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25 septiembre, 2012

El gran ejemplo de Zaragoza.

 

Una experiencia que mezcla arte, urbanismo, participación ciudadana y la utilización de materiales reciclados, permite recuperar para el uso público esos espacios abandonados o degradados de una ciudad, transformándolos en ámbitos propicios para el goce y el encuentro.

Por Gustavo Borda

 

A pesar de que, en la gran mayoría de las ciudades, existe una reglamentación que obliga a los propietarios de terrenos baldíos a mantenerlos en buen estado de conservación, salubridad, limpieza e higiene, bajo apercibimiento de ser severamente sancionados si así no lo hiciesen, lo cierto es que rara vez esto sucede, y gran parte de estos espacios suelen lucir abandonados a su suerte, con sus malezas y yuyos altos, y minados de focos de infecciones y enfermedades de todo tipo. Muchas veces utilizados como depósitos alternativos de basura y desperdicios, con todo lo que esto implica para el vecindario que los alberga, los terrenos baldíos suelen ser un gran problema para muchas ciudades, incluidala de Buenos Aires.

Algunas urbes, como es el caso de Zaragoza, España, han enfrentado el tema con la puesta en práctica de algunas experiencias creativas, que no solo les han permitido revertir la situación, sino que además, y como producto de ellas, han mejorado su entorno urbano y aumentado en cantidad y calidad su espacio público. Algo para nada despreciable, sobre todo si es a un bajo costo y acompañado de una suba del nivel de cohesión social y de participación ciudadana.

En las últimas semanas, ciudades como Madrid, Barcelona, e incluso otras de países como Italia, Holanda, Brasil y Argentina, se han mostrado muy interesadas en replicar el exitoso programa de regeneración de terrenos vacíos que lleva adelante la ciudad española de Zaragoza. Una iniciativa que, desde hace algunos años, le ha permitido a esta ciudad mejorar la calidad de su espacio público.

Por estos días, «Estonoesunsolar» —así, todo junto—, el programa que impulsa el Ayuntamiento zaragozano, es parte de la selecta lista iniciativas creativas candidatas a llevarse el premio City to City FAD Award 2012, que anualmente otorgan el Ayuntamiento de Barcelona y el Fomento de las Artes y del Diseño, en reconocimiento a aquellos procesos urbanos que hayan transformado la realidad de una ciudad.

La distinción se suma a la obtenida en mayo último, por los más de 30 proyectos que hasta el momento forman parte de esta iniciativa, los cuales fueron seleccionados como «best practices» por el comité del Green Social Festival de Boloña, Italia; por la transformación de espacios degradados en —entre otras cosas— espacios deportivos, de juego, huertos urbanos, o simplemente lugares de descanso. «Estonoesunsolar» es una iniciativa que comenzó siendo experimental, pero que, por pedido de los vecinos y las vecinas de la ciudad, terminó convirtiéndose en una política del gobierno de la ciudad.

Una de las virtudes más reconocidas de este programa es la de recuperar para el uso público espacios abandonados o degradados en la ciudad, en base a un «cóctel» que mezcla urbanismo, arte, participación ciudadana y reciclaje de objetos y materiales. «Estonoesunsolar» surgió como la prolongación de un programa de intervenciones artísticas llevado a cabo durante un festival de arte urbano realizado en la ciudad de Zaragoza, en 2006.

En este festival, proponía la utilización y el aprovechamiento de los espacios degradados o vacíos que se encontraban en el casco histórico de la ciudad, para su transformación en algo que a la ciudad le hacía falta: más espacios de encuentro. Para muchos, las intervenciones artísticas realizadas en aquel evento de arte urbano fueron como una invitación a repensar e imaginar posibles usos que podrían dárseles a esos espacios degradados o abandonados que teníala ciudad. Esto, con el correr de las horas, terminó derivando en una propuesta que sugería la utilización temporaria de estos espacios, para su puesta en valor a través de la arquitectura y el arte.

El programa «Estonoesunsolar» funciona de la siguiente forma: el Estado local se pone en contacto con el dueño del terreno (si es que lo tiene) y gestiona un permiso gratuito de uso del lugar por un plazo no inferior a los 12 meses para, una vez cumplido este paso, abrir el juego a la participación ciudadana.

Es en este momento cuando, a través del blog que tiene el proyecto o la utilización de redes sociales como Facebook , los vecinos y las vecinas son convocados a participar, tanto en la propuesta del programa como en su gestión. Cada solar o baldío recuperado es producto de un proceso de diálogo con la comunidad, la cual propone el uso que tendrá el lugar.

La participación de los vecinos y las vecinas ha sido fundamental para el éxito de esta iniciativa y de cada uno de sus proyectos, ya que fueron ellos los que corrigieron y enriquecieron cada acción, y aportaron los conocimientos que garantizaron su buena gestión y funcionamiento. Precisamente por esta característica del programa, a finales del año pasado, la red de ciudades Eurocities, en su conferencia anual, celebrada en la ciudad italiana de Génova, eligió a «Estonoesunsolar» en la categoría «actividades o prácticas que mejoran la calidad de vida de los ciudadanos», como mejor proyecto urbanístico en la categoría «Participación».

Según datos del propio ayuntamiento zaragozano, el metro cuadrado de intervención hecha en el marco del programa «Estonoesunsolar» tuvo un costo promedio de unos 20 euros: una décima parte de lo que habitualmente es destinado por el Estado local, para una superficie similar, en cada intervención del espacio urbano, que tiene un costo de entre 180 y 200 euros.

Dos de los cerebros de esta iniciativa son los arquitectos Ignacio Grávalos y Patricia Di Monte, quienes, antes de que el programa se pusiera en marcha oficialmente, realizaron una serie de estudios y propuestas que tenían como fin cambiarle la cara al casco histórico de la ciudad, haciendo especial hincapié en las enormes posibilidades que ofrecían para ello los baldíos y los edificios sin uso que allí se encontraban; en la mayoría de los casos, degradados o en situación casi de derrumbe.

Patricia Di Monte y Ignacio Grávalos son dos arquitectos cuya obra se ha caracterizado en los últimos tiempos por abarcar el arte, la arquitectura, el paisajismo, la arquitectura participativa, el urbanismo sostenible, la creatividad sostenible y ciudades creativas. Patricia Di Monte es veneciana y, además de directora del programa «Esto no es un solar», es miembro de la Comisión de Cultura de Zaragoza, titular del Programa de Intervenciones Artísticas «Los Vacíos cotidianos», y profesora de la Escuela Técnica y Superior de Arquitectura USJ, Zaragoza. Entre sus últimas obras, se encuentra la escuela infantil del Casco Histórico de Zaragoza, nominada al premio Children in Scotland’s Making Space Awards 2010.

Ignacio Grávalos Lacambra es catalán, y docente también de la Escuela Técnica y Superior de Arquitectura USJ, de Zaragoza.

«Para nosotros esta ha sido una experiencia muy enriquecedora, un reto personal, ya que no había antecedentes de experiencias similares, por lo que no teníamos donde mirar, ni a quién preguntar», dice Patricia Di Monte.

Todas las propuestas que forman y formaron parte del programa lo han hecho luego de un estudio urbano y socioeconómico previo, que ponía en evidencia las carencias de cada zona, los usos reclamados para esos espacios, y sus posibles destinarios. Así, muchos de estos espacios se fueron transformando en zonas de juegos infantiles, huertas urbanas, pequeños bosques, pistas deportivas, mesas de pimpón, parques o plazas, con estacionamiento para bicicletas.

Desde la puesta en marcha oficial del programa a la fecha, en total se han transformado cerca de 50.000 metros cuadrados que se encontraban en situación de deterioro en la ciudad, en espacios públicos. Uno de los logros del programa, además del alto nivel de participación ciudadana, es el cambio de percepción y uso que los vecinos hacen del lugar en el que habitan.

Tal vez, el dato negativo de esta iniciativa sea que hoy, a cinco años de haberse lanzado el programa, muchos de los espacios recuperados han vuelto a lucir un aspecto deteriorado, en parte por haber sido víctimas de actos vandálicos y de la inconducta de algunos vecinos, y en parte, también, como consecuencia de la crisis económica que vive toda Europa, que ha hecho que el Ayuntamiento de Zaragoza haya tomado la decisión de excluir al programa «Estonoeunsolar» de su presupuesto de gastos para 2012, por falta de fondos.

La rebaja o reducción presupuestaría también ha afectado a la ayuda social y las políticas de Juventud, Cultura y Participación ciudadana.

«Es cierto que la falta de presupuesto ha hecho que el programa se pare un poco, pero de todos modos nosotros actualmente estamos redactando unos proyectos de huertos urbanos que se automantienen y no necesitan de inversión del Ayuntamiento para su limpieza y mantención», dice Patricia Di Monte.

[showtime]

Además de los premios anteriormente mencionados, el programa «Esto no es un solar» ha sido primer premio Eurocities 2011 Awards Planning for People, primer premio Innovazione e Quality Urbana 2010 (IQU), 2¼ premio Saie Selection 10 Awards, tercer premio Smart Future Minds Awards, Architecture of Consequence NAI Rotterdam, y seleccionado como finalista en los premios Arquitectura Plus, FAD 2011, y con menciones enla XI Bienal ArquitecturaEspañola Arquitectura y Urbanismo BEAU, yla 6.º Bienal EuropeaPaisaje.