«Me aferré a las personas que me quieren»
Por Patricia Borengheim
Carolina Ghigliazza parece una artista frágil, sin embargo, sorprende por su fortaleza de reconstruirse como el ave fénix, cualidad que también transmite cuando canta. Estudió teatro con Ana María Campoy, hizo comedia musical, fue elegida como nuevo talento por el consagrado el tenor Sattar, con quien grabó a dúo Dare tu live o Vivire, y fue nominada a los Premios Carlos Gardel. Para conocer sus proyectos, El Gran Otro la entrevistó.
Hablemos del canto, la voz, eso tan efímero que conmueve y emociona, la más misteriosa de todas las artes. ¿Cuándo descubrís tu vocación?
Desde chica siempre canalicé todos mis dolores, porque la vida me dio caminar sobre dolores, dolores físicos, hechos traumáticos, y cosas que no eran de una niña común. Yo jugaba a que cantaba, sentaba a todos los de mi familia para que me escucharan y al que se levantaba, me enojaba, me ofendía. Hasta que mi mamá consiguió un coro para que cante, yo feliz. Tenía 12 años, iba a un coro de niños y otro de voces femeninas y después de adultos, ensayaba dos o tres veces por semana, y luego viajábamos, yo era feliz. Después, cuando estudié canto lírico, tuve un trabajo muy duro, porque es un entrenamiento muy disciplinado.
Hablando de dolores, para vos, ¿qué es peor?, ¿el dolor físico o el del alma?
El dolor del alma es el más inmenso que viví, sin duda; y pude sobreponerme a ese dolor también cantando, reconstruir el alma cantando. Y aunque el amor a veces es devastador, se puede salir a través del arte, del canto en mi caso. Salí adelante porque me aferré a las personas que me quieren.
¿Cuál es la técnica de los cantantes?
Los cantantes líricos colocamos la voz en determinados momentos para que pueda pasar a diferentes notas y no esforzarnos.
¿Te podés dar cuenta sobre el estado de ánimo según las voces?
La voz tiene que ver con la motivación personal, y sí, por supuesto, cuando sabés escuchar, te das cuenta cuando estás triste o estimulado, o angustiado. En realidad, la voz tiene que ver con la mente, de saber cómo estimularla, también tiene que ver con la personalidad, de cómo se lleva las adversidades y se sale adelante.
Sí, estoy de acuerdo, tiene que ver con la mente y el estado de ánimo, sin embargo, para mi sigue siendo un misterio, sobre todo la homofonía.
¿Cuándo te autorizaste a ser cantante?
Me costó porque tenía que trabajar de otra cosa para poder estudiar canto, para poder ir al conservatorio, para tomar conocimiento hasta llegar a poder hacer lo que hago hoy, que es lo que me gusta, que es dar clases y cantar.
Es verdad, es como un permiso que uno se da, fue después de algo terrible que me paso y que decidí, a partir de ahí, exponerme y saber que otro me puede juzgar. Aunque es un proceso, porque fui de a poquito venciendo algunos miedos cada vez que subía al escenario y, aunque después ya no los tenés, aparecen otras cosas que hay que vencer. Para mí no hay nada más lindo que subir a un escenario.
¿Interpretás canciones de otros autores o compones las tuyas?
Hago covers, son canciones de otros, las selecciones las hago yo misma. También tuve la suerte de poder grabar una canción que escribió mi hermano, uno vive la música y la letra como si la hubiera escrito, es una apropiación que se debe hacer, por eso hay muchas versiones de una misma canción.
Hablemos a cerca de la nominación al Premio Gardel 2015…
Tuve la suerte de que me eligió el maestro Sattar –tenor pop lírico a nivel internacional-. Fue una experiencia hermosa, ese fue un salto al mundo de los medios y de que te conozcan.
Trabajaste siempre como solista, ¿cuándo y por qué ahora formás parte de un grupo?
Fue parte de este renacer, de cómo reconstruir tu alma. Llamé a mis músicos y les plantee el proyecto de hacer un grupo, todos hacemos una comunión. Encontré músicos muy jóvenes pero, sobre todo, son muy buenas personas, de palabra. Todo empezó con una charla. Facundo Borgia es nuestro director musical, arreglador de temas y pianista; después está Manuel Araujo Lavalle que es nuestro guitarrista; y, también, el percusionista Nicolás Rey que es nuestro batero, el que pone el tiempo y el ritmo a nuestras canciones. Por eso elegimos un conjunto canciones, en base a darle alegría a la gente, de poder transmitir ese encuentro con la música que hace sanar las heridas; sobre todo, en épocas de crisis donde están todos tan conectados con celular y tan desconectados emocionalmente, eso hace que la música sea un buen amigo, una compañía.