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27 abril, 2020

La obra delicada y siniestra de Burton

Por Mariana Gioiosa

La obra delicada y siniestra de Burton

«Convivo con lo terrible y con el miedo. Vivo en una casona terrorífica de La Boca. Cuando llega la noche y estoy sola en casa, con todos mis perros, antes de que el sueño me venza siento que entro en la tragedia», le confeso Mildred a un periodista durante una entrevista en 1998. Esta sensación que la perseguía se pudo vivenciar en la exhibición Mildred Burton: Fauna del país del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Como lo explica el curador de la muestra Marcos Krämer: «Su obra presenta deformaciones, mutaciones o alteraciones fantásticas. De lejos la obra es accesible, porque es realista, figurativa y se trata de un ser humano o un paisaje, pero al acercarse los detalle hacen que el sentido cambie por completo».

 

Hay una modificación en la narración, las imágenes se vuelve siniestras o perturbadoras. La muestra abarca cuatro décadas de trabajo y busca reunir “lo más intenso y variado de su producción”.

Con la ambientación ocurre lo mismo que con la obra, a la distancia se ve una cálida sala con un sillón, una lámpara de pié sobre una alfombra persa y un empapelado florido. Pero al entrar en la habitación se observa los pistilos de las flores que son remplazados por cuernos o figuras fálicas. «El ámbito doméstico no siempre es amable, agradable e ingenuo. Hay algo de salvaje, opuesto a la civilización», analizó Krämer.

Burton pone en contacto las formas humanas con las animales revelando el costado bestial que hay en las personas. Se interesa en captar ese momento liminal de la transformación. Por otro lado, inyecta vida fantástica en los ambientes cotidianos, para producir un extrañamiento dentro de la realidad más corriente.

 

 

En un costado de la muestra están las obras más amables o menos crueles como Cacatúa con Loros o Espera en Blue, en el primer caso se trata de un “autorretrato” en el que se fusiona su rostro con el de un plumífero, en el segundo, el cuerpo de una señora es remplazado por un taburete.

Separado por el empapelado rasgado se encuentran obras más tensas y poco simpáticas como Iguanaconda con Leo, la figura de la Gioconda que se fusiona con la de un anfibio o Invasión II, una fotografía blanco y negro sobre papel intervenida con pintura al agua y lápiz color. Se trata de una fotografía intervenida tomada en la casa del artista en la que sorprende la figura de un dragón. También causan un gran impacto dentro de este segmento aquellas imágenes que sugieren cuerpos torturados y arrojados al Río de la Plata.

Para crear sus obras Burton toma referencias variadas como el movimiento Arts & Crafts, el surrealismo de Max Ernst y René Magritte, y el realismo político de la pintura argentina de los años setenta y ochenta.

Pero sobre todo se inspira en la literatura fantástica y los cuentos infantiles. «Ella convivía con hechos fantásticos que parecen irreales, difíciles de constatar . Hacía de la ficción un modo de vida, se apropió de la literatura fantástica en su infancia», analiza Krämer. Y comparte una anécdota en la que la artista se excusó por llegar tarde a una muestra debido a que había atropellado un ciervo en plena ciudad.

Además resulta interesante que en sus trabajos incorporó la fauna local de Entre Ríos y personajes que la rodeaban cuando era niña.

 

 

Su intento de leer el contexto permanentemente la llevó en los 70 a formar parte del Grupo Posfiguración, junto a Alberto Heredia, Norberto Gómez y Diana Dowek, entre otros y colaborar con las Madres de Plaza de Mayo. En esos años, producía obras y las escondía, ya que se sentía amenazada por la represión de la dictadura militar.

Fuera de esa época su producción artística resulta inclasificable, pero suele funcionar muy bien en dialogo con obra de artistas jóvenes. Por ejemplo en los últimos años se pudo ver piezas suyas expuestas junto a las de Laura Códega en Fundación Klemm o Luciana Rondolini en Fundación Amalita. “Es muy fácil de ligarla al arte contemporáneo y difícil de ubicarla temporalmente. De hecho no se sabe fehacientemente cuál es su fecha de nacimiento, siempre se ha dicho que fue en el año 42 pero hay rastreos que ha hecho Victoria Verlichack en su ensayo publicado en 2019 en el que hay 4 fechas más: 23, 31, 36 o 41, comenta el curador.

Entre los años 80 y 90 junto a su amigo Federico Klemm realizaron performances “operísticas” en donde leían discursos irónicos y recreaban mitos antiguos. La casa del histriónico artista funcionó también como escenario de muchos de sus trabajos.

“Los pájaros de la noche
A orillas de este río, todos los pájaros que
vuelan, beben, se sientan en las ramas y
molestan como posesos con sus graznidos
demoníacos durante la siesta, todos esos pájaros alguna
vez fueron mujeres…”

Mariana Enriquez.

 

Mildred Burton en el Museo Moderno (Foto Guido Limardo)

 

Junto a la muestra se presentó a modo de catálogo un cuento ilustrado de Mariana Enriquez, un gran homenaje a la literatura popular infantil. El relato es sobre una nena que vive en Entre Ríos y que “casualmente” lleva un nombre parecido: Millie. Se realizó en base a las imágenes seleccionadas para la muestra y después hay un texto del curador que ahonda en los ejes conceptuales de la curaduría y el lugar que ocupa en la historia del arte argentino.