«Pienso la curaduría como parte de mi obra»
Por Luciana García Belbey
Entrevista a Pía Persia.
Pía Persia es una artista visual argentina, de espíritu nómade y aventurero, siempre está en la búsqueda de nuevos desafíos. Cuenta con una amplia trayectoria dentro de la pintura, la escultura y el arte textil contemporáneo, disciplina por la que obtuvo prestigiosos reconocimientos. Dentro de su producción escultórica destacan sus proyectos «site specific» ligados a grandes emprendimientos arquitectónicos. Esta práctica la llevó a trabajar en desarrollos artísticos de gran envergadura para importantes empresas, centros comerciales, aeropuertos y hoteles. Con el tiempo se encontró realizando proyectos integrales de interiorismo, trabajando codo a codo con renombrados estudios de diseño y arquitectura.
Su más reciente intervención artística fue para el Hotel Raíces Aconcagua de la ciudad de Mendoza, donde fue convocada a realizar la definición integral de la línea estética, la refuncionalización y la puesta en valor del edificio, una verdadera joya de la arquitectura brutalista, única en la ciudad. Pero en esta oportunidad su desempeño no terminó allí, desde la reapertura del hotel es la encargada de la programación y la curaduría general de San Lorenzo, Espacio Urbano. Un centro cultural contemporáneo, ubicado en la planta baja del edificio y abierto a todo público. Un nuevo rol, que la propia artista piensa como una extensión de su propia praxis artística.
A medida que avanzaba la investigación sobre el espacio, la artista, tomó real dimensión del importante rol cultural que tuvo el hotel desde sus inicios. Construido para el mundial ’78, también fue escenario de una serie de eventos entorno a la vuelta a la democracia. Allí funcionó una galería de arte, una radio y un club literario. También fue noticia por haber sido el lugar donde Charly García se arrojó a la piscina desde el piso nueve. El haber sido el epicentro de la historia social y cultural reciente de la ciudad fue uno de los ejes sobre los cuales Persia se basó para diseñar todo el proyecto cultural, y se dio a la tarea de rescatar la historia y el capital simbólico de este emblemático lugar. Por lo que uno de sus principales objetivos es retomar el patrimonio y ponerlo en diálogo con el presente.
Pía, en tu producción artística trabajas con una amplia gama de materiales y técnicas: ¿cómo definirías tu proceso creativo?
En principio creo que se define por entrar en diálogo con los sistemas simbólicos que se despegan de la materia y del espacio. Siempre intento reconstruir la historia que da origen a esas sustancias, por ejemplo, cuando agarro un papel, inmediatamente pienso en la historia del papel, y en el árbol que brindó la materia para hacer ese papel. Después pienso en el sentido del papel como lugar en donde se va a plasmar el pensamiento humano y la necesidad de registro. En todo ese proceso hay un desapego sobre los preconceptos. Trabajo desde lo lúdico, no opero tratando de lograr algo, es la curiosidad la que me lleva a explorar buscando lo que está detrás de las cosas. Así van surgiendo la práctica adecuada, las mecánicas y los modos para trabajar sobre esos materiales y las ideas que surgen de ellos.
¿Cuáles son los ejes temáticos y conceptuales, o las principales preocupaciones que atraviesan tu producción?
Me interesan mucho las formas del universo vegetal y el entramado que sostiene lo viviente. Desde estas lógicas, me resulta más amable abordar lo humano, que en definitiva es lo que anima mi práctica como artista. En casi todo lo que encaro, la motivación pasa por comprender ciertas empatías de cosas que en principio parecen divergentes o confusas, pero que, en algún punto se encuentran y adquieren un orden. En mis procesos hay un punto inicial que es encontrar la punta del ovillo, desamarlo, y reconfigurar algo nuevo, formar una red para que sostenga otra cosa.
Desde inicios de 2019 estás a cargo de la curaduría general de San Lorenzo Espacio Urbano, ¿cómo nace este proyecto?
En 2017 fui convocada por la directora del hotel para refuncionalizarlo y requería la decoración integral de todos los espacios. Viajo a conocer el lugar para generar mi propuesta conceptual y la línea estética. Cuando vuelvo a Buenos Aires pienso seriamente que en realidad no hay que hacerle nada nuevo, sino que se debía restaurar y rescatar su impronta original, ya que en ese espacio sucedieron hechos históricos importantes. En un momento del proceso de rediseño, se plantea que el lobby y los espacios de funcionamiento básico del hotel se retiren al primer piso, liberando toda la planta baja, en ese marco surge la idea del espacio cultural. Ahí entonces propongo restaurar y refuncionalizar no solo su estructura edilicia sino también su capital simbólico.
¿Qué objetivos te planteaste para llevar adelante la gestión cultual de este nuevo espacio?
Parándonos en la historia del hotel, decidimos abrir un espacio cultural pensado para los mendocinos, y no sólo para los turistas, que funcione como una especie de ágora. Despegarnos del típico modelo de espacio de exhibición de obras dentro de un hotel, nos permitió pensar un espacio cultural en términos contemporáneos, que entiende la cultura de modo amplio. En este sentido, diseñamos un programa que conectara momentos relevantes que sucedieron en el hotel, para reactivar la memoria y generar diálogos con el presente. Uno de los puntapiés fue tomar la colección del hotel integrada por obras de arte, piezas de diseño y de artesanías, por lo que generamos un espacio específico para estas producciones artesanales. También desarrollamos una galería dedicada al manejo del agua, cuestión absolutamente inherente a la identidad mendocina, que denominamos «La cultura del oasis». Otro elemento que fuimos reconociendo en la indagación histórica, como tópico interesante del cual partir, es la importante relación que siempre ha tenido la prensa con el hotel. Por ello decimos hacer un ciclo dedicado al fotoperiodismo, lo que nos permitía hacer ese recorrido por la historia reciente del lugar, y a la vez programar las actividades y las muestras estratégicamente para estar en el centro de la producción de nuevas noticias.
¿Qué proyectos y muestras se llevaron adelante en este primer año?
Comenzamos con una muestra retrospectiva de Carlos Ércoli, artista mendocino cuya obra es parte de la colección del hotel, titulada «Con la complicidad de una imagen». Después hicimos la muestra «Balsa Huarpe. Navegantes del Secano», en la que se exhibió la última balsa huarpe construida en 2018, junto al registro fotográfico del proceso de construcción, que implicaba a la vez la transferencia de conocimiento de una práctica ancestral que estaba en el olvido. Esta sociedad había atravesado un trauma medioambiental, por el cual las lagunas y los oasis naturales del desierto mendocino se habían secado, por lo que los pobladores de esa comunidad ya no contaron ni con los medios necesarios para la subsistencia, ni con el recurso del junco que utilizaban para la realización de la balsa. Entonces, la empresa financió ese curso en donde el último poblador huarpe que aún conservaba ese conocimiento lo trasmitió otros miembros de la comunidad. Luego encaramos un ciclo de fotoperiodismo, que incluyó tres muestras: la primera sobre el Mundial ’78, lo que nos permitió dar cuenta del origen del edificio; la segunda sobre la vuelta de la democracia, y ahora en febrero, inauguramos «El ciclismo en Mendoza: Gestas y Héroes», en la que nos plantamos en el universo de dos actores fundamentales, Santiago Pizarro, que es un fotógrafo que tiene 80 años y Ernesto Contreras que es uno de los ciclistas más importantes del país. Ambos tienen una gran historia de vida para contar, y lamentablemente están al borde del olvido. No hay ninguna institución que colecte los archivos y los trofeos de estos dos grandes. Poner en sala estos elementos es una manera de restablecer el capital simbólico del ciclismo de cuyo, que aquí tiene una gran importancia.
¿Cómo pensás esta nueva faceta de tu carrera ligada a la curaduría y la gestión?
Los transito de la misma manera que transito la obra, estoy entregada de la misma manera que me entrego a una pintura, a una obra textil, o una escultura, en diálogo con lo sucede. Operando con los mecanismos y las técnicas que cada situación me requiere. Manejo de un modo intuitivo el rol curatorial, porque no estoy formada como curadora de un modo formal. Pero sí tengo una cierta práctica previa que me sirve de base para actuar, ya que desde donde yo me paro para hacer obra tiene que ver con facilitar y reactivar diálogos entre sustancias, materiales, espacios, y sistemas simbólicos. De todas maneras en un rol curatorial tomo una distancia mayor y adopto una mirada mucho más estratégica para poder establecer un discurso. Desde ya, hay objetivos, hay intencionalidades, pero siempre me dejo atravesar por la experiencia.
Fiel a su espíritu inquieto, Persia ya se encuentra trabajando en el próximo eje curatorial de muestras y actividades —que inicia en junio— para San Lorenzo. Espacio Urbano, con el agua como hilo conductor. «Las cuatro estaciones del agua», brindará la posibilidad de reflexionar sobre este recurso natural escaso, y, a la vez, esencial para la vida y el desarrollo humano. En paralelo, está realizando obras para nuevos proyectos «site specific» para la ciudad de Misiones, entre otros.
El ciclismo en Mendoza: Gestas y Héroes
San Lorenzo. Espacio Urbano
San Lorenzo 545, Ciudad de Mendoza
Fotografía de Portada: Mural Histórico del lobby del Hotel Aconcagua (1978). Autor: Nicolas Vlavianos. Recuperado y emplazado actualmente en acceso a San Lorenzo Espacio Urbano (2018). Dirección técnica de restauración Pía Persia. [Fotografía gentileza de San Lorenzo Espacio Urbano].