Image Image Image Image Image Image Image Image Image Image
Menu +

Arriba

Top

10 diciembre, 2019

El oro blanco en América Latina

Por Anabella Almonacid Fernández

El oro blanco en América Latina

Sólo 17 países del mundo tienen reservas de litio.

El salar más grande se encuentra en Potosí, en el Estado Plurinacional de Bolivia. Para su industrialización, la empresa estatal YLB le compró a Alemania una planta de cloruro de potasio, pero resulta que el litio tiene un papel estratégico en la geopolítica de la región y este proyecto terminó en un Golpe de Estado.

 

El litio es el metal más liviano existente en la tierra y se produce sobre todo a partir de salmueras. Se calcula que las reservas de litio que acumulan los salares del NOA argentino, norte de Chile (Atacama) y SO de Bolivia (Uyuni) representan el 70 por ciento del total mundial. Su aplicación a las baterías de celulares y de autos eléctricos lo convierte en una materia prima estratégica. Así lo interpretó el gobierno del expresidente de Bolivia, Evo Morales Ayma, y lo expresó en el proyecto nacional de 2008, que prohíbe la participación privada en la explotación primaria (extracción), declarando además al Salar de Uyuni como reserva fiscal. A este gobierno también se le adjudica el crecimiento del PBI en un 4,6 por ciento anual en los últimos cinco años y la reducción de la desigualdad en un 25 por ciento. Cifras destacadas para uno de los pocos países socialistas de la región. Está concepción es totalmente opuesta a la que mantiene Argentina, en la que el litio es sólo un “commodity” (materia prima de exportación, sin restricción para su manipulación privada).

Tal como ya adelantó, para la industrialización en suelo boliviano, la empresa estatal YLB le compró a Alemania, llave en mano, la planta de cloruro de potasio. Para la de carbonato de litio utilizó un criterio, podría decirse, más “pragmático”: le compró el diseño a Alemania y encargó la construcción a China. La financiación corrió enteramente por cuenta del Banco Central de Bolivia, y el deudor fue YLB. Es decir, no generó deuda externa. La irrupción de YLB en el mercado mundial del litio amenazaba con romper el oligopolio controlado, hasta entonces, por Estados Unidos y China. Esta decisión soberana de Bolivia se cita como una de las causas por las que Estados Unidos apresuró un golpe en ese país.

“La geopolítica del litio se ha transformado profundamente desde una situación muy complicada a una altamente peligrosa para las economías y la paz regional”, indican investigadores del estudio “Bolivia en la mira militar de Estados Unidos”.

“El amedrentamiento a Bolivia mediante la instalación de bases y acciones en la frontera con Chile y Argentina se produce en un acelerado proceso de militarización del continente, y por eso las visitas del vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, así como de James Matti (ex secretario de Defensa), a ambos países, antes de ser reemplazado en julio de este año por Mark Esper”, señalan los investigadores en el documento mencionado al que esta cronista accedió.

Como es de público conocimiento los recursos naturales son limitados y lejos están de ocupar las agendas políticas de las primeras potencias mundiales para regular su uso y aplicar buenas prácticas extractivitas. Lo cierto es que la demanda de China, la Unión Europea y Estados Unidos es enorme, razón por la que ya se desarrolla una geopolítica por parte de los Estados interesados para asegurarse el control sobre los suministros naturales.

Puntuablemente, desde 2008, las reservas de litio del salar de Uyuni y de otros salares de Bolivia forman parte del debate internacional sobre la explotación de materias primas. Este país tenía la esperanza de salir de la pobreza a partir de la industrialización de los yacimientos de ese metal. Ya antes de su llegada al gobierno a inicios de 2006, Evo Morales Ayma había prometido abandonar el modelo económico neoliberal e implementar una política orientada a los intereses nacionales y a la justicia social, dentro de la cual la creación de industrias nacionales debía cobrar una importancia central. En el marco de esa política, el litio tiene un papel estratégico.

Por este motivo, se cree que el proyecto del expresidente aymara, con explotación 100 por ciento estatal y control sobre la industrialización, fue lo que motivó el Golpe de Estado cívico, policial y militar. El gran salto en este desarrollo estratégico estaba dado por el inicio de la fabricación de baterías. Bolivia ya había dado el primer paso, con la instalación de una planta piloto de investigación y desarrollo en La Palca, Potosí, única en la región (ni Argentina ni Chile tienen algo parecido). Luego llegó el acuerdo con la alemana ACI Systems para levantar una planta industrial para fabricar baterías, con una inversión prevista de 1300 millones de dólares. Las condiciones que demandó YLB  (control accionario y dirección de la empresa en manos bolivianas, transferencia tecnológica y derecho de patentes también a favor del país sudamericano) se impusieron luego de duras negociaciones, de las que además resultó que el gobierno de Angela Merkel quedara como garante del cumplimiento de la firma alemana. El acuerdo fue duramente cuestionado desde el principio por fuerzas empresarias de Potosí. Históricamente, los sectores locales se sustentaban en la exigencia del cobro de regalías, que son el porcentaje que los concesionarios le pagan a las autoridades locales sobre el valor del mineral extraído. En este caso, las empresas privadas no tuvieron en ningún contrato acceso al litio, por lo cual las regalías no existían. El desarrollo de un proyecto soberano de explotación e industrialización aparecía, así, extrañamente enfrentado los supuestos intereses regionales. En realidad, los reclamos ocultaban otras intenciones. Detrás de varios de estos artículos “críticos” aparece el interés de consultoras y promotores de inversiones bursátiles, para los cuales lo cuestionable era que el negocio del litio boliviano quedara lejos de su alcance.

La Estrategia Nacional de Industrialización

La Estrategia Nacional de Industrialización de los Recursos Evaporíticos de Bolivia tenía tres fases: a) la explotación de carbonato de litio; b) la industrialización; y c) la comercialización, y se realiza bajo la dirección y con financiamiento nacional hasta la producción de baterías.

Si bien expertos internacionales han valorado con escepticismo el proyecto gubernamental, poniendo en duda la capacidad técnica y ejecutiva bajo la administración pública boliviana de los recursos. Los números demuestran que Bolivia logró llegar a la desocupación e inflación más baja de América Latina, esto es un 4 por ciento y 1,7 por ciento, respectivamente.

 

Las salinas de Uyuni, Bolivia, tienen grandes reservas de litio.

 

¿Qué es el litio?

El litio es el metal más liviano existente en la tierra y sólo 17 países del mundo cuentan con reservas. Las de Bolivia se estima que son las más grandes, con 9 millones de toneladas.

El litio tiene múltiples usos. Principalmente, se utiliza en la industria del vidrio y la cerámica (37 por ciento); la producción de baterías ocupa el segundo lugar (20 por ciento), y se divide en baterías para celulares, iPods y computadoras personales –un mercado que está creciendo a una velocidad vertiginosa– y baterías para vehículos eléctricos –el mercado que promete el mejor futuro a este recurso–. El tercer lugar lo ocupan las grasas lubricantes (11 por ciento), seguidas por aleaciones de aluminio (7 por ciento), aire acondicionado (5 por ciento), colada continua (5 por ciento), goma y termoplásticos (3 por ciento), industria farmacéutica (2 por ciento), procesos industriales y procesamientos químicos, y otros productos. Se estima que entre los años 2000 y 2008 el uso de litio se incrementó en 6 por ciento.

Los yacimientos de litio boliviano más grandes se encuentran en el salar de Uyuni, departamento de Potosí. El salar, situado a una altura de 3.670 metros, es uno de los más grandes del mundo y su costra de sal cubre una superficie de 10 mil kilómetros2 (180 kilómetros de largo y 80 kilómetros de ancho).

Aunque las reservas son enormes, la explotación no está libre de dificultades: los costos de extracción hacen que la producción de litio en Bolivia sea más cara que en Chile y Argentina porque, en el salar de Uyuni, está mezclado con otros minerales, especialmente con potasio, boro y magnesio. La transformación a clorato requiere, además, el desarrollo de una nueva tecnología de evaporación, ya que en esta región boliviana –en contraste con los dos países vecinos mencionados– hay una temporada de lluvias de tres meses de duración.