interesa mucho la relación sensible, poética y política que tenemos con el mundo, con nuestro entorno. El cuerpo es el organismo a través del cual entramos en contacto, somos afectados y afectamos al mundo humano y no humano. Ese cuerpo activo transita experiencias particulares que van construyendo una memoria sensorial, de comportamiento, de narrativa, de imágenes, histórica. Son muchas capas superpuestas, algunas más visibles que otras. ¿Cómo hacemos para que todo ese material sea visible, movilice y se comparta? El cuerpo es mi herramienta de conocimiento y lo destaco para diferenciarlo de la especulación racional, intelectual y normada. Cuando esa memoria se hace cuerpo, se absorbe y se activa; cuando la incorporamos, la comunicamos y la compartimos tenemos un nuevo saber; cuando nos la apropiamos modifica profundamente nuestra relación con la realidad, con otres. La experiencia física y la especulación intelectual están todo el tiempo en diálogo y ambas son necesarias y muy útiles. Quizás, el problema es la jerarquía que tuvo el saber racional y analítico frente a otros tipos de saberes, de conocimientos. Un orden que está, a mi entender, equivocado, no es el único posible. El descifrar una experiencia, apropiarte de la misma y construir saber en el compartir permite manejarte con autonomía y pensamiento crítico. El arte es la herramienta para ejercitarnos en esta dirección.  La incertidumbre contemporánea necesita respuestas creativas, para las cuales debemos entender la experiencia que estamos transitando, debemos poder ponerle la palabra y accionar en nuevos ensayos.

 

 

Contra la Gravedad fue tu primera retrospectiva. Era un recorrido por el segundo piso del Museo de Arte Moderno de Buenos curado por Victoria Noorthoorn, ¿qué significó esa experiencia para vos?

La retrospectiva tuvo dos instancias. Por un lado, la muestra de la obra histórica o retrospectiva y, por otro, un proyecto especial que se llamó Horizonte de Sucesos, curado por Javier Villa. Poder ver gran parte de tu obra junta, entender cómo se construyó esa gramática, ese lenguaje personal y el reconocimiento a tu producción, hacen de la retrospectiva, sin duda, un hito en la historia personal y un momento muy importante; aunque no deja de tener su momento crítico y conflictivo. Personalmente, nunca estoy satisfecha con mi trabajo, nunca es suficiente para mí. Suelen decir que soy muy exigente y la verdad es que no me doy cuenta. Por otro lado, he trabajado en proyectos muy importantes con Victoria, es alguien quien me ha acompañado mucho. Es difícil encontrar interlocutores y cuando podés compartir con alguien tu trabajo es realmente especial. Me siento siempre muy agradecida de haberme encontrado con ella en mi carrera. Victoria en su gestión como directora del Museo ha dado mucha visibilidad a las artistas mujeres con distintas trayectorias. Como mujeres, el trabajo que tenemos que hacer para lograr visibilidad y reconocimiento es doble. Hay una base de duda siempre que tenemos que contrarrestar contantemente con inteligencia, sensibilidad, obra y mucha disposición para seguir adelante, a pesar de todo. No puedo más que estar agradecida por esa muestra y por el libro publicado. Es un punto y aparte.

 

 

Negro que mueve el universo fue una muestra de Muntref que trabajaba con el cromoactivismo y cómo el color estaba relacionado con una idea política, ¿cómo fue esa experiencia?

Me invitaron a inaugurar un espacio para proyectos en el Museo de los Inmigrantes, en Buenos Aires. La propuesta fue trabajar un paisaje de color, un piso cerámico esmaltado a mano, que permita al espectador vivir la vibración del color como una proyección del deseo. Comenzaba en su perímetro con el color blanco, el blanco de los azulejos del propio edificio, y a medida que se entraba en el espacio, entrabas al color.  Convoqué a mis compañeras de Cromoactivismo, grupo de activismo poético y transversal (Ig y Facebook : CROMOACTIVISMO), para trabajar sobre una carta de colores que dialogue con la tradición anarquista de los inmigrantes españoles e italianos. Ubiqué dos sillones con cinco libros para que se pudiera leer en la sala. Me interesa mucho el encuentro entre la poesía y la historia. A partir de citas bibliográficas de textos y publicaciones anarquistas le fuimos dando nombre a los colores, como decimos con Cromoactivismo, “le damos la palabra al color”. En un principio el público agarraba y hojeaba el libro con cierta curiosidad y desconfianza al mismo tiempo. Parecía que lo iban a dejar, pero finalmente quedaban atrapados leyendo todos los textos hasta finalizarlo. El Libro se llama C(r)osmos. Nos lo empezaron a pedir y terminando haciendo varias ediciones. Esta muestra realmente cumplió muchos de mis deseos, uno de ellos es que el espectador no recorra las obras contra-reloj, sino que pueda quedarse a disfrutar de ese espacio poético que es una sala de exhibición; otro: la edición del libro y la circulación de la propuesta de CROMOACTIVISMO.  El trabajo acerca del anarquismo continuó en una residencia en Francia, con el Frac de Franche-Compte.  El resultado de ese trabajo es una ópera sobre el color, el feminismo y el anarquismo sobre la que estoy trabajando ahora.

 

Tu trayectoria está marcada también por la docencia y por tu trabajo dentro de la educación. ¿Cómo fueron esas experiencias en el desarrollo de programas educativos para MAMBA y demás roles docentes?

La docencia es el momento en que termino mi obra. Al hacer una obra me alimento de ella, descubro sensibilidades, ideas, formas de vínculo, calidades de espacio, relaciones y comportamientos, la proyección política de los pequeños gestos. Tesoros que me interesa compartir con otres para que nos ayude a pensar otros sistemas del arte posibles, otros vínculos con el arte, otras formas de hacer mundo y apostar a transformar todo lo que se pueda. La educación es ese espacio donde vuelco los resultados de mis aprendizajes, es un espacio micropolítico, mi militancia. Las experiencias educativas me transforman por completo y, a veces, creo que todo lo que hago en arte es para terminar en una nueva metodología educativa completamente a contracorriente, pero absolutamente necesaria.

 

Tenés un fuerte compromiso con diversos temas de la realidad, ¿cómo se manifiesta eso en tu práctica artística? ¿Tratas de que haya una actitud política en tu trabajo?

La decisión de ser artista es ya una actitud política. Es sostener un espacio crítico necesario en estos momentos en que la posibilidad de desarrollar autonomía en el pensamiento y en la manera de sensibilizarnos está absolutamente dominada por los medios hegemónicos y por sistemas educativos que necesitan una fuerte revisión. Con respecto al arte, trato de trabajar en los bordes y darle otra forma a lo que no me gusta. En general intento encontrar proyectos que den respuestas a lo que sí me interesa.

 

Participas del colectivo Nosotras Proponemos, ¿cuáles con los temas más urgentes que tratar para mejorar el lugar que ocupa la mujer en el mundo del arte?

Nosotras proponemos tiene su compromiso de prácticas feministas escrito colectivamente en el 2017 después de la muerte de la artista rosarina Graciela Sacco. El compromiso concretamente es para poner fin a las prácticas machistas y patriarcales en el sistema del arte. Militamos la equidad de género en todas las instancias de trabajo y participación que tenemos dentro del sistema del arte: salones, muestras, curadurías, etc. Terminar con la invisibilidad de la obra y de la producción estética de las artistas mujeres. Las mujeres quedamos constantemente silenciadas y el mundo necesita que otros relatos se activen. La práctica feminista tiene una dinámica que estamos transitando, nos interesa el trabajo de cooperación entre agrupaciones y activismos que se hizo posible, por ejemplo, en el trabajo del Tarifario de Artes Visuales. Acompañamos la agenda política con el Apoyo a la Campaña Nacional por el Aborto Legal Seguro y Gratuito y la campaña por Emergencia cultural BA, entre otras urgencias que nos presenta este contexto avasallante. Se acaba de armar una comisión para trabajar con el ecofeminismo armando un archivo de las artistas argentinas que hace varios años están trabajando en esa dirección.

 

¿Cómo te llevas con el sistema comercial e institucionalizado del arte?

Trabajo con la Galería Ruth Benzacar y, si decido trabajar en una galería, me hago cargo de esa relación y la acompaño. Sólo que no puedo parar de pensar alternativas. El mundo es tan incierto que necesitamos flexibilidad en las estructuras y sistemas de trabajo. Creo que soy adicta a repensar todo de nuevo. Constantemente pienso proyectos y otras posibilidades de trabajo, otras economías más cooperativas y solidarias. En la galería ya están acostumbrados a mis ideas y propuestas de todas las variables y colores. El último proyecto que armamos con Adriana Bustos, Mariela Scafati y Cecilia Garavaglia es Coleccionables de Emergencia, es un gesto solidario que simplemente vincula a coleccionistas o interesados en el arte y en la solidaridad con organizaciones sociales que en estos momentos están en situaciones muy urgentes. A cambio de un depósito directo de diez mil pesos a una de las iniciativas vinculadas con Coleccionables, se lleva una obra que selecciona en el Instagram de Coleccionables de emergencia. Este proyecto es posible gracias a la generosidad de todes les artistas que donan sus obras con esta finalidad por fuera de los precios del mercado y agradecemos a las galerías que nos acompañan sin ningún reclamo por las circulaciones de esas obras. Lo único a destacar es que las obras que se compran a través de este sistema no podrán ser revendidas en el mercado del arte. No son obras para la especulación, son para la solidaridad. A partir de Coleccionables estamos armando otro proyecto para que pueda sostener a los artistas en urgencia. Será un Fondo Fluido y las galerías están invitadas a participar.

 

 

 ¿Qué es Desesperadas por el ritmo?

Desesperadas por el ritmo está conformado por un grupo de artistas de mi generación, ahora alrededor de los sesenta años de edad. Cuando empezamos éramos artistas de alrededor de los cincuenta. Quienes conformamos las Desesperadas por el Ritmo somos: Adriana Bustos, Ana Gallardo, Cristina Schiavi, Elba Bairon, Marcela Astorga, Mónica Millán, Silvana Lacarra, y yo, Nos unimos, más allá de la amistad que fuimos forjando con los años de trabajo conjunto, para sostener nuestra producción siendo que el sistema del arte sólo se interesa por la producción de artistas entre veinte y cuarenta años. Sobrevivir en el sistema del arte siendo mujer y de nuestra generación es cuádruple trabajo; así que nos dispusimos a apoyarnos afectivamente entre nosotras, no sentirnos solas en la batalla constante por hacernos visibles; y no hablo sólo de visibilidad con respecto a la circulación de las obras. Son muchos los trabajos y gestiones independientes que hacemos cada una revisando constantemente este sistema, pero es muy poco lo que se tiene en cuenta de nuestra producción y pensamientos. Hay que hacer mucho ruido para ser escuchadas; así que cantamos, eso nos ha unido mucho. Empezamos por el simple karaoke, hasta llegar a componer una copla en homenaje a todas las artistas mujeres. En ella nombramos la mayor cantidad de artistas posibles para un tema, aunque en el estribillo aclaramos que somos muchas más. También hicimos un rap. La contención afectiva es una clave, hay muchos momentos difíciles. Ahora, en este contexto de pandemia, comenzamos a pensar y a activar una cooperativa de producción.

 

¿Cuáles son los artistas que te interesan?

Les artistas que me interesan son amigues, son les que batallan todo el tiempo sin descanso por hacer propuestas que excedan al propio sistema del arte. No me gusta nombrar a nadie porque somos todas y todes los que hacemos arte con nuestras vidas y los que ponemos el cuerpo. También me interesan mucho otras referencias que no son sólo del campo del arte. Mujeres militantes feministas latinoamericanas me han ayudado mucho a pensarme de nuevo y estaré siempre agradecida.

 

Para vos, ¿qué es ser artista? ¿Cuál es la función del arte en el mundo o en la vida de las personas?

Estamos constantemente atravesados por la realidad y el arte es una manera de ensayar formas de afectar esa realidad, en el sentido de modificarla en una dimensión emocional. Es el pensamiento crítico y autónomo por fuera de lo normado el que protejo, defendiendo la posibilidad del arte de pensar críticamente y entender posibilidades de transformación y transmutación de las cosas, los contextos, las personas y los entornos. La obra para mí es un ensayo a corto plazo de otro mundo posible, una investigación de una nueva dimensión de lo real.