Una Cartografía del Sueño Latinoamericano
Por Mariana Gioiosa
«Nuestro destino solo se puede cambiar si nos permitimos imaginar uno diferente del que nos ha sido dado», escribió Martín Weber en 1992 y con esta idea comenzó un viaje a través de varias ciudades y pueblos de América Latina que le llevó más de 20 años. Este proyecto se materializó en el libro y una exhibición que llamó Mapa de sueños latinoamericanos.
Se trata de una serie de retratos que fueron realizados a diferentes personas que conoció a lo largo de Argentina, Cuba, México, Perú, Nicaragua, Guatemala, Brasil y Colombia. Exploran los deseos y esperanzas de individuos marginados o comunes articulados, al mismo tiempo, con el contexto social y político de cada país. De esta manera, «revelan el impacto que tuvieron en las vidas privadas ciertas políticas de abuso nacional o regional».
Estas series las creó de manera conjunta con los las personas fotografiadas ya que el objetivo de Weber fue “amplificar” las voces de los menos representados y darle una dimensión a cada historia personal. Esto requirió una participación activa de los sujetos en la construcción de su propia imagen: le pidió a cada una de las personas elegidas que escriban con tiza sobre una pizarra de madera, luego recreó con cada uno la puesta en escena y finalmente capturó esa imagen con una cámara de placa. Lejos de ser una foto espontánea se transformó en una fotografía pensada y calculada para transmitir un mensaje premeditado.
La exposición que se presenta en el Parque de la Memoria reúne 110 fotografías en blanco y negro y está curada por Florencia Battiti. La muestra se completa con una videoinstalación donde algunos de los personajes retratados aportan más información sobre sus historias y contexto.
Al recorrer las salas, nos sorprenden imágenes como la de una niña que observa a la cámara con la mirada firme, convencida del anhelo que revela la pizarra que tiene entre las manos: «Quiero ser policía». Un chico que está a su derecha le apunta con un revolver de juguete y otra niña pequeña ubicada a su izquierda con la cabeza gacha parece rendirse, como si se tratara de la dinámica de un juego entre policías y ladrones. La imagen fue tomada en Maclobio Rojas, una comunidad fundada por mujeres que están establecidas cerca de su lugar de trabajo, una empresa maquiladora, que cruzan de Estados Unidos a México para abaratar costos. En este sitio, una rama especial de la policía mexicana protege a los inmigrantes ilegales centroamericanos.
En otro sector de la muestra, un adolescente exhibe su cuerpo lleno de cicatrices y un letrero que revela «mi sueño es morirme». Se trata de Cristian, un chico de unos quince años que robaba o mataba a personas por dinero. No tenía ni casa ni familia, solo marcas de peleas callejeras entre sicarios y una vida desafortunada. Seis meses después de la producción de fotos, encontraron su cuerpo baleado a orillas de un río.
Estos trabajos están cargados de sensibilidad y una excelente composición del cuadro. Además de aportar una historia personal y su relación con el contexto político y social, nos hacen acordar a la mirada poética y profunda del fotógrafo peruano Martín Chambi y a los fotógrafos humanistas del 30.
Además, el texto curatorial, permite reflexionar sobre la idea que forma parte del imaginario colectivo «El éxito o el fracaso son de quienes se lo merecen» ¿Qué pasa cuando hay desigualdad en el acceso a los recursos?¿no tienen derecho a concretar sus sueños todos los habitantes? El primer paso, sin lugar a dudas, es poder expresarlo.
La exposición se puede ver hasta el 17 de Febrero en Av. Costanera Rafael Obligado 6745, de lunes a viernes: 10 a 18, sábados y domingos: 10 a 20. No se la pierdan.
La culminación de este proyecto será un video documental que recientemente se terminó de editar y comenzará a recorrer festivales, para finalmente estrenarse en salas comerciales.