La lengua es un músculo, pero el lenguaje es un virus: vértigo verbal
Por María Evangelina Vázquez
Una verdadera montaña rusa y una fiesta con las palabras nos llevan a experimentar el humor desde un lugar lingüístico
Dramaturgia: Diego Carreño / Intérprete: Diego Carreño / Voces en Off: Nazareno Casero, Noelia Vittori y Diego Gentile / Diseño de arte: Analía Cristina Morales / Diseño sonoro: Marcelo Ceraolo (Bulsara Records) / Escenografía y vestuario: Analía Cristina Morales / Música original: Pablo Bronzini / Diseño De Iluminación: Víctor Chacón / Dirección: Leandro Aita.
La dramaturgia de la obra es una pieza fundamental que hace de instrumento clave para la comicidad y la actuación. Está basada en los posteos humorísticos realizados por el actor y director Gabriel Wolf (integrante del grupo “Los Macocos”) en Facebook desde el año 2014. La lengua es un músculo, pero el lenguaje es un virus (Síntesis de una hipótesis sobre la antítesis de una tesis) comenzó su primera temporada en 2022 o sea que ya va por la cuarta.
Estamos ante un unipersonal que nos hace cuestionarnos sobre la naturaleza del lenguaje. La frase “El lenguaje es un virus” proviene del escritor William Burroughs, quien posee un oscuro pasado. La pronunció en 1966 y es tomada por Esperanto, el protagonista, para discurrir de mil maneras y la adopta como su tesis para recibirse de filólogo u Hombre de Letras. El personaje de hecho ha pasado sus últimos 24 años escribiendo esta tesis y en la hora que resta deberá finalizarla. Está ubicado en una casa alejada sobre un cerro y proviene de una familia adinerada. Está rodeado de elementos anacrónicos como la máquina de escribir y un teléfono. Hay hojas, papeles, libros por todas partes. La escenografía de Analía Cristina Morales es un gran hallazgo.
Las figuras retóricas son el gran recurso de este guion. La comicidad, el humor en este caso provienen de los diferentes juegos que el personaje hace con el lenguaje. Se basa en la dubitación, la paradoja, la metáfora, las aseveraciones. En un momento actúa de un sacerdote que confunde palabras que tienen una forma o sonido parecido. Así, este sacerdote puede confundir la palabra monaguillo con solomillo, por ejemplo. La paronomasia, semejanza entre dos o más vocablos, se muestra en su máximo esplendor. Y no tiene desperdicio la parte en la que se refiere a esas expresiones que se ponen de moda como “soltar”, “remar en dulce de leche” o “es un montón”.
En síntesis, la actuación de Diego Carreño es descollante y con Leandro Aita (director y su compañero en el conjunto humorístico Hermanos Delay) conforman un excelente dúo que nos lleva de carcajada en carcajada, a través del lenguaje, ese virus que se propaga sin sentido invadiendo nuevos cuerpos.
Sábados a las 20:00 h
Teatro Chacarerean
Nicaragua 5565
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