Contagio Profano, arte atrevido sobre los géneros
Por Laura Farías
Agustina Núñez nos invita a un concepto audaz y estético que atrae los géneros mujer y hombre y los fusiona como un todo. Un enfoque distinto que se plasma tan sólo en el dibujo y el color monocromático.
“Las líneas son claras y las formas se definen de acuerdo a la perspectiva de uno”, serían las palabras adecuadas en un intento de encuadrar la serie de obras “Contagio Profano” de la artista argentina Agustina Núñez, que recientemente expuso en la Ciudad de Buenos Aires.
Ella no es nueva en el campo de las artes. Lleva una trayectoria que la va definiendo y que se basa en el dibujo, en los materiales simples, en los trazos limitados, negros algunas veces –simplemente así-, y otros con colores, pero siempre sobre una base monocromática que invita al juego y a la forma, y es ahí donde los pensamientos empiezan a crear o recrear lo que se ve.
Con estudios cursados en dos universidades argentinas: la Universidad Nacional de las Artes (antes IUNA) y la Escuela Nacional Prilidiano Pueyrredón, que hoy pertenece a la mencionada anteriormente desde el año 1996, sus conocimientos se fueron desarrollando con otros maestros y talleres que la acompañan y acompañaron durante su trayectoria.
Definida en sus inicios como “muralista”, esta colección de cuadros que se denomina “Contagio Profano” es un apartado de su arte que se vuelve eterno: porque no se borra, no cambia y puede descansar en nuestros espacios personales. La muestra no apunta a lo clásico, a lo conservador, sino todo lo contrario, «son visiones y proyecciones de un mundo ideal. El deseo, sorpresa, miedo y desconcierto; potencia calidad, energía y misterio», como bien la detalla el artista Hernán Salamanco, en un prólogo que presenta estos trabajos de Núñez.
En forma exclusiva, Agustina Núñez, nos cuenta: «Estas obras devienen de un libro del filósofo italiano Giorgio Agamben, “Profanaciones”, que me ha interesado mucho y frases que han dado vuelta en mi cabeza de otros autores que hablan sobre la profanación de la idea de los sexos, de la idea y la totalidad. Esa oposición tan dura que se vive en estos tiempos sobre el sexo, la vida… Como que todo es blanco y negro, macho y hembra, mujer, hombre; retratarlo en un mismo cuadro, me pareció muy significativo. Por eso la profanación, porque realmente creo que todos somos un poco de todo, positivos, negativos al mismo tiempo. Creo más en eso que en la polarización».
Agustina Núñez no se enmarca en una corriente, no lo siente así. «Son años de búsqueda personal y estudio el dibujo concretamente. Eso siempre ha sido un placer para mí, una obsesión: el dibujo y la línea. Dejo que me lleven a la síntesis de la síntesis y a los límites. Ese todo, abocado al dibujo. Esa línea me recorre desde siempre y aparece en los cuadros, es la misma línea de dibujo, pero algunas veces engrosada.
En esta serie “Contagio Profano”, hay una idea, un concepto de lo fálico que visiblemente se puede ver, pero tiene un despojo de lo erótico, de lo sexual. La perspectiva es una mirada de la concepción de la materialidad, de la línea, de la pureza, absolutamente despojada de erotismo».
Las obras de Núñez son para quien se atreve a una imagen más fuerte, más dura. No es lo clásico, es otra cosa, otra imagen que escapa a lo uniforme, es integrar lo distinto, cargada de lo fálico, de lo erótico, si se piensa así, pero en una forma agradable y en calidad de técnica.
Hay que destacar también el juego de un solo color al que nos invita. «Si trabajo mucho lo monocromático, es parte de mis intereses. Trabajar desde la austeridad en general: en el color, en los elementos, en la línea, en el papel o la tela, siempre. Uno de los artistas que me inspiran es David Hockney, a quien admiro muchísimo porque enseña los límites positivos. Cuando está todo dado, todo permitido, puede generar mucha vulnerabilidad, angustia en el momento de hacer, pero los límites positivos son los límites que nos autoimponemos los artistas cuando decidimos el enfoque, sino el “todo” puede ser abrumador. Es por eso que yo decido trabajar las líneas con poco color y pocos recursos y es en esa búsqueda en la que me muevo».
Acrílico, negro, papel y tela encierran esta muestra lúdica que además tiene “cianotipos”. Cuadros en azul, con la técnica fotográfica iniciada a mediados del 1800, hechos con una emulsión química que da un azul cian. Lo monocromático también está allí.
Agustina Núñez también nos cuenta que sus dibujos, en otras oportunidades y como nombramos antes, fueron trabajados en algún momento a gran escala durante su trayectoria. «He realizado murales, dibujos de hasta seis metros a mano, con acrílico, sólo que pensados para un mural. Los he realizado también en cerámicos o en madera. Todo parte del dibujo y luego la técnica».
Trabajó mucho en San Pablo, Brasil, aún viviendo en Buenos Aires, Argentina, con el arquitecto Arthur Casas, quien la invito a pintar murales en casas particulares e incluso tiene un mural de ella en su propia morada; también con el galerista Eduardo Leme y luego con varias galerías, en general presentando murales. «En Argentina, el mural se hace bastante menos, sin embargo mis obras estuvieron en el Museo de Arte Contemporáneo Rosario, en Recoleta y otros espacios públicos como el Centro Cultural Borges. Sin embargo he pintado más murales en el exterior, en Houston, Estados Unidos; en Cádiz, España. El argentino es más clásico y si bien la tendencia en gustos está cambiando de manera importante, no deja de ver el mural como una instalación algunas veces. El cuadro queda de generación en generación y el mural es visto como algo que puede estar hoy y mañana no. Hay algo de eso, aunque reitero, ese enfoque ya no es tan profundo».
“Contagio Profano” es una serie de cuadros de Agustina Núñez creada para quedarse y no solo como obras o arte, sino también como un enfoque distinto y atrevido. Sus cuadros atraen e invitan a pensar.