Por Paola Calcerano

Sumergido en el contexto de la gran urbe, Arzuaga es atravesado por los estímulos visuales de las escenas cotidianas por las que circula en contraste con la impronta de un tiempo pasado transcurrido en la serenidad del universo rural.

Su actitud contemplativa frente al paisaje urbano, es terreno fértil para la construcción de su imaginario el cual es motor y causa de deseo para su producción pictórica.

La obra puede nombrarse como “satelital”, ya que en un intento por entablar un vínculo con la ciudad y con su iconografía éstas acabaron por apropiarse de la subjetividad del artista. En tal sentido, su proceso creativo recorre un circuito que va desde el mundo exterior hacia el mundo interior. Siendo éste su singular modo de comprender y elaborar aquello que le es ajeno, el efecto de extrañeza que le inspira la ciudad.

Con una estética minimalista, Arzuaga despliega su sensibilidad visual reduciendo los elementos pictóricos a lo esencial y a un profundo proceso de abstracción. Reduce las imágenes a un lenguaje simple, despojado, de formas y efectos intentando imponer el mínimo posible su subjetividad. De este modo logra un diálogo inter-imágenes que conviven sin conflicto, dado que cada imagen evoca a otra y se retroalimentan, instalándose una lógica del discurrir de las imágenes en armonía.

Del ángulo del espectador, su rol cobra relevancia toda vez que sería aquel que viene a completar la obra con su mirada. En efecto, el goce estético y escópico deviene al ser convocada su capacidad perceptiva al apelar al sentido de la vista y del tacto. Vehiculizado esto, por la destreza con que Arzuaga maneja y recrea la textura al experimentar con diversas técnicas, soportes y superficies que remiten al orden de lo novedoso.

En sus cuadros subyace un mecanismo obsesivo (que se torna lúdico), en el tratamiento de los límites. De modo que en el acabado de sus pinturas, quedan bordes duros en otras bordes difusos o simplemente queda una grilla; restos que permiten al artista ir bordeando el vacío siendo tan importante aquello que se ve como lo que no se ve.

Una última cuestión que deseo enunciar, en palabras de Fernando Pessoa (autor de referencia del artista): «Para crear me destruí, tanto me exterioricé que ya no existo sino fuera de mí» y es ésto lo que Arzuaga sugiere con su obra dilu-yéndose en sus imágenes.

Curaduría: Lic. Paola Calcerano
Laboratorio d´Arte (organizado por el LIA- Laboratorio di Idee Italia – Argentina)
Espacio de Arte Embajada de Italia- Sala Roma
Artista: Andrés Arzuaga

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