Fundación OSDE con nuevo espacio y una exquisita muestra inaugural
Por Luciana García Belbey
Hasta el 21 de septiembre se presenta «Hipnosis. Pinturas 1974-2019», una abarcativa muestra antológica dedicada a Tulio de Sagastizábal, con curaduría de otro grande del arte pictórico Eduardo Stupía en el nuevo espacio de Fundación OSDE.
En una de las zonas más exclusivas de la ciudad de Buenos Aires, sobre una emblemática esquina en la intersección de las coquetas calles Arroyo y Esmeralda, se despliega el extraordinario nuevo Espacio de Arte de Fundación OSDE. Inaugurado el pasado 18 de julio con dos muestras «Hipnosis Pinturas 1974-2019» de Tulio de Sagastizábal y «Alineados. Alienados» de Mariano Molina. La ahora vecina de las más tradicionales galerías porteñas seguramente atraerá a un nuevo público y dinamizará la zona, dado que las exhibiciones se acompañarán con charlas, conferencias, talleres y actividades educativas. Y que se continúa con la línea de trabajo que su Curadora María Teresa Constantin viene desarrollando desde hace varios años, como lo hacía también en la anterior sede de la calle Suipacha.
A lo lejos se divisan ya las enormes vidrieras semicirculares que se extienden como un gran panorama por toda la fachada de la planta baja de un edificio de estilo racionalista. Las formas y matices que pueden percibirse a cierta distancia atraen hipnóticamente. Al ingresar quedamos inmersos en una explosión de colores, como si Tulio de Sagastizábal se hubiera tomado la tarea de trabajar con todas las gamas posibles, de todos los colores que existen, al menos, en el mundo de la pintura. «Hipnosis. Pinturas 1974-2019», es el acertado título de esta exhaustiva muestra ontológica dedicada a una figura clave del arte pictórico nacional, curador y formador de algunos de los más destacados artistas de la generación actual. Curada por otro grande de la pintura contemporánea, Eduardo Stupía, la muestra está divida orgánicamente en dos secciones, y aunque existe un recorte temporal específico en la selección de las obras, no hay una disposición cronológica en el espacio.
La primera parte está dedicada a sus trabajos abstractos y ligados a la geometría lírica. Ese lenguaje tan representativo del artista, y que religa dos de las principales tendencias abstractas, donde lo geométrico y lo expresivo se fusionan en una perfecta y armónica unión. En estos diseños geométricos de De Sagastizábal, está siempre presente lo gestual, la pincelada, la evidencia del trabajo consciente y meditado sobre la materia y los materiales. Luego de atravesar un pasillo que, a la vez, sirve de transición, se ingresa a una segunda sala en donde prevalecen trabajos figurativos, de los ochenta y los noventa, y que se exhiben al público por primera vez en muchos años. Se trata de fábulas con atmósfera intimista y clima de ensoñación habitadas por pequeños seres que pierden protagonismo frente a los enormes planos arquitectónicos que predominan esas telas. Al respecto el curador sostiene: “[…] se los percibe un tanto desolados en su desproporción humana, como si el propio De Zagastizábal ya los pintara con el síntoma, o la sospecha, de que están a punto de ser abandonados frente al avance fatal y definitivo de la lengua abstracta”[i]. En el centro de este espacio una vitrina con pequeños bocetos y dibujos nos devuelve elípticamente a las pinturas vistas en la primera parte de la muestra.
En la primera sala, a pesar de la compartimentación del espacio, el inteligente, dinámico y atractivo diseño expositivo permite ver de un pantallazo varios conjuntos de obras, que generan, a su vez, un repertorio visual total, como una gran composición coral, pero sin dejar de destacar cada obra individualmente. Asimismo, esta disposición espacial invita a espiar por varios intersticios y rincones e ir jugando perceptivamente a través de las formas metamorfoseantes y las vibrantes escalas cromáticas. Acompaña y enfatiza a los ritmos generados por las líneas zigzagueantes, las tramas y las formas geométricas en expansión de las obras, un juego rítmico dado por el montaje a distintas alturas de las pinturas en la pared. Una marca distintiva del ejercicio curatorial de Stupía y que se relaciona con la manera en que el propio de De Sagastizábal piensa que sus obras se aprecian mejor, de modo que puedan crear un clima, una atmósfera de interrelaciones. En toda esta sección de la muestra se crean juegos de continuidades y contrapuntos, sobre todo en las obras con grillas y dameros que parecen podrían extenderse y propagarse hasta el infinito.
«Hipnosis. Pinturas 1974-2019» permite conocer la labor artística desarrollada por más de cuatro décadas de este multipremiado pintor. Su más reciente galardón fue en el marco del Salón de Artes Plásticas “Manuel Belgrano”, en el que obtuvo el Primer Premio adquisición con el políptico «El secreto», 2018. Como en una sesión de hipnosis esta exhibición induce al espectador a entrar en un estado semejante al sueño, en un trance perceptual que nos conduce por un viaje de conocimiento de la inagotable creatividad de este creador.
Tulio de Sagastizábal
Hipnosis. Pinturas 1974-2019
Curaduría: Eduardo Stupía
Del 18.07 al 21.09.2019
Espacio de Arte Fundación OSDE
Arroyo 807, esquina Esmeralda
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
De lunes a sábados, 12 a 20 hrs.
[i] Eduardo Stupía; texto curatorial