Paisajes insumisos: los 70 en la mirada de Dowek
Por Nadia Paz
La artista argentina Diana Dowek expone «Paisajes Insumisos» con curaduría de Mariana Marchesi en el Museo Nacional de Bellas Artes, en el marco de la reapertura y renovación de sus salas.
El Museo Nacional de Bellas Artes (Av. del Libertador 1473, CABA) presenta una muestra que selecciona las principales pinturas de una de las artistas argentinas fundamentales en la historia de la plástica nacional: Diana Dowek. La muestra «Paisajes Insumisos» presenta un recorte de obras realizadas durante la década del 70 poniendo el foco sobre la situación política y socioeconómica de aquellos tiempos.
Autora de una numerosa obra, no ha dejado de producir desde hace más de cinco décadas. Dowek trabaja sobre uno de los géneros tradicionales de la historia del arte: el paisaje. Lo hace observando aquello que la rodea: las calles de la ciudad y todo lo que allí sucede. Con curaduría de Mariana Marchesi, la muestra retoma el abordaje reflexivo y político de la mirada aguda de la artista. Se corre del plano de la contemplación para dar lugar a la crítica, con imágenes cargadas de conflictos sociales que marcaron a la sociedad Argentina de aquella época.
Tal como afirma Marchesi en su texto curatorial: «Hacia principios de la década, artistas como Dowek plantearon la vigencia de la pintura como herramienta para adoptar una posición ética frente a la historia e interpelar a su tiempo.» En ese sentido, sus obras más allá de su valor artístico funcionan en la actualidad como documentos históricos, como testimonios visuales de un período específico.
La década del 70 en Argentina es un tiempo convulsionado, agitado, caracterizado por la violencia, el miedo y la presencia sucesiva de golpes de estado que interrumpen permanentemente la frágil democracia. En 1973 Perón es por tercera vez elegido presidente luego de una seguidilla de gobernantes de factos y ante su muerte, su mujer y vicepresidenta Estela Martínez de Perón (Isabelita) asume el rol de mandataria en medio de un clima político y social muy difícil. En 1976, un nuevo golpe de estado comandado por Jorge Rafael Videla, autoproclamado Proceso de reorganización nacional, interrumpe el gobierno y con él comienza la etapa más oscura, perversa y sangrienta de toda nuestra historia nacional. Comienzan años de persecuciones políticas, violaciones a los derechos humanos, desapariciones forzadas, crímenes de lesa humanidad, censura mediática y terrorismo de estado, en un clima económico neoliberal y un endeudamiento externo sin igual.
La muestra ofrece paisajes que revelan esos tiempos. A priori podrían pensarse como realistas. Sin embargo, la obra de Diana va mucho más allá. La metáfora es uno de los recursos más significativos en las realizaciones de la artista, que logra establecer una doble lectura en el recurso pictórico. «Los alambres están cortados, alguien logró huir. Los perseguidores se alejan y quedan atrás en la marcha. Una mujer corta camino a campo traviesa», describe Andrés Duprat, director del MNBA. Y es que esas obras, proponen la reflexión, generan interrogantes en los espectadores, conmueven e impactan por su fuerza técnica, compositiva y sobre todo, simbólica.
Una de las principales obras expuestas es «Lo que vendrá» un políptico de 1972 realizado en acrílico sobre tela y conformado por 9 paneles de 70 x 80 cm, que ha sido adquirida para formar parte de la colección del Museo Nacional de Bellas Artes. Allí, las multitudes toman las calles para ejercer su derecho a la protesta. Son siluetas en movimiento que parecen anticipar su destino: la desaparición forzada en manos de fuerzas represivas. También impacta la serie «Pinturas de la insurrección» en la que nuevamente la calle es protagonista y las escenas transcurren en las sendas peatonales donde el color se ausenta para dar lugar a ambientes desolados, fríos y a escala de grises.
Por su parte, la serie «Paisajes cotidianos» muestra la censura de la época a través de alambradas presentes en distintas situaciones de la vida, como un plato de comida, una muñeca, y hasta el bastidor de pintura en el que la artista crea sus obras. Asimismo, otras pinturas muestran los agujeros de esas rejas, los espacios de salida, las vías de escape ante esas prohibiciones. «Atrapado con salida» deja ver el hueco a través del cual alguien huyó al campo, a un campo desolado, en el que no hay rastros de vida humana. En este sentido, la obra «Paisaje con retrovisor» funciona de punto nodal entre la actualidad del momento, el pasado de violencia que queda atrás representado en el cuerpo que se expone caído en el campo tras las rejas rotas pero al mismo tiempo, que anticipa el futuro por llegar. La amenaza latente de quien no se comporta de la forma impuesta y las consecuencias de esas acciones. «Quien mira por el espejo retrovisor atisba un pasado inmediato: es historia y acechanza del presente a un mismo tiempo. Y si aquello que se visualiza es ofrecido en la forma de una amenaza siniestra – un cuerpo yaciente en la ruta, un automóvil en persecución -, el sentido que la escena construye invita a una reflexión dolorosa y urgente que admite una doble lectura», afirma Duprat.
La artista reactualiza el sentimiento de una época en el tiempo presente. Crea a través de cada obra, un gran documento visual de la década del 70 y establece un guiño con los espectadores, un guiño de memoria para atravesar la violencia, la censura, el miedo, el terror y les da la mano, los dirige hacia el hueco de salida en el que todo aquello forma parte de un pasado, un tiempo al que le gritamos nunca más.
La muestra Paisajes Insumisos de Diana Dowek estará abierta hasta el día 2 de junio en las salas 32 y 33 del primer piso del MNBA (Libertador 1473 – Caba) y podrá visitarse de Martes a viernes de 11 a 20 y sábados y domingos de 10 a 20, con entrada libre y gratuita.